Jóvito Alcides Villalba
21 Julio, 2013
Esta semana he leído dos medulosos artículos: uno de Vicente Díaz y otro de Fausto Masó, en ellos se define con bastante claridad, la significación y alcance del término “anti-política”, pero como: por otra parte, también he leído en otro diario, un escrito del Sr. Gonzalo González donde asegura que ese concepto esta errado, modestamente, voy a introducir algunas ideas que espero sirvan al Sr. González para elaborar mejor sus criterios sobre la “anti-política” y lo que es mas ingente, sus ideas sobre “la política”.
Quienes creen que la Política se limita a ser, simplemente, “la acción de luchar por ejercer poder e influencia”. Interpretará que toda actividad o actitud de los políticos, o de los partidos, estará condicionada de esa forma y para esos fines, pero mas allá de tal percepción hay también quienes creemos que “El quehacer político, siendo pugna de intereses y competencia de ambiciones, es también, paradójicamente (y hete aquí lo mas importante) trabajo por el entendimiento entre los hombres y la unidad de las fuerzas sociales. En esta aparente o real contradicción de sus fines reside su interés y su grandeza. Gracias a esa contradicción, en el tablero de la política se encuentran y alternan: el rufián con el apóstol, el demagogo con el estadista y el tirano con el libertador.”
Esa definición de política, algo más amplia que la usada por el Sr. González en su escrito nos indica, además, como la política es la antitesis de la fuerza y de la violencia. Así pues, la imposición obligada, sin contar la voluntad de las personas sería el antónimo de la política, su negación.
Las anteriores consideraciones vienen a cuento porque así se pone de manifiesto el vinculo entre la mentalidad militar y autoritaria y la antipolítica ya que esta les consustancial y necesaria, esa es la razón por la cual el traidor que nos entregó a Cuba y el que mantiene el proconsulado, nos insulta a diario y cuando puede, pues de esa forma, bloquea la prevalencia de la política, el entendimiento entre los hombres y la unidad de las fuerzas sociales. Las provocaciones y los trapos rojos son, precisamente, el acicate para que los ingenuos y los ignorantes proclamen su inconformidad con la política, con los políticos y con los partidos políticos.
Ciertamente que “todo aquel recurso, comportamiento o praxis funcional a los objetivos propuestos es acción política” pero existe una practica que pretende agazaparse tras un níveo y puritano rechazo a la política en general, cuyo resultado, independientemente de las intenciones, es el de desmovilizar a aquellos factores políticos que luchan contra el autoritarismo y la violencia, ocultando así lo que González acertadamente señala como un comportamiento también político y que es lo que se ha dado por llamar anti-política.
Mientras no entendamos que las relaciones y categorías políticas son altamente complejas y no responden solamente a expresiones de nuestras emociones y sentimientos, nos será más difícil reiniciar la organización de la sociedad en Partidos Políticos fuertes y poderosos, capaces de acabar con las pretensiones de permanencia indefinida del castrismo-madurismo.
No comments:
Post a Comment