Luis Vicente León
1. ¿Cuál es el escenario actual? Si bien es cierto que ha habido un ligero repunte en la popularidad del presidente Nicolás Maduro por la campaña contra las sanciones a los siete funcionarios y la solicitud de derogación del decreto al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, antes de la Cumbre de las Américas en Panamá, la disposición de voto por la oposición es clara mayoría.
De manera que el liderazgo político que adversa al gobierno de Nicolás Maduro tiene en sus manos una gran oportunidad, una ventaja potencial que, si se hace lo correcto, se puede concretar en un triunfo en la Asamblea Nacional.
2. ¿Qué es lo que tiene que hacer la Oposición? Todas las encuestas relevantes indican que la crisis económica ha afectado severamente la popularidad del presidente Nicolás Maduro, pero también ha hecho mella en la disposición de voto por el PSUV. Por eso es normal que muchas personas se pregunten cuáles son las condiciones necesarias para que la oposición pueda concretar esa ventaja actual y convertirla en un triunfo electoral parlamentario.
Hay cuatro condiciones claras que se deben cumplir para que, salvo una excepción extraordinaria, la oposición gane las elecciones parlamentarias:
a. Concretar la mayoría y preservarla.
b. Construir una imagen sólida de unidad.
c. Estimular la participación del electorado.
d. Controlar a los radicales.
b. Construir una imagen sólida de unidad.
c. Estimular la participación del electorado.
d. Controlar a los radicales.
3. ¿Y con qué se come esto? Antes de argumentarlos uno por uno, hay que advertir que es cierto que resulta difícil proyectar una elección que ni siquiera ha sido convocada. Y precisamente por eso es necesario que el primer esfuerzo opositor consista en consolidar su mayoría, concretándola y asumiéndola discursivamente, pero siendo estratégicamente cuidadosos: un error que debe evitar la oposición a toda costa es dar por descontado que un debilitamiento chavista se traduce en un fortalecimiento opositor.
A quienes se han decepcionado del chavismo todavía hay que convencerlos de que voten por una alternativa que los incluya. De manera que la mayoría opositora sólo se consolidará motivando a la población con liderazgos y propuestas que enamoren. Es necesario que aprendan de una vez que el voto castigo es sólo un condimento: los electores siempre prefieren votar por algo y no simplemente en contra de algo.
Por eso la selección de los candidatos opositores no puede ser la tradicional: del perfil de esos candidatos dependerá la posibilidad de mover el voto necesario para ganar por una mayoría clara, así que la oposición debe tener una estrategia hiperactiva, cara a cara con el elector, para superar los bloqueos comunicacionales masivos que enfrenta, ante la maquinaria del partido de gobierno.
La población tiene que sentir que la oposición está desplegada totalmente en su trabajo político, acompañado a la gente de cerca y generando soluciones reales y posibles a los problemas que se viven en las comunidades.
Y ahí es cuando se necesita con urgencia construir una imagen sólida de unidad.
4. ¿Cuál será la estrategia ganadora? La estrategia natural del chavismo será inducir la abstención opositora. Y eso lo intentarán conseguir haciendo demostraciones de control institucional que son claves para fomentar el desanimo en el electorado opositor y así equilibrar el abstencionismo que habrá en sus propias filas debido a la decepción generada por la crisis económica en su militancia.
La frontera compleja, entonces, aparece en la estrategia opositora: ¿cómo defender los derechos a una elección justa y, al mismo tiempo, motivar la votación de su electorado? Por eso es que las acciones radicales de protesta (no las pacíficas y creativas, sino las violentas e infértiles electoralmente) se pueden convertir en un aliado natural del gobierno, a quien le conviene mucho más que los posibles votantes de la oposición crean que es imposible ganar las elecciones y terminen por no ir a votar, permitiéndole al PSUV ganar las elecciones limpiamente y con los votos en la mano.
Más allá de las diferencias naturales que deben existir entre grupos internos de la oposición, los acuerdos deben inducirlas a la unidad estratégica.
Es obvio que en la oposición existen dos grupos con diferencias de fondo: están quienes creen que la vía es electoral y están quienes desconfían de que el gobierno respete una victoria opositora.
La conciliación es muy compleja, pero en el escenario actual resulta absolutamente indispensable: sin acuerdo y sin la participación de todos, ganar deja de ser una posibilidad real y se convierte en algo imposible. Y por eso el PSUV hará todo lo posible para impedir que la unidad se concrete.
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