Más que discutir si es ético o no hacer default, o tratar de buscarle algo positivo al supuesto sacudón, es hora de que comience un debate nacional sobre el fracaso de este modelo económico.
Por Juan Antonio
Avellaneda (Londres).- Ya se ha escrito mucho sobre el famoso artículo
de Hausman-Santos del cual podemos agradecer, gracias a la importancia
del profesor Ricardo Hausman y Harvard University, que tome cuerpo un
tema que desde enero ya se viene hablando y es noticia mundial;
Venezuela hace default interno para poder pagar su deuda externa.
Todos los economistas y
analistas que han comentado sobre el tema, y el mismo Miguel Angel
Santos ayer lo hizo en otro tono en el programa de César Miguel Rondón,
saben el alto costo que llevaría a la Republica un default debido a que
Venezuela importa 96% de lo que se consume; Argentina por ejemplo
produce 89% de lo que consume internamente. Un default llevaría el país a
la hambruna y la mayor crisis de su historia.
La Republica ya tuvo
este dilema una vez y el profesor Hausman fue protagonista del mismo en
el año 1988, cuando el país tenía las reservas internacionales casi en
cero, estaban a punto los vencimientos de deuda y sufría una aguda
distorsión de precios. Y, correctamente, en vez de un default externo se
hizo una refinanciación de la deuda y un programa de ajustes económico
que llevó a la recuperación de la reservas internacionales y a la
estabilización de la economía.
Estas crisis del 88, al
igual que la del 84, o la del 96, provocaron programas de ajustes
importantes. Inclusive en el 2009, Chávez realizo un mini ajuste. Todas
tenían algo en común. Había un factor externo que impactó la economía
nacional. En las primeras tres, una baja de los precios del petróleo; en
la del 2009, una crisis financiera mundial. Igualmente, en todos esos
momentos se podía culpar a algo o alguien de la crisis, El gobierno
derrochador de Perez I, el desastre de Lusinchi, la crisis bancaria de
1994 y la crisis mundial del 2008. En ésta del 2014, no hay nada de
aquello. El petróleo sigue estable entre los 90 y los 100 dólares el
barril, y el sistema financiero mundial se muestra bastante sano. Y peor
aún, no hay a quien culpar porque significaría que el Plan Socialista
de Chávez fue un fracaso.
Una de las causas es la
alta corrupción denunciada por los mismos dirigentes del PSUV que ha
ocasionado una fuga de divisas que hoy podrían colmar las reservas
internacionales. La deuda externa en bonos, es decir papeles, suma
alrededor de 45.000 millones de dólares y casi la mitad de la misma es
equivalente a los renombrados 25.000 millones que desaparecieron en
empresas de maletín por CADIVI. Y esto es solo un ejemplo.
Otra de las causas es la
falta de credibilidad del gobierno de Maduro. El cacareado sacudón, más
que ayudar, demostró que no hay consenso sobre medidas. El mismo Juan
Barreto, que no es economista, lo decía el domingo en un programa de
televisión: “un verdadero sacudón tenía que haber venido con anuncio de
nuevas políticas económicas”. La actitud fría de Rafael Ramírez en su
entrevista del pasado domingo con José Vicente Rangel, reflejaba la
inconformidad de muchos dirigentes actuales.
Pero la mayor de las
causas, es el modelo económico que ya colapsó. Está fracasado y allí la
tragedia. El legado de Chávez hace complicado aceptar esta causa. La
verdadera causa de los problemas.
Más que discutir si es
ético o no hacer default, o tratar de buscarle algo positivo al supuesto
sacudón, es hora de que comience un debate nacional, en especial
iniciado por la oposición, sobre el fracaso de este modelo económico.
Modificando la famosa frase de Bill Clinton, concluyo diciendo: “es el
modelo estúpido, el modelo”
P.D: Como columnista, y
aunque soy crítico aquí del artículo del profesor Hausman, quiero darle
mi apoyo ante los ataques recibidos por parte del presidente Nicolás
Maduro. El debate es lo que nutre el conocimiento.
No comments:
Post a Comment