El 19 de Abril de 2015 es fecha propicia, punto inicial para que la gran mayoría de demócratas como poder social inicien sus mayores empeños en rehacer la Nación. Nación que hoy está azotada por una exponencial criminalidad, una máxima inseguridad pública, una inflación desbordada acompañada de una corrupción grotesca y generalizada amparada por un gobierno irresponsable y procaz, que poco sabe y menos le importa la política. A ese gobierno lo que sí le importa es el poder político y de manera violenta ofensiva, arbitraria y primitiva quiere contener a los venezolanos como poder social dispuestos a construir un espacio de redistribución para una nueva democracia.
El gobierno presidido por Nicolás Maduro es primitivo pero altamente ofensivo y amenazador y trata con ello de arrastrar al ciudadano venezolano que hoy carece de un liderazgo cierto y de organizaciones políticas pertinentes para contener la barbarie que lleva dieciséis años en Venezuela. El ciudadano demócrata está obligado entonces frente al vacío de liderazgo y de instituciones pertinentes a convertirse en “ciudadano – poder” para como poder social revivificar la solidaridad sustancial de la sociedad y con ello la democracia ciudadana como cambio político.
La democracia ciudadana de Venezuela como espacio de redistribución facilitará que hombres y mujeres como poder social en la solidaridad sustancial retomen la decencia política en el cuarto lustro del siglo XXI. Venezuela será entonces un Estado con identidad política colectiva: la democracia. Democracia que sirva como pedestal cívico con un desarrollo económico genuino y con un ciudadano que priorice la ética. Igualmente, un poder social que fortalezca la solidaridad de la Nación. Un Estado con sociedad, con empresarios con universidades y académicos que representen a la masa ciudadana democrática en donde todos apunten a un desarrollo político diverso, libre, civilizado y constitucional, es decir, la democracia ciudadana.
Rehacer la Nación es la tarea excelsa y obligatoria del ciudadano político convertido en poder social, representado por los partidos políticos del siglo XXI y de los hacedores de la democracia incompleta del siglo XX. Todo ello demanda coraje político, decisión histórica y ética que rememoré el gentilicio de nuestros abuelos y permita otear la Venezuela del siglo XXI. Rehacer la Nación es entender a la Venezuela política como el espacio de redistribución que garantice la individualidad, que facilite las relaciones políticas y en dónde el ciudadano con su participación contendiente pueda ser contralor, juez y si fuera necesario factor de obstrucción como fortaleza de la democracia.
Rehacer la Nación es tarea impostergable de los venezolanos demócratas y tiene que ser entendida como respuesta a la barbarie, grotesca expresión de un proyecto inviable fracasado y anacrónico que hoy representa Nicolás Maduro y su autocracia militarista. Proyecto desfasado que es contrario al gen democrático del venezolano que vivió en la democracia incompleta y hoy se niega a la amenaza autocrática militar, al regaño publico de Nicolás Maduro, al primitivismo y grosería de otros más del grupo autocrático que forman su gobierno.
Rehacer la Nación tiene que ser frente a la barbarie el centro y proyección del poder social de todos los ciudadanos democráticos que están contestes que en Venezuela hoy como país, cercado por una ideología extrema, incivilizada y brutal no tiene mas destino sino el cambio hacia un nuevo espacio de redistribución. Venezuela como un espacio de redistribución política, económica y social tiene que ser entendida como la democracia del siglo XXI con demócratas que nos negamos a seguir dentro del ensayo perverso iniciado el 4F de 1992 extendido hasta el 2015. A partir del 2015 el poder social decreta un cambio político para que surja y crezca la solidaridad ciudadana, el respeto mutuo y el privilegio de la ética como valor central de la vida.
Los venezolanos como poder social no toleraremos la ofensa por actores primitivos y adoctrinados además de personajes autoritarios y militaristas. Todos ellos están distantes del arte de la política, son anacrónicos y actúan como bastardos en sus ejecutorias, razón por la cual los demócratas nos reuniremos alrededor del poder social real. Poder social real que es propio de sociedades con vergüenza y sentido de la historia para demostrar que no toleraremos más que se nos siga mancillando nuestra dignidad seremos capaces de producir el cambio para rehacer la nación.
Rehacer la Nación es construir la gran fuerza política motora que hoy existe de manera subyacente en los venezolanos y hasta en los expatriados, en donde jóvenes y mayores mujeres y hombres se sientes asqueados del militarismo el radicalismo y sus llagas. Por todo ello queremos que Venezuela sea ese nuevo espacio de redistribución del poder y una Nación – Estado donde se imponga la ley, la decencia y la confraternidad social.
Rehacer la Nación finalmente, es que los demócratas se agrupen como poder social y como un todo activado orienten el cuerpo de acciones políticas, demuestren nuestra férrea voluntad política para contener y con el desplazar la tiranía que hoy avergüenza a Venezuela. Rehacer la Nación es entender a los grandes hombres que otrora construyeron este extraordinario país y que hoy está negado a que un caporal rodeado de hombres armados empleando lenguaje procaz y estilo desfachatado ofenda a una Nación decente.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP
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