La verdad oficialista

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ELIDES J. ROJAS L. |  EL UNIVERSAL
miércoles 28 de enero de 2015  12:00 AM
No se trata de contrastar con la realidad, con las colas, con los precios, con las peleas por un pollo o un kilo de harina. No eso es manipulación y contrarrevolucionario. Tampoco se trata de irritar al gobierno diciendo las cosas que no le gusta que le digan. No. Para nada. Este gobierno necesita calma para poder tratar de emparejar en estos días en que el invento de la guerra económica parece que se la están ganando de calle. No obstante, no hagamos caso a la realidad, no sigamos mirando donde no tenemos que mirar. No sigamos escuchando en la calle cosas que no nos interesan. ¿Para qué nos vamos a meter en eso?
Las cosas que vemos y escuchamos no son reales. Son inventos producto de algún tipo de droga que en forma de nube se posó sobre Venezuela. Todo el mundo ve cosas raras. Ve indigentes, atracos, muertos en plena calle. Observa cómo los motorizados mandan más que la autoridad y hasta atracan a punta de pistola en plena calle. Todo el mundo ve cómo hay que caerse a trompadas para poder llevar un mísero kilo de leche para los más chiquitos. También observa a los bachaqueros en acción, una clase de delincuente que trabaja a la vista de policías, Guardia Nacional, vigilantes de supermercados. No hay manera de detenerlos. Es una mafia que compra barato y vende caro en pleno Socialismo del Siglo XXI. Inadmisible esa agresión a una ideología tan pura que de tan pura, y según los propagandistas del gobierno, era la que guiaba los principios y acciones de Bolívar y de Jesús. Nada más. El Bachaquero, un criminal que actúa sin que la autoridad pueda hacer nada es el síntoma más claro, entre muchos otros, de que Venezuela está en caos y nadando en anomia desde hace rato. Una autoridad que solo funciona para encarcelar y amenazar. Pero eso es otro espejismo. Eso en realidad no ocurre. Es culpa de la nube de droga que pone a todos el mundo a ver cosas que en realidad no están ocurriendo.
¿Qué ocurre en realidad? Pues lo que diga el gobierno. ¿Quién quiere molestar a una cúpula que trabaja tan bien y tan en serio que justamente en este momento Venezuela es el país que, como dijo Giordani en medio de esa nube, se está quitando a los inversionistas a sombrerazos? Es la verdad. La verdad del gobierno. La que vale. Por eso no hay colas de gente desesperada por comprar su comida. No lo que hay es gente con mucha plata, con mucho poder adquisitivo y mucho hijo de papá coleado ahí. Por eso los jóvenes y profesionales medios no están huyendo del país. Al contrario, se pelean las grandísimas oportunidades que otorga el país con la economía de mayor crecimiento en el mundo. No hay crisis económica. Lo que hay es una guerra económica promovida por el imperio. El sistema eléctrico es tan suficiente para las necesidades del país que hay que apagarlo por horas para equilibrar demanda y oferta. O es sabotaje. O es una lora o un cachicamo. No importa. Esa es la verdad.
Si la verdad es una sola y si esa verdad es la del gobierno ¿para qué molestarse en buscar otras verdades que a la postre resultarán siendo mentiras?
Tan es así que hasta este artículo es mentira.
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