Wednesday, September 21, 2011

El monarca criollo

En: http://www.eluniversal.com/2011/09/21/el-monarca-criollo.shtml

MIGUEL E. WEIL DI MIELE |  EL UNIVERSAL
miércoles 21 de septiembre de 2011  09:13 AM
En las monarquías parlamentarias, existe algo que debería ser extraño para nuestra costumbre republicana: la irresponsabilidad del rey. Su majestad no responderá por ninguno de sus actos, ni civil, ni penal, ni políticamente. La solución del sistema parlamentario para la irresponsabilidad real es el refrendo. Todas las actuaciones del rey son refrendadas por alguna persona, quien asume la responsabilidad por las actuaciones del monarca. De allí que se diga "donde está la responsabilidad está el poder". Podría ser un primer ministro, un presidente de gobierno, o algún ministro, según el orden jurídico de esos países.

Es ya una cosa común en estos días de achaque presidencial, ver a algún devoto perteneciente al Consejo de Ministros -que tiene mucho de ministros y poco de consejo- haciendo las veces del papá de los helados. Así, un día declara Nicolás Maduro, el otro Jaua, rara vez Ramírez y con un poco más de frecuencia El Aisami. También sale un viejito economista en la Asamblea Nacional echando chispas furibundas, insultando con géneros literarios de Ramón del Valle-Inclán. Son los defensores frenéticos del proceso y del comandante.

La actitud ministerial, si bien ha aumentado en estos días de ausencia del camarada number one, ha sido parte esencial de la parafernalia del proceso siempre, en la que ellos se convierten en receptores de las críticas, apareciendo como responsables (al menos políticamente) por las ineficiencias educativas y hospitalarias, por la corrupción, por los regalos a otros países, por la inseguridad, por los racionamientos eléctricos y pare usted de contar, liberando de responsabilidades al único y verdadero revolucionario. Salve al rey.

Trascendiendo la discusión sobre la legitimación de los monarcas y el coste que implican para el erario público, lo que vale la pena destacar es que en una monarquía parlamentaria incluso el rey está sometido a la constitución. La irresponsabilidad no quiere decir que haga lo que le venga en gana. En realidad todos aquellos actos por los que sería responsable son actos que fueron engendrados dentro del parlamentarismo democrático. Así, no puede el rey plantarse en una plaza a expropiar edificios, ni desconocer sentencias de cortes internacionales.

El arroz con mango en el sistema bolivariano ha permitido la efervescencia de una irresponsabilidad generalizada. Los tribunales sin independencia se han encargado de sustraer a cualquier funcionario del gobierno de las condenas legales que podrían merecer y los ministros se han encargado de absorber toda la responsabilidad política, quedando entonces por allá, entre La Habana y Miraflores, un tipo que todo manda pero que por nada responde. Un Luis XIV caribeño, también bailarín, pero de las armonías de Ska-P en vez de las de Lully.

En el proceso electoral próximo, será de vital importancia generar una vinculación verdadera entre los problemas que padecemos y las actuaciones del monarca criollo. No se trata de "chavetizar" el discurso, sino de generar la suficiente consciencia popular sobre la verdadera culpabilidad por el mal andar de las cosas, no sólo atribuible a los miembros de la cohorte panegirista. Pero lo más importante será la demostración de compromiso verdadero con la asunción de responsabilidades pasadas y futuras por aquellos que pretenden sentarse en Miraflores. Demostrar que no serán más de lo mismo. Aunque el miraflorino no tenga trono, ni reina, ni nadie que lo comprenda, lo que hay que evitar es que siga siendo el rey.

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