EMETERIO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
domingo 11 de diciembre de 2011 12:00 AM
"Campesino que estás la tierra,
marinero que estás en el mar,
miliciano que vas a la guerra
con un canto infinito de paz,
nuestro mundo de azules boinas,
os invita su voz a escuchar:
empujad hacia el alma la vida
en mensaje de marcha triunfal".
Para alguien que anda obsesionado -y tal vez en demasía- con las profundas carencias éticas de la Civilización Occidental, haber estado esas dos horas allí, en Arquitectura, el lunes pasado, día del profesor universitario, fue por demás demoledor. Porque se trataba de la UCV, brutalmente agredida por el castro-comunismo en su expresión postrera, en su último y languideciente aliento ideológico: ¡¡Huguito!!
Porque en esas mismas aulas, hace 50 años, me sembraron en el alma las ideas infantiles de Carlos Marx. Porque -sin ser tan bruto, pero de tanto que me emponzoñaron- me llevó 10 años entender cuán boba es la ridícula idea según la cual el trabajo, y los trabajadores, serían la fuente exclusiva del valor de las mercancías. Más otros 10 años para entender qué son la Propiedad Privada y la Libertad Individual y cómo sin ellas la sociedad se hunde en el oscurantismo y la miseria. Ese criminal y sobre todo absolutamente inútil esfuerzo del Marxismo para eliminar las desigualdades humanas. Un esfuerzo del cual, parodiando una frase famosa, podría decirse que ¡¡más que crímenes, fueron crímenes inútiles!! Gracias a los estudiantes, a Cecilia García Arocha, Amalio Belmonte y al resto de las autoridades ucevistas, por esta hermosa pelea que están dando.
Pero -sin que yo me enterara- el pasado comunista había decidido ensañarse conmigo ese lunes. Tras almorzar en la APUCV y compartir con viejos y queridísimos amigos, ya yéndome, divisé a lo lejos un recuerdo tan doloroso como el marxismo: un incipiente amigo de hace 50 años, a quien en aquel entonces, un buen día, no volví a ver... se había ido a las guerrillas y nunca más supe de él. Y digo doloroso -más allá de la alegría de saberlo vivo- porque no puedo dejar de pensar, otra vez como obseso, qué habrá pasado con su mente y con su ideología en estas cinco décadas. ¿Cómo se ubicará ante esta absoluta loquetera de revivir el Comunismo?
¿Estaría él en la reunión de exguerrilleros chavistas que hubo en estos días? ¿Seguirá aferrado a aquella visión decimonónico-zonza de la historia y de lo humano que nos inculcaron los terroríficos Manuales del Materialismo Dialéctico? ¿Qué pensará de esa academia-viviente que es Fidel Castro? Digo academia-viviente en el sentido de poder trasmitirnos -de un solo golpe y facilito- lo que tanto nos cuesta captar en los libros de filosofía: el profundo e inescrutable Sinsentido de lo humano; el haber intentado, por cincuenta (50) años, imponerle el Comunismo a Cuba, cuando en 1930 -¡¡con los asesinatos masivos de Stalin!!- ya sabíamos que se trataba del más horrendo y criminal totalitarismo.
Ojalá ese viejo e incipiente amigo haya utilizado bien estas cinco décadas, las mismas que el pobre Fidel se gastó para no entender nada, para que no le entrara en su mentecita la más mínima idea. Ojalá no esté entre los que -aún siendo antichavistas- todavía creen que los jóvenes que hoy agreden a la UCV lo hacen "porque no tienen claro lo que es el Socialismo". ¡¡Como si se pudiera tener claro lo que es el Socialismo!! ¡¡Como si las hubiese auténticas!! Como si la renovación del Ser Humano, en verdad necesaria, pudiese imponerse a juro; como si el anhelado Hombre Nuevo pudiese decretarse.
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