Wednesday, September 28, 2011

Palestina

En: http://www.eluniversal.com/opinion/110928/palestina

ADOLFO R. TAYLHARDAT |  EL UNIVERSAL
miércoles 28 de septiembre de 2011  03:40 PM
Durante varios años me correspondió representar a Venezuela en la entonces Comisión de Política Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Uno de los temas más candentes que tenía asignada era el relacionado con la situación de los 750.000 refugiados palestinos desplazados hacia los países vecinos, particularmente Jordania, a raíz de la consolidación de Israel como país independiente creado en 1948 por las Naciones Unidas. La decisión de la Organización consistió concretamente en dividir el territorio de Palestina en dos pedazos y la creación de un Estado judío y otro árabe con la ciudad de Jerusalén sometida a un status internacional.

Los palestinos optaron por no crear su Estado como una forma de mantener vivo el problema y continuar su lucha por expulsar a los judíos del Medio Oriente. La decisión, que permitió la creación de Israel como Estado soberano nunca ha sido aceptada por la población palestina expulsada de sus hogares y obligada a vivir en campamentos de refugiados miserables, aunque hay que admitir que con el tiempo esos campamentos se han ido transformando en asentamientos urbanos muy decentes y ciudades relativamente habitables.

Para hacer frente a la situación de los refugiados las Naciones Unidas crearon la Agencia de obras de apoyo y rehabilitación de los refugiados en el Medio Oriente -UNRWA por su nombre en inglés- dedicada a proporcionar asistencia y contribuir a la estabilidad en la región. El Informe anual de esa Agencia constituía el punto central de la consideración del tema en la Comisión Política Especial. El debate inevitablemente se desarrollaba en un ambiente de violentas recriminaciones por parte de los dos bandos, Israel y los palestinos. Estos, aunque no habían adquirido la condición de miembros de las Naciones Unidas, tenían derecho a participar como observadores con derecho a voz en la Comisión.

El 15 de mayo de 1948, día siguiente de hacer cesado el protectorado británico sobre Palestina, dando paso a la creación de Israel, se produjo el primer ataque palestino, apoyado por países árabes, contra Israel. Aunque las NU lograron imponer un cese de fuego, la confrontación ha permanecido latente durante más de setenta años y condujo a tres guerras: 1956, 1967 y 1973. La confrontación de 1967, en la cual estuvieron involucrados activamente Egipto, Siria y Jordania, dio como resultado que Israel ocupara, como medidas para proteger su seguridad, la rivera occidental del río Jordán, es decir la Cisjordania, la península del Sinaí, Gaza, Jerusalén, y las alturas del Golan.

En 1979 Israel le devolvió a Egipto la península de Sinaí. En septiembre de 2005 Israel se retiro de la Franja de Gaza. En 1980 Israel proclamó a Jerusalén como la capital oficial de ese Estado. La rivera occidental del Jordán sigue bajo control israelí y allí se han venido creando importantes asentamientos de población judía como una forma de proteger ese territorio de las frecuentes incursiones de terroristas palestinos. Las alturas del Golan también permanecen en poder de Israel. Se trata de una colina que domina un sector importante de territorio israelí desde donde Siria lanzaba constantes ataques de artillería contra poblados y kibutz provocando cuantiosas bajas a la población israelí.

Esta sigue siendo la situación reinante en el Medio Oriente, la cual ha pasado por períodos de intensas negociaciones y fracasos de los esfuerzos de la comunidad internacional para alcanzar una paz duradera entre palestino y judíos.

El estancamiento de esos esfuerzos condujo al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abas, a intentar "forzar la barra" en las Naciones Unidas planteando una solicitud para que esa Organización reconozca la existencia de un Estado libre e independiente de Palestina, con los territorios que formaban parte de esa entidad antes de la Guerra de los 6 días, incluido Jerusalén oriental. Este planteamiento debe ser primero considerado por el Consejo de Seguridad, que es el órgano que decide si un territorio o una entidad territorial puede ser admitido como miembro de pleno derecho. Ya sabemos que esta solicitud no será aprobada por el Consejo pues Estados Unidos está dispuesto a vetarla. Si esto ocurre, la Autoridad de Palestina se propone recurrir a la Resolución "Acción por la Paz" que contempla que si un problema se encuentra estancado porque el Consejo de Seguridad no ha podido resolverlo, puede ser sometido a la Asamblea General donde la decisión se tomará por la mayoría de los estados miembros.

Si se llegara a emplear este recurso, prácticamente, y lamentablemente, se volvería a producir una situación similar a la que se originó en 1948, ya que una decisión impuesta por la fuerza del voto solo contribuirá a exacerbar los ánimos de los contendores y resurgirán los enfrentamientos armados. La propuesta palestina contiene dos condiciones que, como ha quedado demostrado, difícilmente Israel aceptaría: 1) el cese de la construcción de asentamientos judíos en la Cisjordania y 2) la devolución de Jerusalén oriental a los palestinos. Por su parte Israel exige que los palestinos renuncien pública y solemnemente al objetivo que se han propuesto, de acabar, eliminar, destruir a Israel como Estado soberano.

En estas condiciones, tal como se ha planteado en estos días en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la única alternativa para solucionar este delicado y latentemente peligroso problema es la negociación. Pero deben ser negociaciones exclusivamente entre las partes involucradas, sin precondiciones, sin injerencia o participación de terceros. El "cuarteto" -Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y las Naciones Unidas- debe abstenerse de influir. Su papel debe ser exclusivamente de "catalizador" para contribuir a impulsar negociaciones constructivas y de buena fe, pero que sean las partes quienes decidan. Ulteriormente el cuarteto y todo el que esté dispuesto a ello podría constituirse en garante del acuerdo a que se llegue.

En el pasado, teniendo en cuenta lo complejo de este problema, Venezuela mantuvo una posición ecuánime, objetiva, neutral, partiendo del hecho de que ambas partes tienen culpa y ambas partes tienen razón. Esa posición venezolana consistió en abstenerse en todas las votaciones y ocasiones en que hubo necesidad de pronunciarse sobre un tema tan espinoso, tomando en cuenta además que en nuestro país viven -y conviven- pacíficamente importantes comunidades de origen judío y de origen árabe, las cuales han hecho importantes aportes al desarrollo económico, social, cultural, científico y material del país.

Lamentablemente el führer ha dispuesto cambiar esa posición para alinearse abierta y militantemente con la causa palestina como lo demuestra la carta que le dirigió la semana pasada el Secretario General de las Naciones Unidas. Esto puede tener consecuencias muiy adversas. Entre otras cosas, la carta, en la forma como está concebida, coloca al regimen venezolano en una posición todavía más próxima a los sectores radicales del islamismo aislándolo aún más del resto de la comunidad internacional.

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