En: http://www.lapatilla.com/site/2015/01/04/gonzalo-himiob-desde-el-ojo-de-una-aguja/
Gonzalo Himiob Santomé
Uno hace el esfuerzo. A final de cuentas, cuando tienes hijos
pequeños, debes forzarte a ver las cosas durante las fiestas decembrinas
de una manera distinta. Digo, distinta de la manera en la que la
realidad te obliga a ver tu entorno y sus verdades.
Buscar en nosotros mismos eso que llaman el “espíritu de la Navidad”
se hace entonces consigna y blindas tus ánimos tratando de encontrar,
entre tanto despojo que nos dejó el 2014, algunas luces que te permitan
adornar tu arbolito personal. Pero fue muy difícil, al menos para
quienes subsistimos sin vendas en los ojos.
Pero no solo nosotros, los que tenemos años viendo y advirtiendo que
vamos por mal camino, nos enfrentamos a un diciembre duro y poco
luminoso. El pueblo por fin está uniéndose, viendo las cosas desde la
misma acera, no bajo una consigna política o merced las maniobras de los
partidos, sino en función de la identidad a la que nos fuerza la verdad
de padecer las mismas privaciones y las mismas carencias.
Cuando un niño llora de hambre o porque no tiene las medicinas que
necesita, no hay discurso ni “ideología”, por rimbombante que sea, que
seque sus lágrimas. La economía, definitivamente, marcó también la
pauta, y creo que fueron muy pocos los que realmente lograron despegarse
de la realidad que se vive y se sufre, y los que lo consiguieron lo
hicieron porque o son parte de esa minoría que hoy goza de prebendas y
de mieles inmerecidas, los que son del equipo que nos daña la vida y el
país a todos, o porque recurrieron a la simple y más absoluta negación
de la realidad como mecanismo de defensa.
De los primeros hay poco que decir que no se haya dicho ya. Si eres
un enchufado, o un boliburgués consumado, seguramente no sintieron tus
bolsillos el dolor de esta brutal dieta adelgazante que a todos los
demás “ciudadanos de a pie” nos tiene en ascuas desde hace meses.
Probablemente no tuviste que hacer maromas de bodega en bodega o de
mercado en mercado buscando lo elemental para sobrevivir, ni mucho menos
te quedaste corto, como muchos de nosotros, a la hora de adquirir los
presentes para tus muchachos.
Si eres de esos especímenes, pudiste viajar fuera del país en
“colitas” de PDVSA o recibiste en premio a los favores recibidos algún
yate incautado que fue a dar a la ONA, y fuiste en consecuencia de los
pocos que se mostraron orondos y felices, derrochando sonrisas y plata
mal habidas y celebrando, más que la llegada del Niño Jesús, las
riquezas indebidas de las que te has hecho a costa de todos nosotros.
Los segundos, los que se ocultaron tras los muros de la negación, son
tan malos o hasta peores que los anteriores. Al menos los enchufados y
boliburgueses saben, así no lo reconozcan públicamente, que este estado
de las cosas es absolutamente insostenible y que el país hace rato que
va sin frenos y sin chofer por el despeñadero, y por eso llevan meses
raspando lo que queda en las ollas y “acabando con to´”, como el
“barbarazo”.
Estos otros de los que hablo ahora son los que también, como todos
nosotros, se quedaron “limpios”, como decimos acá en Venezuela, luego de
que las quincenas y los aguinaldos les y nos demostraran que ya no
valían nada, pero aún creen, ellos, a pie juntillas el cuento de que
toda esta debacle no es responsabilidad de los absolutos improvisados
que hoy detentan el poder, sino de los absurdos balbuceos sobre una
“guerra económica” que solo existe, como “comodín” que todo lo puede y
que todo lo explica, en la mente de Maduro, que como mal gobernante que
es y que siempre ha sido, se da el tupé de aceptar en cadena nacional
que Venezuela está oficialmente en recesión, que la cosa está mal, muy
mal, pero ni de broma es capaz de asumir su propia responsabilidad en
ello. La culpa de todo, según Maduro, es de los demás.
No hay novedad en la treta, pero los que están en negación aún no lo
ven. El esquema “revolucionario” siempre ha sido el mismo, y por eso a
quienes no vamos bozaleados ya no nos sorprende ¿O es que hemos olvidado
que a partir del 2004 toda la incipiente tragedia económica nacional
fue atribuida por el gobierno al Paro Cívico Nacional de 2003-04? Chávez
era absolutamente incapaz, como ahora lo es Maduro, de reconocer sus
fallas, mucho menos era capaz de aceptar que su visión económica de la
nación, con sus expropiaciones, intervenciones, controles cambiarios y
confiscaciones a cuestas, era la receta segura de un fracaso
estruendoso, el mismo que ahora a Maduro le estalla en las manos sin que
tenga la menor idea sobre cómo manejarlo; por eso culpaba de sus
ineficiencias y cegueras siempre a los demás, en aquel caso a los
“golpistas” de PDVSA y de Fedecámaras, a los comerciantes que se negaron
a trabajar durante esos días, al “imperio” y a las conspiraciones
intergalácticas, pero jamás a sí mismo.
Ni siquiera se hizo cargo de su afirmación, soltada al vuelo en 2004
ante la AN, según la cual aquella crisis había sido causada por él
mismo, porque la veía como “necesaria”. Así las cosas y en
retrospectiva, como figura política, Chávez solo aceptó su
responsabilidad directa en un único hecho de relevancia nacional, allá
por 1992, cuando fue detenido tras haberse alzado en armas contra el
poder establecido. Y eso fue, seguramente, porque estaba preso. Después
de eso, de todo lo malo que ocurría culpó siempre y con saña a los
demás, apoyado por un gran número de seguidores que ciegos, siempre
ciegos, le veían no como a un ser humano, sino como a una suerte
falseada de divinidad encarnada.
Y por ahí va el guion, de nuevo, pero con un protagonista que no
tiene ni el carisma ni la capacidad histriónica de su predecesor. “Vino
viejo en copa nueva”, tal cual, pero mal bebido y peor servido. La
reciente cadena de Maduro, en la que iba supuestamente a anunciar
medidas económicas que jamás anunció (para variar) no fue más que una
homilía llorosa en la que, al mejor estilo de su mentor, se afanó el
ungido en destacar que la inflación, la carestía, la escasez, y todos
los males de nuestra hoy tan maltrecha economía son culpa (redoble en
suspenso) ¡De las protestas que en todo el país tuvieron lugar durante
el 2014!
Claro, no podía ser de otra manera. Es el mismo “yonofuismo” de
Chávez. Un poco más alto, más grueso y con bigote el interlocutor, pero
es la misma estrategia. La misma política de Estado, el mismo cachimbo
usado, la misma desfachatez, la misma incapacidad crónica para asumir
responsabilidades, pero sin las habilidades manipuladoras, ni el mismo
chorro petrolero abierto a rabiar, que tenía el hoy ausente.
¿Vamos a volver a creer en el mismo cuento? Yo creo que no, pienso
que esta vez la jugada no va a funcionar. Es verdad, aún existen quienes
creen sin miramientos todo lo que se les dice desde el poder, muchos
siguen aferrados a la negación de la realidad, pero también es cierto, y
esto es indiscutible, que cada vez son menos los que quieren seguir
viendo la realidad desde ese ojo de aguja. Amanecerá, y veremos.
@HimiobSantome
No comments:
Post a Comment