En: http://www.lapatilla.com/site/2012/10/05/thaelman-urgelles-capriles-tuvo-un-cierre-apoteosico-y-conmovedor/
Thaelman Urgelles
Tal como podía respirarse desde ayer en las calles de Barquisimeto y sus alrededores, el mitin de cierre de campaña de Henrique Capriles resultó monumental, quizás el segundo en tamaño después de la gigantesca movilización del domingo pasado en Caracas. Tuve la suerte de estar en la tarima, detrás del podio desde donde habló el candidato, presentado de manera afectiva y por el gobernador Henry Falcón, quien dirigió eficientes palabras al pueblo chavista, del cuya historia se reconoció parte hasta comprender que la atractiva propuesta del comandante se convirtió en un fracasado sendero sin rumbo ni destino.
Por ser el último evento de la campaña, se dieron cita allí numerosos dirigentes y activistas de la campaña, así como familiares y amigos cercanos del candidato. Agradezco la oportunidad de haber sido testigo de este emotivo momento, junto al pueblo de Lara al que pertenezco por nacimiento y crianza. Y en particular a Eduardo Semtei y Angel Oropeza y al gobernador Henry Falcón, nuestro gentil anfitrión.
La conjunción entre una muchedumbre alegre y excitada, la certeza de victoria que se maneja en el entorno de Capriles y el sentido y elaborado discurso de Henrique produjo en este anochecer larense una profunda sensación de plenitud, paz y esperanza, una apertura como nunca antes frente a nuestros asombrados sentidos de la ventana que hemos estado anhelando para dar fin a la pesadilla de Hugo Chávez.
El discurso de Capriles fue el mejor que ha dado en la campaña: asumió todos sus temas y conceptos con eficiencia y emoción; y añadió algunos aspectos que muchos estábamos esperando, como la mención directa de su adversario, el presidente Chávez, algo que suelen evitar los candidatos para cumplir una regla electoral: no compartir su auditorio con el rival. Pero que puede ser rota en la hora del triunfo. De político a político, Capriles le reconoció al presidente sus 14 años de predominio político, le agradeció lo que pudo dar de positivo a Venezuela y delegó en la historia el juicio sobre sus errores y omisiones. Un acto de nobleza que sin duda llegará a muchos oídos y corazones oficialistas, a quienes abrió sus brazos cuando repitió: la noche del 7 de octubre no habrá en Venezuela pueblo derrotado.
Cuando finalizaba el candidato, en la tarima se produjo un profundo acto de reconocimiento afectivo entre los miembros más inmediatos de la campaña: sus más cercanos en las giras, Oscar López, Alejandro Silva y Carlos Altimari no pudieron evitar el llanto, mientras abrazaban a Adriana D’Elias, a Ramón Aveledo, a la tía del candidato Andrea Radonski y a decenas de activistas fieles del candidato. Era la emoción solidaria de un grupo que no sobrepasa la cuarentena de años, sorprendidos y jubilosos por la convicción de ser protagonistas de una victoria por la que nadie en Venezuela y el mundo daba un céntimo hace pocas semanas.
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