Wednesday, September 14, 2011

La desvalorización del bolivar

En: http://economia.noticias24.com/noticia/79693/venezuela-vive-la-inflacion-porque-no-existe-un-banco-central-como-institucion-sino-un-edificio-con-un-logo/

José Guerra, Tal Cual

Los propagandistas del bolívar fuerte se encargaron de decirle al país que con una nueva moneda se abatiría la inflación y que con ella tendría Venezuela “una moneda fuerte, una economía fuerte y un país fuerte”. Diversos programas de televisión estatal y privadas sirvieron de espacio para que los paladines de la reconversión monetaria explicaran al país las eventuales ventajas de la nueva moneda. Y desde el Asamblea Nacional, en un documento célebre de la Comisión de Finanzas se dijo que para 2011 Venezuela tendría una inflación de un dígito bajo. Todo era la ilusión de restaurar la capacidad de compra de la moneda y para ello gastó el BCV varias decenas de millones de bolívares en ese proceso que alumbraría un nuevo cono monetario. Los publicistas del bolívar fuerte convencieron al presidente Chávez de que Venezuela contaría con una moneda fuerte y el primer magistrado cantó también el coro del BCV sobre, la moneda, la economía y el país fuerte.Desde una posición de crítica constructiva no escuchada por la directiva del BCV advertimos que esa reconversión monetaria, en el aire, sin las necesarias y fundamentales medidas en el orden fiscal y monetario, serían apenas un costoso cambio cosmético y que el atributo de fortaleza de una moneda no lo daba el deseo sino las condiciones macroeconómicas. Fuimos entonces ridiculizados y maltratados por la incesante propaganda oficial. Pero el tiempo y la fuerza de la convicción nos dieron la razón. Era claro que el bolívar fuerte nacía con plomo en el ala porque en julio de 2005 había ocurrido la reforma de la Ley del BCV que creó esta monstruosidad financiera llamada Fonden.Al cerrar el mes de agosto de 2011, con las cifras de inflación del BCV puede aseverarse que el bolívar fuerte que debutó en enero de 2008, ha perdido 60% de su capacidad de compra y hoy es una pieza desvalorizada y su unidades de menor denominación literalmente no tienen uso debido a que la elevada inflación calcinó su valor. La locha quedó en un capricho del presidente y el billete de dos bolívares ya casi no se usa. En el gráfico adjunto se documenta la trayectoria que ha seguido el bolívar fuerte, o mejor lo que queda de él. Si hubiese perspectivas de que el bolívar podría recuperar su valor todos estaríamos conforme, pero ese no es el caso. Está atravesando Venezuela por un largo y tortuoso sendero inflacionario determinado por el hecho de que en el país no existe banco central como institución monetaria sino un edificio con un logo que dice BCV donde trabajan técnicos muy solventes pero en cuyas manos no están las decisiones monetarias sino más bien en una especie equipo de amateurs que están practicando con la moneda y que todavía pareciera que no han descubierto todavía que el financiamiento de los déficit fiscales con impresión de billetes genera inflación en todas partes del mundo. Lo que ha sido una experiencia francamente dolorosa en el planeta es ignorada olímpicamente por un Directorio del BCV que cree que está ejercitando la política monetaria seriamente cuando en medio de una persistencia de la inflación disminuyen el encaje para crear liquidez adicional y además continúan financiando inexplicablemente los déficits de caja crónicos de PDVSA.Como la inflación no cede, entonces recurren al ritornelo de la especulación con una novedosa explicación que solo ellos se la creen y que consiste en culpar a los comerciantes cuando los precios suben y atribuirle méritos a la política económica cuando la inflación cede un poco. Con esta incomprensión de los hechos económicos es muy difícil bajar la inflación. Más todavía cuando la mismísima directiva del BCV se conforma con una inflación de más de 26% anual cuando los socios comerciales de Venezuela mantienen un alza de precios anual que no excede el 6%. Esas elevadas tasas de inflación le están costando al país el desmantelamiento de su sector industrial víctima de importaciones baratas y la ruina de ciudadanos ingenuos que todavía conservan sus activos en moneda nacional.Tenemos los venezolanos el reto de diseñar una nueva política económica que inserta en un plan de desarrollo, restaure la credibilidad en el bolívar al bajar la inflación y con ello hacer justicia con quienes la inflación le ha pulverizado su poder adquisitivo.

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