LUIS DANIEL ÁLVAREZ V.
| EL UNIVERSAL
domingo 28 de septiembre de 2014 12:00 AM
Impulsar reformas
constitucionales con el propósito de facilitar la reelección y aumentar
el presidencialismo o absurdas medidas que transfieren el gobierno, como
si de una dinastía se tratara, a cónyuges, hermanos o hijos, se ha
hecho elemento recurrente en la región.
Es normal que la ciudadanía recuerde a Rómulo Betancourt por sus innegables aportes a la democracia de Venezuela. Sin embargo, al cumplirse hoy 28 de septiembre 33 años de su desaparición física, deben estudiarse algunos fenómenos que por las características que tuvieron, merecerían, más aún en este momento, analizarse de manera exhaustiva.
El primer elemento se refiere a la alternancia en el poder, manifestado en dos hechos muy concretos. El decreto número 9 de la Junta Revolucionaria de Gobierno, publicado en la Gaceta Oficial del 23 de octubre de 1945, establecía que los miembros del cuerpo colegiado quedaban inhabilitados para postularse en las próximas elecciones presidenciales. No sólo haber escrito el punto, sino haberlo acatado, demuestra respeto institucional por parte de los integrantes del Ejecutivo. El otro momento significativo se suscitó en 1972 cuando Betancourt no aceptó una nueva candidatura a la primera magistratura.
Un nuevo elemento a resaltar fue llevar a cabo un gobierno de Unidad Nacional sustentado en acuerdos alcanzados con Unión Republicana Democrática y Copei, sabiendo que por encima de las diferencias, estaba el interés nacional, por lo cual había que trabajar conjuntamente.
Pueden criticarse algunas acciones de Betancourt. Sin embargo, en fechas en que se enarbolan la lucha contra el continuismo y el diseño de una política unitaria como alternativa democrática al gobierno, no cabe duda de que su legado tiene plena vigencia.
Es normal que la ciudadanía recuerde a Rómulo Betancourt por sus innegables aportes a la democracia de Venezuela. Sin embargo, al cumplirse hoy 28 de septiembre 33 años de su desaparición física, deben estudiarse algunos fenómenos que por las características que tuvieron, merecerían, más aún en este momento, analizarse de manera exhaustiva.
El primer elemento se refiere a la alternancia en el poder, manifestado en dos hechos muy concretos. El decreto número 9 de la Junta Revolucionaria de Gobierno, publicado en la Gaceta Oficial del 23 de octubre de 1945, establecía que los miembros del cuerpo colegiado quedaban inhabilitados para postularse en las próximas elecciones presidenciales. No sólo haber escrito el punto, sino haberlo acatado, demuestra respeto institucional por parte de los integrantes del Ejecutivo. El otro momento significativo se suscitó en 1972 cuando Betancourt no aceptó una nueva candidatura a la primera magistratura.
Un nuevo elemento a resaltar fue llevar a cabo un gobierno de Unidad Nacional sustentado en acuerdos alcanzados con Unión Republicana Democrática y Copei, sabiendo que por encima de las diferencias, estaba el interés nacional, por lo cual había que trabajar conjuntamente.
Pueden criticarse algunas acciones de Betancourt. Sin embargo, en fechas en que se enarbolan la lucha contra el continuismo y el diseño de una política unitaria como alternativa democrática al gobierno, no cabe duda de que su legado tiene plena vigencia.
No comments:
Post a Comment