En: http://www.lapatilla.com/site/2014/09/28/marta-colomina-maduro-en-la-onu-vamos-a-contar-mentiras/
Marta Colomina
Muchos aún deben recordar aquella canción infantil “Vamos a contar
mentiras” seguida del estribillo “tralará”. Los embustes más gruesos de
la inocente canción narraban que “por el mar corren las liebres y por el
monte las sardinas, tralará”. Ya hubiéramos querido los venezolanos que
Maduro hubiese mentido en la ONU tan cándidamente como la canción de
marras. En un auditorio vacío cuyas cámaras no osaron enfocar ni planos
medios, ni largos, para que no se comprobase la orfandad de público,
Maduro debutó en la Cumbre del Clima “denunciando la economía verde”, de
la que intentó burlarse grotescamente y concluir que “desde nuestra
América nosotros levantamos nuestra protesta e indignación ante estos
modelos que ahora tratan de llamarse economía verde”. Cinismo extremo,
porque los ambientalistas venezolanos denuncian que en los tres últimos
lustros, el “ambiente ha sido totalmente degradado en Venezuela”. El
último zarpazo fue la eliminación de Min Ambiente devorado por el
depredador Ministerio de la Vivienda, hecho que el experto ambientalista
Alexander Luzardo califica de “decreto de guerra a muerte al ambiente”.
Maduro se hace el desentendido de los sucesivos ecocidios de Pdvsa con
miles de derrames en lagos y afluentes, y el muladar en que ha sido
convertido el lago de Maracaibo. Las redes sociales desmintieron a
Maduro con mensajes como este: “@camichelangeli: ‘potencia
contaminadora’ son los millones de toneladas de coque acumuladas en
Pdvsa”. Sobre por qué no venderá Citgo, no hubo explicación, así que los
rumores cubren ese vacío: las ofertas habrían sido mínimas y en monto
muy inferior al esperado, y otro: Citgo tendría problemas legales que
impedirían su venta, “por ahora”.
Maduro dijo también en la ONU lo que desmienten abrumadoramente los
hechos: que “Venezuela ha cumplido con la mayoría de los objetivos del
milenio, sobre todo en materia de educación y salud”, y lo dice cuando
estamos sumidos en una epidemia por partida doble de chikungunya
(“chikincuya”, según Nicolás) y dengue hemorrágico, enfermedades que se
han disparado por falta de previsión de su gobierno (ausencia oficial de
fumigación y abatización). Los 5 millones de dólares ofrecidos por
Maduro “para erradicar el ébola” (y así dar la sensación de que en
Venezuela la situación sanitaria es normal) son una bofetada para los
miles de enfermos que deambulan por hospitales y farmacias para
encontrar el tratamiento y medicinas que podrían curarlos. El país hace
tiempo que exhibe una carencia criminal de fármacos, hospitales sin
insumos, en ruinas, con equipos más desvencijados aún, a la espera de
repuestos que nunca llegan por falta de divisas, y acosados por el
hampa.
Las consecuencias han sido muertes no declaradas por numerosas
enfermedades y, ahora, por la epidemia de dengue y chikungunya, en torno
a las cuales nos mienten sobre número de muertes y de afectados. Como
mintió Maduro en la ONU con sus “logros” educativos, sobre los que omite
la creciente deserción escolar y la pésima calidad educativa. El Nacional reseñaba
esta semana que Min Educación “obliga a repetir evaluaciones hasta 12
veces”, lo que significa que nadie puede ser aplazado, sino promovido al
curso siguiente, aunque carezca de conocimientos. Sabido es que del
sistema educativo público salen estudiantes con su título de bachiller
sin haber cursado matemáticas, física, biología, castellano y otros, por
falta de profesores.
En pleno “tralará” de Maduro en la ONU, protestaban en Lara porque
Min Educación despidió a 3.000 maestros “por no haber presupuesto para
pagarles” (El Nacional 25-09-14). El colmo de un
gobierno que se dice comprometido con el pueblo es que esos despidos
larenses afectan a las escuelas rurales de educación básica, en
las que ha disminuido la matrícula porque hace tiempo que el PAE (Plan
Alimentario Escolar) fue suspendido por falta de recursos. Conocido es
también que muchos alumnos pobres encontraban en el desayuno y almuerzo
del PAE un aliciente para asistir periódicamente a las aulas.
El clímax del cinismo fue reclamar “la falta de una refundación
democrática en Naciones Unidas”, cuando en Venezuela Maduro tiene presos
políticos solo por disentir, tortura y reprime, y es público y notorio
que no hay división de los poderes públicos porque están al ostensible
servicio de su gobierno. Mientras Nicolás pontificaba sobre lo que no
practica (“consejos vendo y para mí no tengo”) la CIDH mostraba su
alarma por el deterioro de la libertad de expresión en Venezuela y
rechazaba la censura y las acusaciones oficiales de terrorismo mediático
contra quienes denuncian documentadamente la grave crisis sanitaria del
país.
PD: excelente noticia el nombramiento de Chúo
Torrealba como secretario ejecutivo de la MUD. Su capacidad conciliadora
es un aval para el logro de la necesaria unidad; cuenta con gran apoyo
en los barrios y anuncia la lucha pacífica en la calle en defensa de
nuestros derechos violados constantemente por el régimen.
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