La prensa internacional reseña la torpeza de Jorge Arreaza al impedir la visita de los ex presidentes a Leopoldo López. La corresponsal de Folha de Sao Paulo revela hoy que un agente de inteligencia venezolano le dijo, a las puertas de Ramo Verde, que “la única opción es la renuncia de Maduro”. Y la ignorancia de Maduro, al confundir a Ernesto Samper con Pastrana, no sólo revivió las simpatías hacia Pastrana en Colombia, sino que reabrió el expediente contra Samper y el escándalo por narcotráfico que lo ha marcado de por vida.
Por
Elizabeth Fuentes.-
Fácil de adivinar: cuando ya la crisis venezolana no es noticia para nadie y Nicolás Maduro y sus giras no las reseñan ni en el Granma de Cuba, impedir la visita de los dos ex presidentes de Colombia y Chile a Leopoldo López en la cárcel de Ramo Verde, reavivó los titulares y generó una mayor cobertura extranjera al Foro Internacional por el Poder Ciudadano y la Democracia. Con su torpe medida, el gobierno no solo convirtió a los ex presidentes en víctimas y generó la consecuente información de primera plana – la foto de Piñera y Pastrana rodeados de militares no tiene precio-, sino que hubo daños colaterales a la ya maltrecha imagen de Nicolás Maduro, mientras Leopoldo López se crecía como su enemigo principal.
Basta con citar el editorial de hoy de The New York Times ( “Maduro en su laberinto”), donde le desnudan la estrategia contra los opositores: “La campaña contra la oposición, en un país donde la prensa está cada vez más débil y subyugada, parece representar un esfuerzo por desviar la atención pública de la decreciente calidad de vida de los venezolanos…Una de las figuras más prominentes de la oposición, Leopoldo López, lleva preso desde febrero, acusado injustamente de haber instigado demostraciones violentas hace un año. Durante el kafkiano juicio de López, las autoridades han argumentado que el acusado propició actos sangrientos mediante mensajes subliminales”.
Por su parte, en el diario Folha de Sao Paulo de hoy, la corresponsal Samy Adghirni reseñó que “cuando los visitantes se retiraban del sitio la esposa de López, Lilian Tintori, acusó a Maduro de ser dictatorial y haber causado la grave crisis que se vive en el país, con enormes colas en el comercio y creciente escasez de productos de primera necesidad. Y le pidió la renuncia a voz en cuello. En declaración sorprendente, escribe la corresponsal, un agente de inteligencia a cargo de la delegación, confió a Folha que estaba de acuerdo con Tintori: “Si, hoy (la salida de Maduro), es la única opción”, respondió cuando le preguntaron.
Y el que Nicolás Maduro, en un despliegue de ignorancia, haya acusado a Andrés Pastrana de narcotraficante, le permitió a la prensa colombiana -y al propio Pastrana, por supuesto-, hurgar nuevamente en los lazos del Cartel de Cali con Ernesto Samper, el hoy Secretario General de Unasur, quien fue acusado de haber recibido más de 10 millones de dólares de los narcos para su campaña electoral, pruebas que llevó ante la Fiscalía colombiana precisamente Andres Pastrana, cuando ambos competían por la presidencia de la República en 1994.
El escándalo, conocido como Proyecto 8000, llevó a la cárcel a quien fuera su gerente de campaña y posterior ministro de Hacienda, Fernando Botero, y el gobierno de EEUU le retiró la visa a Samper. El pasado 18 de julio, el ex presidente Pastrana cuestionó duramente la llegada de Samper a la Secretaria de Unasur, en una carta donde asegura que el nombramiento fue “cocinado en las trastiendas diplomáticas por la canciller colombiana de la mano de su amigo, Nicolás Maduro… La lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado comienza por la sanción social de sus miembros y asociados en el concierto delincuencial. El premio a Samper, quien además corrompió al Congreso para absolverse, es un mensaje errado del presidente Santos a los colombianos de bien y a la comunidad internacional que ha sido testigo del sacrificio de nuestra gente en esta sangrienta lucha”.
