CAROLINA JAIMES BRANGER
| EL UNIVERSAL
lunes 29 de septiembre de 2014 12:00 AM
Mis primeros recuerdos de Chúo
Torrealba se remontan a los tiempos de la Coordinadora Democrática.
Pero no fue hasta que compartimos juntos en Radio Caracas Radio que pude
conocer de primera mano su infinita capacidad de trabajo, su deseo de
hacer las cosas bien y su inmensa calidad humana.
Jaime Nestares, nuestro jefe, fue un visionario sobre el programa "Del dicho al hecho". Gente conocedora del medio no apostaba que un programa de ese tipo duraría más de tres meses. Cuando el programa cumplió un año, que invité a Chúo al mío, él me lo recordó. Tal vez no hubiera durado con un conductor que no tuviera la tenacidad de Chúo. Pero la gente de los barrios encontró en él un interlocutor sensible que entendía la dimensión de los problemas que padecían, lo que lo convirtió en un vocero calificado y no en un charlatán en busca de rating. Dicen que del dicho al hecho hay mucho trecho, pero "Del dicho al hecho" tuvo tanto éxito que en un corto trecho llevó a Chúo al "Radar de los barrios", experiencia que consolidó su dominio de los medios.
Estoy convencida de que la fuerza de Chúo Torrealba radica en que no ha perdido la humildad. "El hijo del señor Laureano y de la señora Marina, el de Caricuao, el de los Magallanes de Catia" no cree que se las sabe todas, ni se cree infalible, ni perfecto, ni galáctico, ni ninguna de esas babosadas que se han creído quienes la soberbia se los ha tragado aún antes de empezar.
Me gustó su postura de buscar que su nombramiento fuera por unanimidad, pues recoge el sentido de unión necesarísimo para conformar una vanguardia monolítica que haga frente a los inconmensurables problemas que tiene el país. Además, la hidalguía de reconocer que su nombramiento como Secretario Ejecutivo de la MUD no era la noticia, sino que "la noticia es que la oposición tomó una decisión importante en materia de funcionamiento y de vocería por unanimidad" nos hacía falta. En Venezuela necesitamos voceros que transmitan decencia, honradez, integridad... Ya basta de tanta confrontación y de tanta chabacanería.
Por todo esto celebro la designación de mi amigo Chúo Torrealba. Confío en su inteligencia, en su buen juicio y en su rectitud. Solo lamento que sea magallanero, pero ya habrá tiempo de convencerlo que se cambie para los Gloriosos Leones del Caracas.
Jaime Nestares, nuestro jefe, fue un visionario sobre el programa "Del dicho al hecho". Gente conocedora del medio no apostaba que un programa de ese tipo duraría más de tres meses. Cuando el programa cumplió un año, que invité a Chúo al mío, él me lo recordó. Tal vez no hubiera durado con un conductor que no tuviera la tenacidad de Chúo. Pero la gente de los barrios encontró en él un interlocutor sensible que entendía la dimensión de los problemas que padecían, lo que lo convirtió en un vocero calificado y no en un charlatán en busca de rating. Dicen que del dicho al hecho hay mucho trecho, pero "Del dicho al hecho" tuvo tanto éxito que en un corto trecho llevó a Chúo al "Radar de los barrios", experiencia que consolidó su dominio de los medios.
Estoy convencida de que la fuerza de Chúo Torrealba radica en que no ha perdido la humildad. "El hijo del señor Laureano y de la señora Marina, el de Caricuao, el de los Magallanes de Catia" no cree que se las sabe todas, ni se cree infalible, ni perfecto, ni galáctico, ni ninguna de esas babosadas que se han creído quienes la soberbia se los ha tragado aún antes de empezar.
Me gustó su postura de buscar que su nombramiento fuera por unanimidad, pues recoge el sentido de unión necesarísimo para conformar una vanguardia monolítica que haga frente a los inconmensurables problemas que tiene el país. Además, la hidalguía de reconocer que su nombramiento como Secretario Ejecutivo de la MUD no era la noticia, sino que "la noticia es que la oposición tomó una decisión importante en materia de funcionamiento y de vocería por unanimidad" nos hacía falta. En Venezuela necesitamos voceros que transmitan decencia, honradez, integridad... Ya basta de tanta confrontación y de tanta chabacanería.
Por todo esto celebro la designación de mi amigo Chúo Torrealba. Confío en su inteligencia, en su buen juicio y en su rectitud. Solo lamento que sea magallanero, pero ya habrá tiempo de convencerlo que se cambie para los Gloriosos Leones del Caracas.
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