ANDRÉS HARATZ | EL UNIVERSAL
miércoles 14 de septiembre de 2011 03:20 PM
Estamos en el siglo XXI y veo un planeta "estresado" y me pregunto ¿cómo llegamos aquí?, ¿qué mundo habitarán mis hijos?, ¿deberán embarcar la nave espacial de Wall-e?, ¿qué rol deben jugar las nuevas generaciones?
En su libro titulado y traducido al español Caliente, Plano y Poblado, Thomas L. Friedman explica cómo Estados Unidos y el mundo llegaron a este punto y lo atribuye a un período de exceso y falta de enfoque de la generación "baby boomer" que tocó fondo durante el período comprendido entre 1989 y 2001.
Dicho período arranca con la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, anunciando el desplome del bloque soviético, que fuera el principal competidor de Estados Unidos en ese momento. Eso trajo a las primeras de cambio mucha prosperidad, innovación y desarrollo. Sin embargo, poco a poco pasó a predominar la falta de enfoque, el exceso como cultura de vida y la falta de visión a largo plazo, hasta agravarse la situación con el ataque a las torres gemelas en Nueva York, que fue el detonante de la gran cruzada que hoy se vive en el Medio Oriente.
La generación "baby boomer" se degradó para convertirse en la "generación de saltamontes", aquella que recibió de mis abuelos, un hombre en la Luna en 1969 con la llegada del Apolo 11, un mundo libre del nazismo y comunismo y un mundo más justo e igualitario en cuanto a derechos civiles se refiere, en definitiva, un mundo de oportunidades. Una generación que saboreó el éxito y la prosperidad a cambio de muy poco sacrificio y que en muy poco tiempo ha devorado al planeta, dejándole a las próximas generaciones un gran déficit económico, social, cultural, ambiental e inmerso en una crisis de valores sin precedentes, privatizando las ganancias y socializando las pérdidas de sus acciones.
En ese sentido, uno de los grandes desafíos que tenemos es el de aprender a comportarnos y vivir con criterios de sustentabilidad. Como dice Thomas L. Friedman, "lo que fue la lucha por la libertad para la generación de nuestros padres, es la lucha por la sustentabilidad para la Re-Generación" porque "la próxima generación no vivirá libre, no tendrá la libertad de alcanzar sus sueños económicos o disfrutar todo aquello que la naturaleza pueda ofrecer, si nuestro acercamiento al mundo financiero y natural no tiene fundamentos en el valor de la sustentabilidad". Pero, ¿qué significa vivir de forma sustentable?
Una actividad es ecológicamente sustentable cuando protege o regenera el medio ambiente en lugar de degradarlo, como por ejemplo: empleando el reciclaje y la energía renovable. Igualmente podemos decir que el mercado es financieramente sustentable cuando impulsa o realiza prácticas que promuevan a largo plazo el crecimiento económico, de compañías y de fuerza laboral. Es decir, todo lo contrario a las acciones que aceleraron la crisis de los créditos hipotecarios en Estados Unidos, que los otorgaban indiscriminadamente para acelerar un crecimiento económico -vacío- a costa de todo, menospreciando los riesgos y consecuencias de tales acciones; y para lograr todo lo anterior, debemos sentir y modelar valores como: transparencia, integridad, honestidad y corresponsabilidad.
Este es uno de los retos que tenemos y un compromiso ineludible con las futuras generaciones, que no tienen porqué pagar el comportamiento egoísta e irresponsable de los que vivimos en este mundo, dejándoles como única alternativa la nave espacial de Wall-e.
En su libro titulado y traducido al español Caliente, Plano y Poblado, Thomas L. Friedman explica cómo Estados Unidos y el mundo llegaron a este punto y lo atribuye a un período de exceso y falta de enfoque de la generación "baby boomer" que tocó fondo durante el período comprendido entre 1989 y 2001.
Dicho período arranca con la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, anunciando el desplome del bloque soviético, que fuera el principal competidor de Estados Unidos en ese momento. Eso trajo a las primeras de cambio mucha prosperidad, innovación y desarrollo. Sin embargo, poco a poco pasó a predominar la falta de enfoque, el exceso como cultura de vida y la falta de visión a largo plazo, hasta agravarse la situación con el ataque a las torres gemelas en Nueva York, que fue el detonante de la gran cruzada que hoy se vive en el Medio Oriente.
La generación "baby boomer" se degradó para convertirse en la "generación de saltamontes", aquella que recibió de mis abuelos, un hombre en la Luna en 1969 con la llegada del Apolo 11, un mundo libre del nazismo y comunismo y un mundo más justo e igualitario en cuanto a derechos civiles se refiere, en definitiva, un mundo de oportunidades. Una generación que saboreó el éxito y la prosperidad a cambio de muy poco sacrificio y que en muy poco tiempo ha devorado al planeta, dejándole a las próximas generaciones un gran déficit económico, social, cultural, ambiental e inmerso en una crisis de valores sin precedentes, privatizando las ganancias y socializando las pérdidas de sus acciones.
En ese sentido, uno de los grandes desafíos que tenemos es el de aprender a comportarnos y vivir con criterios de sustentabilidad. Como dice Thomas L. Friedman, "lo que fue la lucha por la libertad para la generación de nuestros padres, es la lucha por la sustentabilidad para la Re-Generación" porque "la próxima generación no vivirá libre, no tendrá la libertad de alcanzar sus sueños económicos o disfrutar todo aquello que la naturaleza pueda ofrecer, si nuestro acercamiento al mundo financiero y natural no tiene fundamentos en el valor de la sustentabilidad". Pero, ¿qué significa vivir de forma sustentable?
Una actividad es ecológicamente sustentable cuando protege o regenera el medio ambiente en lugar de degradarlo, como por ejemplo: empleando el reciclaje y la energía renovable. Igualmente podemos decir que el mercado es financieramente sustentable cuando impulsa o realiza prácticas que promuevan a largo plazo el crecimiento económico, de compañías y de fuerza laboral. Es decir, todo lo contrario a las acciones que aceleraron la crisis de los créditos hipotecarios en Estados Unidos, que los otorgaban indiscriminadamente para acelerar un crecimiento económico -vacío- a costa de todo, menospreciando los riesgos y consecuencias de tales acciones; y para lograr todo lo anterior, debemos sentir y modelar valores como: transparencia, integridad, honestidad y corresponsabilidad.
Este es uno de los retos que tenemos y un compromiso ineludible con las futuras generaciones, que no tienen porqué pagar el comportamiento egoísta e irresponsable de los que vivimos en este mundo, dejándoles como única alternativa la nave espacial de Wall-e.
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