MAYELA ARMAS H.| EL UNIVERSAL
martes 4 de junio de 2013 12:00 AM
Con un precio del barril promedio en $103 se registra una sequía de divisas que afecta a los sectores clave de la economía.
Las cifras oficiales evidencian que en el primer trimestre del año las ventas de crudo y derivados al exterior alcanzaron los $21,3 millardos, sin embargo, de ese monto ingresaron al Banco Central 9,7 millardos, 46% del total.
La distribución del flujo de divisas petroleras muestra que más de 50% se orientó a los fondos que maneja el Estado, cuya asignación no es precisada.
Con los dólares que recibe el instituto emisor se alimentan las reservas internacionales, que se utilizan para cubrir los compromisos de deuda externa así como las importaciones, pero los datos muestran que no hubo holgura suficiente para atender los requerimientos.
Aunque las autoridades aseguran que hay recursos para efectuar las liquidaciones de divisas, en el sector privado se indica que los retrasos persisten y que de las deudas pendientes hasta ahora se ha saldado entre 10 y 12%.
Con el fin de contener los precios antes de las elecciones, el Gobierno en 2012 garantizó parte de la oferta de bienes mediante importaciones, por lo cual las compras externas alcanzaron un nivel récord de $59,3 millardos. Sin embargo, el grueso de esas adquisiciones en el exterior se autorizó hasta octubre, pues durante el último trimestre del año comenzaron las restricciones, que se agudizaron en el primer trimestre de 2013.
Ante esa situación, en enero se aprobó la reforma de la contribución a los precios extraordinarios del crudo para incrementar las ventas de divisas de Pdvsa al BCV y así oxigenar a Cadivi. En aquel momento, el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, indicó que al ente emisor ingresarían este año $2,4 millardos adicionales y dijo: "si el pasado año se entregaron en total $46 millardos, en este período se proyectan cerca de 49 millardos". Estimación que luego se ajustó.
Llegó a aseverar que "el Gobierno tiene la suficiente capacidad para generar todas las divisas para el funcionamiento de la economía, pero hay una presión especulativa y nuestra tarea es vender más divisas al BCV. Al subir el tramo, se baja la tensión en el sector especulativo".
Esa reforma fue la primera medida de un conjunto de acciones: devaluar, eliminar el Sitme (mecanismo alterno de entrega de dólares) y dejar todas las autorizaciones para las compras externas en manos de Cadivi. Las autoridades en su momento señalaron que se volvería al esquema de años anteriores en el cual Cadivi atendería el 94% de las solicitudes.
Pero los resultados de las medidas no son satisfactorios. Cadivi sigue presentado atrasos en las asignaciones, el Sicad no se ha terminado de reforzar y las ventas de dólares de Pdvsa al BCV se mantienen en un nivel similar al primer trimestre de 2012.
La disponibilidad de recursos está obligando al Gobierno a revisar el sistema de administración de divisas. En días pasados la presidenta del BCV, Edmée Betancourt, aseveró que el aparato productivo requiere entre 3 millardos y $3,5 millardos mensuales para funcionar. Esto supondría entre 36 y $42 millardos anuales en importaciones.
Esa reducción planteada significa llevar las compras externas al nivel que tenían en 2009, que fue un año de recesión económica.
Las cifras oficiales evidencian que en el primer trimestre del año las ventas de crudo y derivados al exterior alcanzaron los $21,3 millardos, sin embargo, de ese monto ingresaron al Banco Central 9,7 millardos, 46% del total.
La distribución del flujo de divisas petroleras muestra que más de 50% se orientó a los fondos que maneja el Estado, cuya asignación no es precisada.
Con los dólares que recibe el instituto emisor se alimentan las reservas internacionales, que se utilizan para cubrir los compromisos de deuda externa así como las importaciones, pero los datos muestran que no hubo holgura suficiente para atender los requerimientos.
Aunque las autoridades aseguran que hay recursos para efectuar las liquidaciones de divisas, en el sector privado se indica que los retrasos persisten y que de las deudas pendientes hasta ahora se ha saldado entre 10 y 12%.
Con el fin de contener los precios antes de las elecciones, el Gobierno en 2012 garantizó parte de la oferta de bienes mediante importaciones, por lo cual las compras externas alcanzaron un nivel récord de $59,3 millardos. Sin embargo, el grueso de esas adquisiciones en el exterior se autorizó hasta octubre, pues durante el último trimestre del año comenzaron las restricciones, que se agudizaron en el primer trimestre de 2013.
Ante esa situación, en enero se aprobó la reforma de la contribución a los precios extraordinarios del crudo para incrementar las ventas de divisas de Pdvsa al BCV y así oxigenar a Cadivi. En aquel momento, el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, indicó que al ente emisor ingresarían este año $2,4 millardos adicionales y dijo: "si el pasado año se entregaron en total $46 millardos, en este período se proyectan cerca de 49 millardos". Estimación que luego se ajustó.
Llegó a aseverar que "el Gobierno tiene la suficiente capacidad para generar todas las divisas para el funcionamiento de la economía, pero hay una presión especulativa y nuestra tarea es vender más divisas al BCV. Al subir el tramo, se baja la tensión en el sector especulativo".
Esa reforma fue la primera medida de un conjunto de acciones: devaluar, eliminar el Sitme (mecanismo alterno de entrega de dólares) y dejar todas las autorizaciones para las compras externas en manos de Cadivi. Las autoridades en su momento señalaron que se volvería al esquema de años anteriores en el cual Cadivi atendería el 94% de las solicitudes.
Pero los resultados de las medidas no son satisfactorios. Cadivi sigue presentado atrasos en las asignaciones, el Sicad no se ha terminado de reforzar y las ventas de dólares de Pdvsa al BCV se mantienen en un nivel similar al primer trimestre de 2012.
La disponibilidad de recursos está obligando al Gobierno a revisar el sistema de administración de divisas. En días pasados la presidenta del BCV, Edmée Betancourt, aseveró que el aparato productivo requiere entre 3 millardos y $3,5 millardos mensuales para funcionar. Esto supondría entre 36 y $42 millardos anuales en importaciones.
Esa reducción planteada significa llevar las compras externas al nivel que tenían en 2009, que fue un año de recesión económica.
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