Sunday, September 18, 2011

Las relaciones Washington-Caracas: hacia la ruptura total?

En: http://www.noticierodigital.com/2011/09/las-relaciones-washington-caracas-%c2%bfhacia-la-ruptura-total/

18 Septiembre, 2011
Algo fuera de lo usual ha sucedido en los últimos meses en la relaciones entre los gobiernos de Barak Obama y Hugo Chávez, algo tan fuera del contexto en que regularmente se desarrollaron que, ahora sí, podría conjeturarse, razonablemente, que en un momento de este mismo año podría llegarse a una ruptura total.
Por “ruptura total” entiendo un cese de todo, o casi todo, del comercio bilateral que se traduce en exportaciones venezolanas de 1.200.000 barriles diarios de crudo al mercado norteamericano, y de importaciones de Venezuela a USA que se cifran anualmente en un promedio de entre 40 mil y 60 mil millones de dólares.
No son conchas de ajo, dada la política económica monoproductora y monoexportadora de petróleo del gobierno de Hugo Chávez, y de la cual, el único cliente que cancela sus facturas de manera oportuna, cash y a precios de mercado, es los Estados Unidos.
Pero también para su principal comprador de crudo, las importaciones desde Venezuela han llegado a cobrar una importancia que no tuvieron en días mejores, pues ya se conoce que “exportar” es para la administración Obama una de las salidas para disminuir el déficit que es la principal causa de la inserción de USA en la crisis global,
¿Cuál fue entonces “ese algo” que tiene las relaciones bilaterales “al borde del abismo”, donde residen las causas de que luego de 13 años de relaciones tensas, pero corteses, se sienta por primera vez que ruedan por un precipicio cuya profundidad y extensión es difícil predecir y calcular?
Se me ocurre un nombre: Walid Makled, el empresario venezolano de origen sirio que durante una pasadita de no más de una década por la economía revolucionaria, socialista y castrochavista se permitió amasar una fortuna que, según confesión propia, pudo acercarse fácilmente a los 2 mil millones de dólares.
Mackled, en efecto, fue un constructor que acaparó buena parte de los contratos de fabricación de viviendas durante el período en que su amigo y correligionario, el general, Luís Felipe Acosta Cárlez, fue gobernador del Estado Carabobo (la entidad donde creció y operaba “el turco”), transportista con una flota de más de mil camiones que cubría las necesidades de una administración como la chavista carente de redes de distribución, importador de artículos de línea blanca que se entregaban para hacer efectivas las políticas clientelares del gobierno, exportador de úrea a los mercados colombianos (un fertilizante que también se usa como precursor en la obtención de cocaína), y sobre todo, dueño de 60 almacenes en los patios de recepción y despacho de carga de la aduana de Puerto Cabello, el puerto por donde pasa casi el 60 por ciento del comercio de importación y exportación del país.
Y todo ello granjeado por el milagro de su fidelidad a la causa revolucionaria, de su amistad con funcionarios civiles y militares de la revolución, de su mano abierta para colaborar con los planes de los políticos que una vez instalados en el poder se veían cortos de presupuesto, y de su audacia para no detenerse en ventajas que habrían bastado a un empresario normal y en tiempos normales, pero no en circunstancias en que las tentaciones para traspasar los límites, para desbordar las rayas, para transgredir las reglas, eran muchas.
Esa tentación llegó cuando Makled se conectó con los “carteles colombianos de la droga”, cuando vio que crecían como monte en los campos, pueblos y ciudades de Venezuela, que gozaban de la protección de buena parte de los gobierno locales y regionales, que contaban con avionetas y pistas de aterrizajes en la mayoría de los estados del país, y no sentían empacho en asociarse a un empresario que, no solo ya era muy rico, sino que tenía cuantas relaciones hacían falta con las autoridades.
Un imperio que en apenas 13 años, era responsable de la conversión de Venezuela en el principal puerto de embarque de cocaína hacia el Caribe, Centroamérica, México. Estados Unidos y Europa y en una referencia que hay que buscar cuando se detectan grandes alijos de cocaína aún en aeropuertos de países del África subsahariana.
De modo que, una vez “entre los carteles”, Makled incursionó en el sicariato, en chantajes contra sus antiguos y nuevos socios, en atentados masivos, en la tentación de promocionar a un hermano como candidato para la alcaldía de Valencia (la capital de Carabobo), en la compra de una línea aérea y en la obtención de un medio impreso que sería el buque insignia en la creación de un imperio mediático a lo Murdoch.
