Uno de los aspectos claves para
comprender el proceso político venezolano, después de la creación del Ejército
Nacional por Juan Vicente Gómez, es paradójicamente uno de los menos
estudiados, se trata de la abusiva intervención de los militares en política.
Múltiples son las razones por las cuales el sector civil venezolano no ha
tenido entre sus prioridades la atención sobre los militares. Entre otras,
todavía pesa en la cultura política el tabú sobre los temas militares.
Tradicionalmente se ha
considerado peligroso opinar políticamente sobre los problemas militares
venezolanos, en donde el investigador corre riesgos en su vida personal y
familiar, pero también ha habido mucho servilismo, adulancia y temor
reverencial, sumado a una cierta visión política maniqueísta y conspirativa
sobre el mundo militar, a lo cual hay que agregar el clientelismo militar en
donde se paga muy caro la lealtad partidista con cierto tipo de privilegios,
autonomías, independencias, inmunidades, prebendas materiales, ascensos y
beneficios de todo tipo, que no tiene el resto de la sociedad, especialmente
los más altos mandos militares, aunque algunos de los mandos militares medios
tampoco se quedan muy atrás.
Actualmente los méritos
profesionales no tienen ninguna importancia para ascender en la jerarquía
militar, ahora lo que se toma en cuenta para ser General es la lealtad al
chavismo y al PSUV. Los militares institucionalistas, aunque tengan méritos
suficientes, no ascienden, tienen que "pedir la baja".
En Venezuela los méritos, la
excelencia y el profesionalismo están totalmente desacreditados, pero la
carrera militar es probablemente una de las profesiones con mayor desprestigio.
Los militares cuando ocupan
cargos en la administración pública se visten de civil, les da vergüenza vestir
el uniforme militar. El clientelismo, la partidización y la falta de
profesionalismo son de tal magnitud que hoy los militares venezolanos no
representan ninguna amenaza, no están en capacidad, afortunadamente, de dar un
golpe de Estado.
Los militares venezolanos han
venido quedando sólo para reprimir la protesta popular y violar los derechos
humanos de los ciudadanos, especialmente un sectorcito profundamente corrompido
de la Guardia Nacional conjuntamente con otros servicios policiales. Las
Fuerzas Armadas venezolanas hoy, como nunca antes, tienen abandonadas las
fronteras y sus funciones naturales de seguridad y defensa militar de la
soberanía nacional.
En Venezuela la degradación
profesional es tan profunda, entre ellas la militar, que el Consejo Nacional de
Universidades, CNU, violando la autonomía académica, por razones clientelares y
populistas cometió la irresponsabilidad de eliminar las pruebas de admisión en
todas las universidades públicas; esperamos entonces que en la Universidad
Militar y en las academias, escuelas e institutos, etc., de formación militar
de Oficiales también pueda ingresar cualquiera aunque no tenga aptitudes,
capacidad y vocación.
Vía Tal Cual
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