JOSÉ MAYORA | EL UNIVERSAL
viernes 2 de diciembre de 2011 12:00 AM
El pasado lunes se realizó una cumbre binacional entre naciones, tradicionalmente consideradas como hermanas cuya familiar relación, en oportunidades, los avatares de la historia han comprometido.
Después de un reciente pasado turbulento, al parecer nos encontramos en una inestable luna de miel entre los presidentes Santos y Chávez, ¿quién lo iba a pensar? No sabemos si van a superar la crisis del séptimo año pues, en ambos casos, dudamos que para esa fecha sean, respectivamente, presidentes en ejercicio.
Debo reconocer que la del lunes fue una reunión muy particular en la que el comandante habló del amor que siente por Colombia, sentimiento que se viene incoando desde la tierna infancia y Santos habló de negocios. Recuerdo a Henry Kissinger cuando afirmaba que los países no tienen amigos sino intereses y yo me atrevo a decir que, a veces, los intereses no son de los países sino de los gobernantes de turno.
¿Qué vino a hacer Santos a Venezuela? Supremamente, a defender los intereses de Colombia, a procurar los mejores beneficios para la nación entera, no para una parte de ella, función para la cual los colombianos votaron por él. Santos vino a cerrar negocios y para ello vino acompañado con quienes hacen los negocios, los empresarios responsables de producir aquellas mercancías de interés para los venezolanos, o mejor dicho, para el líder de la revolución.
¿Qué le vendió Venezuela a Colombia? Hasta donde pudimos saber, Venezuela no vendió. Los acuerdos fueron firmados por los ministros de ministerios que no producen nada, que, en el mejor de los casos, compraron para abastecer, y crear condiciones favorables para encargar cada vez que algo falte en los anaqueles del venidero año electoral. Ciertamente Chávez ama a los colombianos, pues qué mejor beneficio que estimular el empleo popular y las ganancias de sus empresarios oligarcas.
El negocio de Santos fue redondo. Le garantizaron el mismo tratamiento que se da a los miembros de la CAN, no siendo Venezuela miembro de ese importante foro. Le garantizaron también que no le expropiarían ninguna empresa. Me imagino que con todas esas garantías, no allanarán los camiones cargados de mercancía que ingresen al territorio nacional y, menos aún, le aplicarán la ley del precio justo, con lo cual se comete una injusticia con los venezolanos, pues esas mercancías las tendremos que pagar a precios que han sido fijados por el mercado.
El agradecimiento del régimen por la desprendida actitud de los hermanos colombianos no conoce límites, y para ello utilizará diferentes formas de pago. Venezuela se compromete a entregar narcotraficantes buscados por el gobierno del vecino país; cuando haya que pagar en efectivo no lo hará con "sucres" sino con dólares; se compromete igualmente a crear las condiciones para que recursos humanos calificados emigren hacia el hermano país; y, si alcanza, después de venderle a los imperios norteamericano y chino, le enviaremos algo de petróleo. Por cierto, que la entrega del narcotraficante me hizo evocar la visita de Toledo a Venezuela y la entrega de Montesinos. No quiero decir que es lo mismo, pero...
Aparte de la motivación electoral, cada compromiso asumido por este régimen, en condiciones desconocidas, es un obstáculo adicional para el nuevo gobierno que con seguridad tendremos a partir del 2012. Es parte de la ardua tarea política que habrá que gerenciar con inteligencia y sentido estratégico.
Después de un reciente pasado turbulento, al parecer nos encontramos en una inestable luna de miel entre los presidentes Santos y Chávez, ¿quién lo iba a pensar? No sabemos si van a superar la crisis del séptimo año pues, en ambos casos, dudamos que para esa fecha sean, respectivamente, presidentes en ejercicio.
Debo reconocer que la del lunes fue una reunión muy particular en la que el comandante habló del amor que siente por Colombia, sentimiento que se viene incoando desde la tierna infancia y Santos habló de negocios. Recuerdo a Henry Kissinger cuando afirmaba que los países no tienen amigos sino intereses y yo me atrevo a decir que, a veces, los intereses no son de los países sino de los gobernantes de turno.
¿Qué vino a hacer Santos a Venezuela? Supremamente, a defender los intereses de Colombia, a procurar los mejores beneficios para la nación entera, no para una parte de ella, función para la cual los colombianos votaron por él. Santos vino a cerrar negocios y para ello vino acompañado con quienes hacen los negocios, los empresarios responsables de producir aquellas mercancías de interés para los venezolanos, o mejor dicho, para el líder de la revolución.
¿Qué le vendió Venezuela a Colombia? Hasta donde pudimos saber, Venezuela no vendió. Los acuerdos fueron firmados por los ministros de ministerios que no producen nada, que, en el mejor de los casos, compraron para abastecer, y crear condiciones favorables para encargar cada vez que algo falte en los anaqueles del venidero año electoral. Ciertamente Chávez ama a los colombianos, pues qué mejor beneficio que estimular el empleo popular y las ganancias de sus empresarios oligarcas.
El negocio de Santos fue redondo. Le garantizaron el mismo tratamiento que se da a los miembros de la CAN, no siendo Venezuela miembro de ese importante foro. Le garantizaron también que no le expropiarían ninguna empresa. Me imagino que con todas esas garantías, no allanarán los camiones cargados de mercancía que ingresen al territorio nacional y, menos aún, le aplicarán la ley del precio justo, con lo cual se comete una injusticia con los venezolanos, pues esas mercancías las tendremos que pagar a precios que han sido fijados por el mercado.
El agradecimiento del régimen por la desprendida actitud de los hermanos colombianos no conoce límites, y para ello utilizará diferentes formas de pago. Venezuela se compromete a entregar narcotraficantes buscados por el gobierno del vecino país; cuando haya que pagar en efectivo no lo hará con "sucres" sino con dólares; se compromete igualmente a crear las condiciones para que recursos humanos calificados emigren hacia el hermano país; y, si alcanza, después de venderle a los imperios norteamericano y chino, le enviaremos algo de petróleo. Por cierto, que la entrega del narcotraficante me hizo evocar la visita de Toledo a Venezuela y la entrega de Montesinos. No quiero decir que es lo mismo, pero...
Aparte de la motivación electoral, cada compromiso asumido por este régimen, en condiciones desconocidas, es un obstáculo adicional para el nuevo gobierno que con seguridad tendremos a partir del 2012. Es parte de la ardua tarea política que habrá que gerenciar con inteligencia y sentido estratégico.
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