Y en estas andanzas lo detuvieron agentes de la DIJIN (cuerpo de inteligencia de la Policía Nacional colombiana), huyendo de los cuerpos de seguridad venezolanos (la DIM, el CICPC y la DISIP) un 20 de agosto del año pasado, en un pueblito Patios, cercano a Cúcuta, capital del Departamento del Norte de Santander, y alegando que viajaba a entregarse a las autoridades de la DEA en Bogotá para que lo deportaran o extraditaran a los Estados Unidos.
O sea, que el hombre quería cantar pero en Washington, quería contar la historia de sus delitos y sus cómplices en el propio imperio, quería revelar la verdad de cómo Venezuela se había convertido en el principal puerto de embarque de cocaína para el mundo en el gobierno de Hugo Chávez, y quiénes eran sus promotores, quienes sacaban provecho y se enriquecían con el oro blanco que ahora se convertía en el segundo producto de exportación venezolano.
Pero nada que el vengativo, o arrepentido Makled pudiera hacer realidad, pues el gobierno de Chávez, valiéndose de que Juan Manuel Santos había ganado las elecciones presidenciales en Colombia y tenía como principal prioridad restablecer el maltrecho comercio bilateral colombo-venezolano, lanzó una ofensiva envolvente hacia Santos, casi le sugirió la consigna “Sin Mackled no hay paraíso”, rompió con las guerrillas de las FARC y el ELN, e incluso, detuvo guerrilleros en la frontera y los envío a Bogotá, logró que Santos lo declarara “su nuevo mejor amigo”, y así, el 9 de mayo pasado Makled fue extraditado a Caracas y arrojado a las mazmorras de un cuerpo policial, el SEBIN, donde no se sabe si vive o muere, porque no se ha vuelto a saber de él.
¿Pero regresó Makled a Caracas sin contarle a las autoridades gringas todo lo que sabe sobre el narcotráfico en Venezuela, sobre quienes son sus capos, y se enriquecen valiéndose de las ventajas gubernamentales y se constituyeron en enormes potentados que incluso pueden chantajear a ministros, generales y al mismísimo presidente, Hugo Chávez?
¿Regresó sin entregar a las autoridades norteamericanas, a la DEA, el FBI y la CUSTOMS que lo entrevistaron en la cárcel de máxima de seguridad de Cómbita en Bogotá (por lo menos en 3 oportunidade) todo el enorme cúmulo de pruebas que poseía y estaba constituido por documentos, facturas, fotos, videos y películas que, según Mackled, “estaban a buen resguardo y se entregarían a quienes tenían que entregarse?”
Pues definitivamente no, según han confirmado las propias autoridades colombianas y según las acciones que empieza a tomar el Departamento de Estado contra funcionarios del gobierno de Hugo Chávez que ya salen en sus listas de “narcotraficantes y terroristas” y pronto serán objetos de decisiones judiciales en Cortes de Estados de Unidos y en el Tribunal Penal Internacional de La Haya.
Sin ir muy lejos, habría que recordar que la semana pasada, concretamente el viernes 9, “La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés), adscrita al Departamento del Tesoro, catalogó como “narcotraficantes y terroristas” a Amílcar Figueroa, representante de Venezuela en el Parlamento Latinoamericano, al general del ejército Clíver Alcalá Cordones, al congresista oficialista Freddy Bernal y al funcionario de inteligencia, Ramón Madriz”.
Habría que referirse también a la cacería de cuentas bancarias de funcionarios chavistas, y de sus empresarios asociados, en entidades del sistema financiero de los Estados Unidos, con congelamiento, anulación e incautación de cuentas, como fue el caso reciente del exComandante General de la Armada, almirante, Carlos Aniasi Turcio, al cual le fueron congeladas 3 cuentas en el “Smith Barney, el “Bank of América” y el “Eastern National Bank”, en aplicación de la “Ley Patriota que trata de evitar la utilización del sistema financiero de los Estados Unidos para amasar o lavar dinero proveniente de la corrupción administrativa, como producto del aprovechamiento indebido de cargos políticos para el enriquecimiento personal”.
En otras palabras, que tiembla el establecimiento político y militar castrochavista, se trastabila y descarrila si las últimas medidas del gobierno de Obama son parte de una ofensiva que busca ir al fondo, enfrentar las ilegalidades revolucionarias con todos los costos que le puedan significar, pero consciente de que, teniendo al enemigo a metros de su frontera en la guerra civil entre la administración de Felipe Calderón y los carteles mexicanos de la droga, no le queda otro camino que ir a buscar a los gobiernos forajidos donde quiera que se encuentren.

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