Monday, September 19, 2011

Premiando la lealtad, castigando la sensatez

En: http://www.eluniversal.com/2011/09/19/premiando-la-lealtad-castigando-la-sensatez.shtml

ÁNGEL GARCÍA BANCHS |  EL UNIVERSAL
lunes 19 de septiembre de 2011  05:08 PM
Cuando la tasa de encaje legal de reservas se usa como instrumento de coerción política, en lugar de instrumento de la política monetaria, las autoridades no sólo atentan contra la libertad económica y política de banqueros, depositarios, y deudores, sino, también, contra la salud y estabilidad de los sistemas de pagos y financiero en general. Es decir, a la economía se le expone al riesgo de una potencial crisis financiera, al obligar, prácticamente, a los bancos a financiar proyectos que podrían ser altamente riesgosos (el encaje legal es la fracción obligatoria de los depósitos totales que los bancos deben mantener en el BCV como reserva mínima).

En particular, las autoridades venezolanas premian la lealtad y castigan la sensatez cuando fijan una tasa de encaje legal de reservas bancarias 6% mayor para aquellos bancos que no financien la Misión Vivienda Venezuela (G.O. N° 39.710, 11-07-2011). Bajo tales condiciones discriminatorias, muchos banqueros (más no todos, por supuesto) tendrán que relegar a un segundo plano su preocupación por que los créditos se paguen (i.e. por la estabilidad de su propio banco y del sistema financiero y de pagos en general), concentrando su atención en el cumplimiento del plan de otorgamiento de créditos para el financiamiento de la Misión Vivienda, al costo de tener que descuidar su tarea natural: el estudio sistemático de la capacidad de pago de los deudores, su historial crediticio, y disposición a colocar colaterales y comprometerse con el repago del crédito.

Aparte de sus reservas de capital, los bancos suelen mantener dos reservas de liquidez: las primarias, constituidas por el efectivo en caja y los depósitos en el BCV (el encaje); y las secundarias constituidas por las letras y los bonos en bolívares del tesoro nacional. Los bancos tienen reservas secundarias en su activo porque éstas son mercadeables, a diferencia del crédito; y tienen reservas primarias (encaje), porque las secundarias, simplemente, no sirven para compensación (no sirven como medio de cambio o pago). En fin, las primarias son monetarias, líquidas, mercadeables y sirven para compensación y las secundarias pagan intereses, son mercadeables y líquidas, pero deben monetizarse (venderse antes) para que sirvan para la compensación de saldos.

Por un lado, los banqueros están expuestos al incentivo de maximización de beneficios, que les hace preferir mantener un nivel bajo de reservas primarias, pero, por el otro, también están expuestos al incentivo de la precaución que les hace preferir lo contrario. Así pues, el ratio de reservas primarias sobre depósitos (el encaje) que estos mantendrán dependerá de su preferencia por la liquidez y el riesgo; de la tasa de interés del crédito y los activos ilíquidos; y, finalmente, del grado de organización del mercado de dinero y la política monetaria de la banca central.

Respecto a la política monetaria, el manejo tradicional de la tasa de encaje legal busca, por un lado, afectar las preferencias de la banca por el crédito y las reservas secundarias y, por tanto, las tasas de interés que afectan la demanda y oferta de dinero en circulación; y, por el otro, esterilizar los efectos de las intervenciones cambiarias que hace el BCV -recoger los bolívares que inyecta el BCV cuando acumula divisas durante las bonanzas o, lo contrario, inyectar los bolívares que se extraen de la circulación vía el endeudamiento y la reducción de reservas durante las crisis.

En fin, la tasa de encaje legal es y debe seguir siendo instrumento fundamental de la política monetaria con el propósito de incidir sobre el nivel de crédito y actividad real, el tipo de cambio y la tasa de interés, tanto en épocas de bonanza como de crisis. Pero, jamás ha de utilizarse para la coerción o para obligar a la banca a prácticas riesgosas, pues tal y como la actual crisis global lo evidencia, las prácticas crediticias riesgosas pueden condenar a las economías a profundas y largas recesiones con enormes pérdidas de producto y empleo.

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