Manuel Malaver
Pasé la tarde del martes, y la mañana del miércoles, en la presentación del documento “Programa Estratégico para el Arranque Económico” y, decididamente, se trata de una de las iniciativas más brillantes, oportunas y posibles nacidas al rescoldo de la Venezuela que emergió el 6D y se dirige a recuperar la democracia, el bienestar y el Estado de Derecho.
Al frente del “Arranque” están “Vente Venezuela” y su Coordinadora Nacional, María Corina Machado, que, con profesionalismo y coraje sin par, han realizado el primer esfuerzo que conozco para ir desenmarañando el horror que ha destruido a Venezuela hasta dejarla, literalmente, devastada.
“El Programa…” consta de tres subprogramas que, muy brevemente, podrían resumirse así: a) La racionalización del Presupuesto Nacional b) La reestructuración de los costos de PDVSA c) La recuperación de fondos robados a la nación.
Quiero referirme al último, por ser el más controversial y que tiende a despacharse con la objeción de que se trata de un cohecho ejecutado con extrema sofisticación y, por tanto, difícil –sino imposible- de detectar, contabilizar, denunciar y comprobar.
“Nada de eso” objeta María Corina “aquí tenemos identificados 845.191 millones de dólares de los fondos robados, entre montos asignados irregularmente por Cadivi, por el Cencoex, recursos destinados a contrataciones de PDVSA y del Estado”
“Pues bien” continúa “de esos casi 900 mil millones de dólares robados, el “Plan de Rescate” se propone la recuperación de hasta 55 mil millones, de los cuales 18 mil ya se han detectado y localizado”.
Se entre corta la respiración al enfrentar las cifras astronómicas del expolio y las preguntas se dirigen todas a las fórmulas y mecanismos que se implementarían para que el país recupere aunque sea parte de lo robado.
Machado no duda: “La ubicación de los fondos se realizó a través de acuerdos con iniciativas internacionales como el “Programa Star” del Banco Mundial, un programa del BCE, el Arín de Asia y el Fincen estadounidense”.
Y su eficacia ha sido probada rescatando dinero robado por los dictadores de Irak, Libia, Nigeria y Burkina-Faso.
“¿Y habrá castigo para los ladrones?” “También habrá”
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