THAYS PEÑALVER | EL UNIVERSAL
jueves 1 de septiembre de 2011 03:10 PM
El régimen ataca: "la oposición ha iniciado una campaña para deslegitimar desde ya al CNE y cantar fraude ante la victoria bolivariana en 2012". He revisado la prensa para ver quién, cuándo y dónde pero lo único que he encontrado es respeto y apoyo de todas las fuerzas democráticas serias hacia el CNE. A menos que, manifestar la preocupación lógica de quien ejerce su derecho a exigir mejores garantías, sea considerada "campaña para deslegitimar". Entonces, ¿pretende la revolución que nadie pida mejores garantías electorales, mientras nos dicen que ya ganaron como si tuvieran un sistema de votación anticipada, como en la Grecia Antigua? Que salga uno de los partidos defiendo al CNE como si no fuera un Poder, mientras nos dice que ganaron y con cuantos votos, sí es deslegitimarlo y además nos hacen sentir que vamos al matadero.
Pedir más y mejores garantías, es un derecho constitucional. Lo hicieron los alemanes y nadie los acusó de deslegitimar al CNE cuando ganaron en la Corte Suprema alemana, que declaró al sistema de voto electrónico como inconstitucional. Fue una conquista electoral que todo buen alemán pueda auditar su sistema, sin mas herramientas que su conocimiento. Que el sistema estuviera por encima de ese conocimiento o diseñado para que quien lo audite deba ostentar un doctorado en sistemas integrados, era violar los derechos del más humilde de los alemanes.
En Japón, líder indiscutible en tecnología, lograron que su modelo de votación sea manual (solo hay voto electrónico para prefecturas) de la misma manera que Italia y Canadá. En Bélgica lograron un sistema de auditoría espectacular. Holanda lo eliminó porque demostró vulnerabilidad, luego en Irlanda y Finlandia. Reino Unido y España utilizan el modelo manual. Todos estos fueron logros electorales, conquistados mediante protestas.
La mayoría de las naciones más avanzadas están dando marcha atrás o paralizando el e-voto, bajo el criterio de que: "es el futuro, solo si se mejora el presente". Porque en democracia, las protestas por los derechos, también forman parte del sistema electoral. La legitimidad es un asunto de confianza en el sistema y no en el árbitro. Por eso, donde existe el e-voto, los electores han conquistado nuevas garantías, como en Brasil donde lograron el sorteo de lotes enteros de máquinas el día de la elección, para una votación paralela con testigos de todos los partidos, la contratación de expertos auditores tecnológicos para todos los aspectos del proceso incluidos la supervisión montaje, colocación de sellos y auditoría de máquinas, la entrega de los códigos fuente del software a los partidos 180 días antes, competiciones de hackers pagados por su CNE y más de 50 (repito: cincuenta) procesos de auditoría y control previo, durante y posterior. En la India lograron un sistema de conteo de votos por "paquete" en presencia de los representantes de los partidos y su nueva máquina de votar. En Francia el modelo mixto de auditoría previo y posterior que dura 29 días. En todos existen los comités paritarios del registro electoral y los partidos participan en su respectivo CNE, vigilando cada detalle.
Ahora bien, los tiempos del 60-40 quedaron atrás, para ganar es vital, que nuestros líderes no caigan en el error de ¡Si discutimos nadie vota!, o ¡Pedir garantías es deslegitimar al CNE! Debemos exigir, en pleno ejercicio democrático que si tenemos que votar con el sistema brasilero o francés, que nos den las mismas garantías que tienen estos países y las que consideremos. Cuando se logre eso, habrá triunfado la democracia e importará poco si quien da los resultados, es el propio Presidente.
Pedir más y mejores garantías, es un derecho constitucional. Lo hicieron los alemanes y nadie los acusó de deslegitimar al CNE cuando ganaron en la Corte Suprema alemana, que declaró al sistema de voto electrónico como inconstitucional. Fue una conquista electoral que todo buen alemán pueda auditar su sistema, sin mas herramientas que su conocimiento. Que el sistema estuviera por encima de ese conocimiento o diseñado para que quien lo audite deba ostentar un doctorado en sistemas integrados, era violar los derechos del más humilde de los alemanes.
En Japón, líder indiscutible en tecnología, lograron que su modelo de votación sea manual (solo hay voto electrónico para prefecturas) de la misma manera que Italia y Canadá. En Bélgica lograron un sistema de auditoría espectacular. Holanda lo eliminó porque demostró vulnerabilidad, luego en Irlanda y Finlandia. Reino Unido y España utilizan el modelo manual. Todos estos fueron logros electorales, conquistados mediante protestas.
La mayoría de las naciones más avanzadas están dando marcha atrás o paralizando el e-voto, bajo el criterio de que: "es el futuro, solo si se mejora el presente". Porque en democracia, las protestas por los derechos, también forman parte del sistema electoral. La legitimidad es un asunto de confianza en el sistema y no en el árbitro. Por eso, donde existe el e-voto, los electores han conquistado nuevas garantías, como en Brasil donde lograron el sorteo de lotes enteros de máquinas el día de la elección, para una votación paralela con testigos de todos los partidos, la contratación de expertos auditores tecnológicos para todos los aspectos del proceso incluidos la supervisión montaje, colocación de sellos y auditoría de máquinas, la entrega de los códigos fuente del software a los partidos 180 días antes, competiciones de hackers pagados por su CNE y más de 50 (repito: cincuenta) procesos de auditoría y control previo, durante y posterior. En la India lograron un sistema de conteo de votos por "paquete" en presencia de los representantes de los partidos y su nueva máquina de votar. En Francia el modelo mixto de auditoría previo y posterior que dura 29 días. En todos existen los comités paritarios del registro electoral y los partidos participan en su respectivo CNE, vigilando cada detalle.
Ahora bien, los tiempos del 60-40 quedaron atrás, para ganar es vital, que nuestros líderes no caigan en el error de ¡Si discutimos nadie vota!, o ¡Pedir garantías es deslegitimar al CNE! Debemos exigir, en pleno ejercicio democrático que si tenemos que votar con el sistema brasilero o francés, que nos den las mismas garantías que tienen estos países y las que consideremos. Cuando se logre eso, habrá triunfado la democracia e importará poco si quien da los resultados, es el propio Presidente.
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