LUIS OLIVEROS B.| EL UNIVERSAL
lunes 29 de julio de 2013 12:00 AM
La semana pasada se cumplieron no solo los 100 días del madurismo, sino también 100 días del final del chavismo.
Varios analistas concuerdan en decir que el actual gobierno es manejado como una empresa, con al menos 5 grupos de "accionistas" pujando por el poder y al mismo tiempo con una parte de la sociedad (cómplices) aplaudiendo (buscando los dólares baratos o facilidades para entrar a Mercosur, Alba, etc.). El Viraje a la derecha del madurismo confirma la ausencia de identidad que tiene su proyecto.
Atrapado entre el extinto chavismo y la sobrevivencia, entre la ideología de quien lo llevó al poder y el mantenimiento del poder, las escasas medidas económicas implantadas y acciones como poner a jugar banco a Giordani, cortarle radio de acción a Samán o sacar del juego a Mario Silva, indican que el fuerte viraje se hace no por convicción sino por una enorme necesidad.
En estos 100 días la escasez se disparó llegando a niveles record (increíble que esto ocurra en plena bonanza petrolera), la inflación acumulada que si bien es cierto ronda el 25% acumulado para este año, desde abril a junio se sitúa en casi 16%, el PIB muestra el inicio de una recesión, y en paralelo fuimos testigos de una fuerte caída en las reservas internacionales (más de 3.000 millones de dólares) con pleno control de cambios. 100 días de inacción cambiaria y sin medidas económicas contundentes para paliar los problemas del país.
La guinda de este pastel de 100 días es que en ese corto período de tiempo, Venezuela por medio de Pdvsa se ha endeudado en casi 10 mil millones de dólares. Nunca este país se había endeudado tanto en tan poco tiempo. Esta cifra representaría un incremento del 24% de la deuda financiera de la estatal petrolera venezolana.
Tal vez la única buena noticia en estos 100 días ha sido la salida de Mario Silva de VTV, paradójicamente sale por denunciar hechos de corrupción entre funcionarios gubernamentales.
Sin duda, el balance final de estos 100 días es profundamente negativo, hoy el país está peor que para el 14 de abril y nuestra economía más vulnerable.
Varios analistas concuerdan en decir que el actual gobierno es manejado como una empresa, con al menos 5 grupos de "accionistas" pujando por el poder y al mismo tiempo con una parte de la sociedad (cómplices) aplaudiendo (buscando los dólares baratos o facilidades para entrar a Mercosur, Alba, etc.). El Viraje a la derecha del madurismo confirma la ausencia de identidad que tiene su proyecto.
Atrapado entre el extinto chavismo y la sobrevivencia, entre la ideología de quien lo llevó al poder y el mantenimiento del poder, las escasas medidas económicas implantadas y acciones como poner a jugar banco a Giordani, cortarle radio de acción a Samán o sacar del juego a Mario Silva, indican que el fuerte viraje se hace no por convicción sino por una enorme necesidad.
En estos 100 días la escasez se disparó llegando a niveles record (increíble que esto ocurra en plena bonanza petrolera), la inflación acumulada que si bien es cierto ronda el 25% acumulado para este año, desde abril a junio se sitúa en casi 16%, el PIB muestra el inicio de una recesión, y en paralelo fuimos testigos de una fuerte caída en las reservas internacionales (más de 3.000 millones de dólares) con pleno control de cambios. 100 días de inacción cambiaria y sin medidas económicas contundentes para paliar los problemas del país.
La guinda de este pastel de 100 días es que en ese corto período de tiempo, Venezuela por medio de Pdvsa se ha endeudado en casi 10 mil millones de dólares. Nunca este país se había endeudado tanto en tan poco tiempo. Esta cifra representaría un incremento del 24% de la deuda financiera de la estatal petrolera venezolana.
Tal vez la única buena noticia en estos 100 días ha sido la salida de Mario Silva de VTV, paradójicamente sale por denunciar hechos de corrupción entre funcionarios gubernamentales.
Sin duda, el balance final de estos 100 días es profundamente negativo, hoy el país está peor que para el 14 de abril y nuestra economía más vulnerable.
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