EDITORIAL EL NACIONAL
¿Por qué se dividen los partidos? La historia de Venezuela es pródiga en
respuestas, y todas apuntan a motivos ideológicos y doctrinarios. Casi todas
más bien, porque cuando observamos los pleitos intestinos del partido de
gobierno topamos con razones que, en lugar de encontrar asidero en motivos
sustanciales, solo son movidas por un escandaloso pragmatismo.
AD, la bandería que se convirtió en una fortaleza que parecía
inconmovible en 1945, sufrió los embates del fraccionalismo después de 1958
como consecuencia de deslindes de posiciones diferentes que encontraban origen
en diversas interpretaciones de la sociedad.
¿Por qué nace el MIR, por ejemplo? La penetración del marxismo en el
entendimiento de las generaciones jóvenes y el descontento por la desatención
de las injusticias sociales conduce a un desgajamiento trascendental que no
solo golpea las estructuras internas, sino que también deja huellas en la
sensibilidad de una época.
¿Por qué nace después el MEP, por ejemplo? La división no respondió a
los personalismos enfrentados de Betancourt y Prieto Figueroa, sino a las ideas
que cada líder tenía como bandera y que podían cambiar de destino en el azar de
una candidatura presidencial.
El Partido Comunista, otrora templo de la ortodoxia revolucionaria y
obediencia a las voces de la nomenclatura, se convierte en un escombro debido a
la aparición de aires nuevos que la dirigencia no puede sofocar. Son los aires
provocados por la conducta de la Unión Soviética en la sujeción de sus
repúblicas satélites y por las decisiones férreas del comunismo tradicional,
que se reciben con repugnancia por las mentes más abiertas, ahora relacionadas
con los hábitos democráticos que habían menospreciado y capaces de fomentar una
corriente que trasciende los linderos nacionales para convertirse en una
referencia en el extranjero: el atrayente MAS de los orígenes.
Copei tampoco escapa a las conmociones intestinas y, como el resto de
las organizaciones, no dependen ellas del negocio que pueden buscar los que las
promueven. Las fisuras y los divorcios encuentran fundamento en la doctrina
social de la Iglesia católica, en las propuestas de la denominada izquierda
cristiana y aún en las enseñanzas de la Teología de la Liberación, sin que las
simpatías y las antipatías que revuelven el partido verde encuentren resortes
minúsculos para moverse.
¿Por qué se querellan
y dividen hoy los líderes del PSUV? En ningún caso las peleas se parecen a las
del pasado. No se enfrentan por ideas porque carecen de una doctrina a la cual
se le deba fidelidad o sea susceptible de discusión. No discuten sobre las
formas de gobernar, a menos que lo hagan por señas. No siguen liderazgos debido
a que el único que tenían reposa en su mausoleo y solo está disponible para las
jaculatorias. ¿Cuál es, entonces, la razón de sus querellas? Una sola,
estimados lectores, mientras no se demuestre lo contrario: el reparto del
botín, la ocupación de lugar preferente en el saqueo de los dineros públicos.
Vía
El Nacional
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