Por
Javier Conde @jconde64 (Bogotá).-
Ubicado frente al Parque de la 93, una
zona ejecutiva llena de restaurantes y que siempre desborda actividad,
Le Club Gym Energy explora un concepto distinto de la preparación
física que va más allá del solo cuidado del cuerpo. “Queremos que la
gente se sienta bien”, dice María Eugenia Lugo, una maracucha de 41
años, administradora de la Universidad Santa María, asidua practicante
de tenis y corredora de pruebas de fondo y triatlón.
Hace
tres años Lugo aceptó dejar Caracas y venirse a Bogotá para echar a
andar este proyecto que le propuso Andrés Pantin, empresario venezolano
que desarrolla actividades en el área petrolera colombiana. Lugo cuenta
que se asesoraron con una agencia de publicidad para encontrar un
diferencial en su producto. “No competimos con las grandes gimnasios,
como Bodytech”, apunta. Bodytech es la cadena más extendida en Colombia,
con ramificaciones en otros países de Sudamérica.
El
local de Le Club Gym –de más de 200 metros cuadrados– destaca por ser un
espacio muy iluminado, acogedor, donde no impacta la presencia de las
máquinas. “Diseñamos un lugar que huyera de lo duro, tosco, que
facilitara a la gente sentirse relajada, como si estuviera en su casa”,
dice ella. Su clientes habituales son gente entre 25 y 35 años,
profesionales, residenciados en los estratos 4, 5 y 6, es decir, con
poder adquisitivo. Una mensualidad en Le Club Gym cuesta 255.200 pesos
(aproximadamente 130 dólares).
Lugo
explica que garantizan una atención profesionalizada, con preparadores
físicos de rango universitario, y semipersonalizada. En las horas de
mayor afluencia pueden recibir un máximo de 25 personas, que siempre
están bajo supervisión de algún instructor. Además, disponen de un coach
de energía y realizan valoraciones previas a quien solicita sus
servicios. “Siempre escuchamos a la persona, lo que quiere lograr y
hemos sido testigos de transformaciones importantes, gente a la que
hemos ayudado a cambiar su estilo de vida”, agrega.
El
sistema de Le Club Gym se sustenta en cinco conceptos: energía,
ejercicio, equilibrio, emociones y entrenamiento. “No se trata solo de
verse bien por fuera”, precisa Lugo, quien cuenta que sus clientes
sienten que por fin logran sus objetivos en un gimnasio de este tipo.
Desarrollan
además otras líneas de negocios: como atender los gimnasios que algunas
empresas disponen para su personal. Entre ellas, el de Petrominerales,
una firma adquirida en noviembre de 2013 por Pacific Rubiales, la más
grande petrolera privada en Colombia a cuya cabeza está el venezolano
Ronald Pantin, un ex alto funcionario de Pdvsa. También han alcanzado
acuerdos con edificios residenciales, que cuentan con espacios para la
preparación física y, en muchos casos, carecen de instructores.
La
meta de Le Club Gym Energy es convertirse en una franquicia. La marca
está registrada además en Venezuela y Panamá pero Lugo advierte que la
intención inicial es crecer en Bogotá y luego en otras ciudades
colombianas, para “asegurar la supervisión”. Ya están evaluando las
primeras negociaciones al respecto: abrir un punto de Le Club Gym tendrá
un valor de 100 mil dólares (cerca de 200 millones de pesos) con sus
equipos y máquinas incluidos.
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