Saturday, September 27, 2014

Parece que ya llegamos al sálvese quien pueda

En: http://konzapata.com/2014/09/parece-que-ya-llegamos-al-salvese-quien-pueda/

Por Medina & Arenas.-

En Venezuela nos hemos acostumbrado a las despedidas. Todas las semanas vemos partir, familiares, amigos, colegas y conocidos; algunos con planes establecidos, ya tienen trabajo en otros países. Otros aventurando, deciden irse a probar suerte creyendo en la esperanza de una vida mejor.  Venezuela pasó de ser la tierra prometida para miles de emigrantes europeos y latinos hace unos cincuenta años, a ser el país del que todos quieren irse.

Ya mucho se ha hablado sobre la fuga de cerebros y la fuga de capitales. En un país que no ofrece posibilidades de crecimiento profesional  ni garantías para hacer negocios lo más lógico es que la clase media, siempre buscando ascenso, vea oportunidades en otros países. Sin embargo, hoy en día, el deseo de emigrar está muy presente en las clases sociales más privilegiadas y en las menos acomodadas también. Empresarios cuyas familias se encontraban fuera decidían mantenerse trabajando acá porque era rentable cambiar de bolívares a dólares. Hoy en día esto es bastante cuesta arriba, sin dejar de lado que la inseguridad ha comenzado a jugar un papel determinante en la decisión de emigrar. Igualmente, hemos comenzado a escuchar historias sobre  nacionales ecuatorianos, peruanos y colombianos que llegaron a nuestro país  buscando trabajo como mano obrera poco calificada o domésticas  que hoy arreglan sus papeles para regresarse a su país natal. Incluso algunos partidarios del gobierno  han sacado sus familias del país o viven con un “pie afuera”  en vista de las pobres condiciones en las que se encuentra Venezuela.

Más allá de todos los problemas, más allá de la inseguridad, el desempleo y la inflación, el venezolano emigra por falta de esperanza.  La gente comienza a preguntarse si vale la pena esperar por un cambio de gobierno cuando la infraestructura institucional de país está destruida, cuando la crisis de valores supera la económica. Para los que vivieron la época de la Venezuela saudita, aún quedan esperanzas de devolver a nuestro país a la senda del progreso, pero para los que no, aferrarse al pasado no es opción.

Los jóvenes de este país se enfrentan a diario con la realidad de  que no es posible acceder a una vivienda, comprar un carro, hacer mercado o simplemente salir a disfrutar. No es de extrañar entonces que las protestas juveniles siempre sean más activas o hasta violentas y los niveles de frustración son muy altos.

El venezolano está huyendo de la realidad. En un sálvese quien pueda no duda en irse a atender mesas en otro país con tal de vivir tranquilo, y aunque huir no resuelve mucho, conformarse tampoco es una opción. Todos los días tenemos menos opciones, todos los días perdemos calidad de vida. Cuando la preocupación de un país es la picada mortal de un mosquito, las cosas no andan bien, y empeoran cuando el gobierno considera terrorista a quien hable de mosquitos, así estamos.

Recuperar nuestro país no es tarea fácil, solo devolviéndoles la esperanza a los venezolanos lograremos involucrar a todos en un verdadero cambio. Se necesitan acciones puntuales que restablezcan la confianza en los liderazgos políticos, cuando el país confía en sus líderes la institucionalidad se fortalece y cuando se lidera dando el ejemplo los ciudadanos cambian.

 Es  responsabilidad de todos construir un mejor país, hay que devolverle su tierra a los que sienten que en el camino comenzaron a ser extranjeros en su propio país y a los que han tomado la difícil decisión de dejar sus familias y amigos atrás para buscar un futuro mejor.

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