En: http://www.lapatilla.com/site/2011/12/06/orlando-viera-blanco-vandalismo-en-la-ucv-habituacion-evasion-o-galbana/
Orlando Viera-Blanco
Seguramente las hordas cobardes que ayer atacaron al Dr. Diego Arria en la Cátedra Pío Tamayo de la UCV, piensan que lanzar bombas lacrimógenas y niples en un recinto cerrado (Salón Francisco de Miranda), es un acto propio del pensamiento Bolivariano. No pongo en duda que el vandalismo político desbordado que azota a los que piensen diferente, siga al pie de la letra las notas igualitarias del izquierdismo sotanero, que arengan los grupos terroristas que han manchado de sangre al mundo, bajo las consignas de paz, dignidad y rescate de los desposeídos.
Seguramente la muerte de algunos de los que allí estábamos hubiese elevado la euforia de los atacantes, tal como lo advirtieron de forma abierta desafiante (sin máscaras en la cara) al gritar que “sí volvían a venir personas como ese [Arria] la próxima vez los vamos a matar”. No puede uno dejar de pensar donde quedan todas aquellas consignas humanitarias, pluralistas, idealistas, rasgadas de las lecturas de Martí, Chomsky, Galeano, orgullosamente arropadas por los movimientos sindicales, ecológicos, feministas, antiglobalización o incluso pacifistas.
A las 7 de la noche, la UCV estaba a la deriva. Nada hubiese impedido una tragedia mayor. La impunidad, la acechanza y la anarquía que reina en nuestra alma mater, también mantiene atada a sus autoridades. Todo un ambiente siniestro, lúgubre, tenebroso, misterioso, asfixiaba el ambiente, tanto como lo hicieron los gases lacrimógenos, salvajemente lanzados en un recinto cerrado. Qué se puede esperar de un país, en el cuál nuestro TSJ dicta ‘en minutos’ una cautelar a un estudiante que tira impunemente, en la propia cara de la rectora de la Universidad desechos, comportamiento que es además es felicitado por el mismo Presidente de la República.
Qué podemos esperar en un país donde llamar ‘hijo de puta’ a través de un canal del Estado, no es delito, y por el contrario, es una legítima manifestación del libre ejercicio de la libertad de expresión. Entretanto aun RCTV está esperando respuesta a las medidas que hace 4 años interpusiera el canal en su defensa, y a horas de sacar un video del asesinato del papa, Globovisión es acusada de apología del delito. Un país que difunde grabaciones alegremente de la disidencia, que convierte en delincuente a la víctima (María Corina Machado en el 23 de Enero), que celebra cumbres de jefes de Estado a un costo inconmensurable, mientras la vida del resto de los venezolanos no vale absolutamente nada.
Pero el país está enfermo. Hoy la prensa nacional le dio poca importancia al atentado en contra del Dr. Diego Arria, quién por cierto, ya tiene una prueba más que mostrarle, al Fiscal de la Corte Penal Internacional de la Haya. Un país que tolera y acepta sin rigor, su propio desmantelamiento moral, el cual dicho sea de paso, no se ejecuta tan sólo secuestrando los poderes públicos o allanando la libertad de los disidentes, sino atentando contra su vida, su patrimonio y su honor. Un país que dejó de impresionarle este tipo de eventos, bien porque se habitúa a ellos, bien porque los evade, bien porque la pereza lo consume. A partir de ahí, nuestra responsabilidad va mucho más allá, que contemplar un debate!!
Pues nada, creo que la tesis del Dr. Vladimir Petit, sobre el ascenso de los indignados, ‘de los arrechos¨ como él les llama, comienza a demostrar ser la categoría de motivación que la sociedad Venezolana deberá adoptar, quiero decir, la decente, la cansada de ser amenazada, pisoteada, vejada y despojada de su vida y de sus bienes, para formar un gran movimiento que de cuente de tanta barbaridad.
Hora de reflexionar y decidir hacer más, que dejarnos arrastrar por la no menos perversa esperanza, de que un milagro, o una sola voluntad, nos resolverá.
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