En: http://www.lapatilla.com/site/2014/09/29/damaso-jimenez-las-metas-del-milenio-de-maduro/
Dámaso Jiménez
Qué habrá querido decir Maduro en la ONU con eso de que su gobierno
ha cumplido durante su gestión con las metas del milenio, cuando cifras
de Datanálisis refieren que al menos 80 por ciento de los 30 millones de
venezolanos consideran que la vida del país se ha convertido en un
desastre, en una catástrofe nacional. Parafraseando su misma línea en el
Bronx para referirse a Obama: “Creo que (el presidente) vive como en
una burbuja”.
Salgan a la calle de noche y conocerán el terror y el desamparo.
Cojan carretera y verán un país fantasmal. Vayan de farmacia en farmacia
preguntando por cualquier medicina que jamás encontrarán, intenten
buscar una batería para el carro o comprar los útiles escolares, buscar
en alquiler un apartamento o tratar de alimentar a una familia con un
sueldo mínimo que bajó de 80 a 40 dólares en tan solo tres semanas. Este
gobierno quebró a los venezolanos, ese fue el sacudón que recibimos, el
impacto fulminante del nuevo modelo de vida del chavismo basado en la
angustia, la incertidumbre y la desesperación como plan de la patria.
El truco de magia basado en el populismo se agotó. Chávez logró
alargarlo por más de 15 años tratando de encantar a millones de
seguidores enceguecidos por su personalidad y la promesa de vivir a
costa del Estado, de lo expropiado, del trabajo de los demás, dispuestos
incluso a obedecerlo en todo con tal de recibir una vida mucho más
fácil, predecible e inmediata.
El populismo basado en la repartición de dineros de las arcas
públicas para ganar votos, terminó convirtiéndose en la llave de entrada
del militarismo más rancio y recalcitrante que se apoderaría de todas
las instancias del poder para demostrar de forma insólita, que los
aspectos de la modernidad, el progreso y el crecimiento de la calidad de
vida de los ciudadanos no se debaten nunca en un cuartel sino en el
propio mercado.
No en balde ninguno de los negocios de maletín que malversaron los 25
mil millones de dólares con la obtención de divisas preferenciales a
través de un CADIVI militarizado fue previsto para crecer, hacer raíces o
estabilizarse en Venezuela, sino para cobrar el cheque en bruto y
malgastarlo en propiedades y lujos en el exterior. Los militares
“revolucionarios” tienen la visión de un quincallero para los negocios,
no siembran y era cuestión de tiempo que termináramos en una crisis sin
precedentes con devaluación, inflación y pobreza.
Un amigo me dijo que la economía siempre busca su cauce en medio de
la tormenta, no se puede decretar bajar los precios de los productos a
la brava después de expropiar empresas y haber saqueado las arcas del
tesoro con compañías fantasmas dedicadas a la importación de alimentos,
“porque tarde o temprano la economía te tumba o te hace a un lado”.
El presidente de la burbuja aún no se percata que la crisis nos
sacude, nos agita, nos zarandea, nos estremece, nos patea hasta
estrellarnos contra la pared de una inflación en 70 %, lo que nos
condena de forma bestial a una pobreza bárbara en comparación con
cualquier país vecino y un dólar que apenas el viernes pasado superó los
100 bolívares de piso, mientras los altos funcionarios del gobierno
rojo se hacen más ricos como dueños absolutos del Sicad 1 y Sicad 2.
La inseguridad de la calle obliga al toque de queda temprano y a la
indignación del alma por las numerosas víctimas de la violencia, el
barril de crudo comienza a bajar por osmosis a 86 dólares por barril.
Ningún otro país del mundo puede creer que no haya dólares en un país
petrolero. La pobreza en Venezuela aumentó 6,1 puntos porcentuales y se
ubicó en 27,3%, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas.
Tenemos el salario más bajo del mundo, incluyendo a Bolivia, Malawi y
Haití.
¿De cuáles metas del milenio habla Maduro? ¿Las que generaron una
escasez del 40 % y un desempleo real del 55 %? ¿La meta que implica
devaluar por réplicas para convertir los dólares en bolívares y obtener
un efecto fiscal favorable solo al gobierno mientras la gente pasa
penurias?
No se llega a la política solo para mentir y preservar en lo posible
un voto duro que se diluye con el hambre y la miseria. Hartos de
pensiones, limosnas y dádivas, el exceso de rabia y pobreza también se
sube a la cabeza.
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