Thursday, September 18, 2014

Perfiles

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140918/perfiles
          
DIEGO BAUTISTA URBANEJA |  EL UNIVERSAL
jueves 18 de septiembre de 2014  12:00 AM

Existe dentro de la oposición venezolana una corriente de opinión que sostiene que una de las fallas que ésta tiene es que no ofrece una alternativa ideológica claramente diferenciada de la que ofrece el oficialismo. De modo que, según esta versión de las cosas, entre la oferta opositora y la oficialista no hay mayores diferencias. Habría una especie de "chavismo oculto" en las propuestas de la oposición, y eso constituiría una debilidad fatal para ella, si es que quiere ser vista como una verdadera alternativa. Los ejemplos que se ponen se refieren a que la oposición no plantea la privatización de las empresas de Guayana, o la apertura del sector petrolero a la inversión privada.

Alianza política heterogénea

No comparto esa apreciación. Primero que nada, la oposición, como bien se sabe, es una alianza política muy heterogénea, en la cual están presente fuerzas políticas y corrientes ideológicas que no compartirían algunas de las cosas que según los críticos mencionados sería necesario proponer para aparecer como una alternativa claramente perfilada. Y ello, desde mucho antes de que aparecieran Chávez y todo eso. Desde hace décadas existe en el país una cultura socialdemócrata muy fuerte que no se puede saltar así como así, a cuenta de que hay que diferenciarse del oficialismo a como dé lugar, para aparecer como "alternativa". Por lo demás, lo que ha hecho el oficialismo con cosas como las empresas del Estado es una pésima caricatura de lo que es la ideología socialdemócrata correspondiente a temas como el de las llamadas empresas básicas. Comparar a Leopoldo Sucre Figarella, y lo que él simbolizaba como forma de gerencia pública, con los gerentes que ha tenido este Gobierno al frente de la CVG es una ofensa inaceptable. (Lo cual, por cierto, no quiere decir que en mi caso particular esté yo de acuerdo con lo que se hizo en la CVG en aquellas épocas. No lo estoy).

Pero además, esa forma de plantear el tema de los perfiles ideológicos es un poco anacrónica. Hace tiempo que la cosa no es "Estado vs. Mercado", o el más flexible "tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario", como reza un latiguillo salido de Alemania en los años cincuenta y que ha circulado mucho desde entonces. El asunto ahora gira en torno a cómo establecer relaciones funcionales y de mutuo refuerzo entre las empresas y el Estado. Es en estos términos que hay que empaquetar el tema de las empresas estatales y la empresas privadas, más que en términos de privatización y estatización.

Empaquetar

Una de las palabras claves de este tema es a mi juicio esa: empaquetar. Cómo se arma la oferta como un todo, de forma que cada cosa ocupe su lugar con claridad. No habría por qué tener problemas con, asumir, por ejemplo, la existencia de los consejos comunales que se han venido creando. Ellos perfectamente pueden tener un lugar en una propuesta alternativa. Y no para que no digan "estos lo que quieren es acabar con todo lo que Chávez hizo". Sino porque de repente ya son una realidad, que puede jugar un papel democrático positivo, si se les articula adecuadamente con alcaldías y concejos municipales, si se les libera de su atadura al proyecto oficialista, si se les da un puesto claro en el orden jurídico

Lo que más bien falta en la propuesta opositora es audacia, la audacia de plantear su oferta debidamente ensamblada, acogiendo de pronto elementos que se hayan montado estos años en la sociedad venezolana, pero acogiéndolos de manera no defensiva -"para que el pueblo chavista no diga..."- sino con la convicción de que debidamente ensamblados con otros propios de la oposición, esos elementos constituyen un enriquecimiento real del tejido democrático del país. Cuando es a la defensiva, siempre se le nota la costura.

Allí no está el problema

La oposición ha venido desarrollando en sus equipos técnicos un fuerte trabajo en cuanto a la preparación de soluciones a los problemas del país. Hay allí acumulados acervos de sobra, en cuanto a diagnósticos y remedios, y muy diferentes a los del oficialismo. Allí no está el problema. El problema está en que eso no ha sido eficazmente propuesto como una unidad bien envuelta, un ensamblaje al que se le vea el juego fluido, un -¡pero es que la palabrita está tan desacreditada!- buen paquete. La oposición debe dedicar tiempo y esfuerzo a eso, que bien vale la pena.

Queda pendiente, en esto del perfil diferenciador de la oposición, el tema crucial del liderazgo. No sé si la oposición dispone de líderes capaces de ponerse a la altura de la oferta que el país quiere oír, la oferta que oirá, apenas se la digan del modo requerido. Mientras no lo tenga o no lo halle, por mucho que prepare soluciones, por mucho que las ensamble en el papel, el tema del perfil que tanto se añora andará manga por hombro.

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