Wednesday, April 29, 2015

La llaga de la revolución

En: http://www.lapatilla.com/site/2015/04/28/jose-machillanda-la-llaga-de-la-revolucion/

José Machillanda

Corrupción ha sido la característica y constante perversión de la autocracia militarista, régimen inhumano y abusador que nace del obscurantismo y de la violación de la ética que no conoce límites y por pragmático termina siendo inmoral, corrupto en esencia. Corrupción es la que practican los jefes de la Revolución porque así se hacen llamar, corrupción que promueven para cooptar, comprar y terciar relaciones y acciones no santas, es decir, instrumento y fuente para ejercer el poder político en detrimento de la dignidad, decencia y de las leyes que rigen a la República.
La corrupción es la llaga de la Revolución. Llaga que crece permanentemente, hiede y asquea el nauseabundo desenvolvimiento político de una autocracia creada por Chávez pretendida por Maduro y obsesionada por mantenerse en el poder a toda costa. Por ello, esa llaga de la corrupción es una marca política que identifica a quienes salidos del obscurantismo del Golpe de Estado y de la violencia radical marxista de la década del sesenta, todavía creen que pueden seguir engañando a quienes le vendieron una utopía imposible.
La llaga de la corrupción ha servido en Venezuela para la cooptación y el encumbramiento de pusilánimes que se creen líderes, gerentes y/o ejecutivos y que su basta ignorancia los conduce a ejecutar dolo, cohecho y nepotismo con el fin de ejercer dominio y control en la función del gobierno. Tan degradante corrupción muestra hoy a muchos hombres y mujeres formando parte de esa escoria sanguinolenta, hedionda y asquerosa que apesta a los venezolanos que asombrados descubren a diario a numerosos capos, traficantes, compradores, operadores financieros mostrándole al mundo la riqueza de la renta petrolera para uso de negociados.
La corrupción ha invadido durante este régimen a personajes maléficos, delirantes y sumisos al personalismo del gobernante y por su torpeza mostraron truculentas conductas y creyeron que jamás serian descubiertos, como ahora lo han sido. Esa purulencia financiera que los señala como poseedores de centenares y millares de dólares almacenados en la banca internacional cómplice del mundo, pudo ser empleada en recursos para la educación, investigación, tecnología, infraestructura y agricultura de todos los venezolanos. Muchos son miembros del alto gobierno, llagas políticas podridas en dólares robados a los venezolanos hoy hambreados, enfermos y sojuzgados pero listos, prestos y dispuestos a revertir tanta ignominia en pleno siglo XXI.
Ministros, magistrados, políticos, diputados y en mayor cantidad por ser esta una autocracia militarista, militares, miembros de la administración pública sobresalen como grandes corruptos del actual Régimen. Esto explica como un Mayor General Hebert García Plaza ahora se llama el General Triferry, es decir, un hombre que se presume por haberse escapado del país y ante la solicitud enérgica del gobierno que es él responsable por una grotesca comisión o coima como parte de la llaga de la corrupción.
El General los cuatro soles y la licuadora, el General Triferry y mañana o pasado cualquier otro militar inmerso en la corrupción, parecieran el destino doloroso y cruento de una institución que fue profesional y tenia responsabilidad con su sociedad. Con su sociedad y con los miembros de esa institución que ahora tienen que salir huyendo del país por la llaga de la corrupción. La corrupción es propia de hombres débiles, carentes de formación ética, ausente del sentido de la historia que de espaldas a su profesión, a su sociedad y hasta su familia asumen el dinero mal habido como la solución de sus problemas.
Esos militares desconocen la ética utens, la ética aplicada y la ética de compromiso disciplinas que han sido violentadas de manera primitiva y compulsiva por quienes en ejercicio de una responsabilidad de gobierno se olvidan de su ética y formando parte de mafias se escudan en el robo brutal para convertirse en factores de desequilibrio y creador de dolorosas desigualdades. Desigualdades entre quienes usan uniformes, desigualdades en la familia militar y desigualdades entre compañeros de armas que no pueden comprender las riquezas súbitas, inexplicables de quienes como seguidores públicos deberían rendir cuenta de su gestión.
¡Ladrones!… así son llamados por la sociedad de dónde vienen y la sociedad a dónde debieran regresar, ladrones que engrosan las filas de los venezolanos perseguidos y solicitados por la Interpol que terminan siendo testigos protegidos y dispuestos a acusar a toda la mafia de hombres y mujeres que con y sin uniformes constituyen el sello vergonzoso de calidad de este régimen que requiere ante tanta desvergüenza la reconstrucción por parte de los demócratas de la democracia en Venezuela.
Las llagas de la Revolución, los generales ladrones, los magistrados, ministros y funcionarios asaltantes del tesoro nacional son la muestra de la regresión y de la desgracia de un país que por falta de liderazgo hoy lo atormenta la llaga de la corrupción. La corrupción entonces como consecuencia del gran impacto que produce en la mayoría de los venezolanos tiene que ser el percutor para que en Venezuela desde ya crezca una energía fundamentada en la ética capaz de conseguir por la vía civilizada el rehacer de la Nación. Rehacer de la nación que por la vía del voto sea capaz de construir un nuevo espacio de redistribución que permita introducir un carácter serio y ético de la política y una identidad colectiva democrática para que contenga y después elimine la vergüenza hoy presente, de la llaga de la Revolución.

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