De hecho, el caso Samper regresó a los titulares en 2013, cuando se descubrió una explosiva afirmación de William Rodríguez Abadía, heredero del Cartel de Cali, donde afirmaba que ” no sólo se habría pagado para llevar a Samper a la Casa de Nariño, sino también por su absolución.”
Según publicó ayer la prestigiosa revista colombiana Semana, bajo el título de La Sonora visita de Pastrana, “quizás este episodio lo pueda posicionar para cuestionar las relaciones entre Colombia y Venezuela. Y, probablemente, si en estos días se hiciera una encuesta sobre la presencia de Pastrana en el vecino país, la opinión pública sea más favorable con él. Tal vez como nunca lo ha sido”.
Fácil de adivinar: cuando ya la crisis venezolana no es noticia para nadie y Nicolás Maduro y sus giras no las reseñan ni en el Granma de Cuba, impedir la visita de los dos ex presidentes de Colombia y Chile a Leopoldo López en la cárcel de Ramo Verde, reavivó los titulares y generó una mayor cobertura extranjera al Foro Internacional por el Poder Ciudadano y la Democracia. Con su torpe medida, el gobierno no solo convirtió a los ex presidentes en víctimas y generó la consecuente información de primera plana – la foto de Piñera y Pastrana rodeados de militares no tiene precio-, sino que hubo daños colaterales a la ya maltrecha imagen de Nicolás Maduro, mientras Leopoldo López se crecía como su enemigo principal.
Basta con citar el editorial de hoy de The New York Times ( “Maduro en su laberinto”), donde le desnudan la estrategia contra los opositores: “La campaña contra la oposición, en un país donde la prensa está cada vez más débil y subyugada, parece representar un esfuerzo por desviar la atención pública de la decreciente calidad de vida de los venezolanos…Una de las figuras más prominentes de la oposición, Leopoldo López, lleva preso desde febrero, acusado injustamente de haber instigado demostraciones violentas hace un año. Durante el kafkiano juicio de López, las autoridades han argumentado que el acusado propició actos sangrientos mediante mensajes subliminales”.
Por su parte, en el diario Folha de Sao Paulo de hoy, la corresponsal Samy Adghirni reseñó que “cuando los visitantes se retiraban del sitio la esposa de López, Lilian Tintori, acusó a Maduro de ser dictatorial y haber causado la grave crisis que se vive en el país, con enormes colas en el comercio y creciente escasez de productos de primera necesidad. Y le pidió la renuncia a voz en cuello. En declaración sorprendente, escribe la corresponsal, un agente de inteligencia a cargo de la delegación, confió a Folha que estaba de acuerdo con Tintori: “Si, hoy (la salida de Maduro), es la única opción”, respondió cuando le preguntaron.
Y el que Nicolás Maduro, en un despliegue de ignorancia, haya acusado a Andrés Pastrana de narcotraficante, le permitió a la prensa colombiana -y al propio Pastrana, por supuesto-, hurgar nuevamente en los lazos del Cartel de Cali con Ernesto Samper, el hoy Secretario General de Unasur, quien fue acusado de haber recibido más de 10 millones de dólares de los narcos para su campaña electoral, pruebas que llevó ante la Fiscalía colombiana precisamente Andres Pastrana, cuando ambos competían por la presidencia de la República en 1994.
El escándalo, conocido como Proyecto 8000, llevó a la cárcel a quien fuera su gerente de campaña y posterior ministro de Hacienda, Fernando Botero, y el gobierno de EEUU le retiró la visa a Samper. El pasado 18 de julio, el ex presidente Pastrana cuestionó duramente la llegada de Samper a la Secretaria de Unasur, en una carta donde asegura que el nombramiento fue “cocinado en las trastiendas diplomáticas por la canciller colombiana de la mano de su amigo, Nicolás Maduro… La lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado comienza por la sanción social de sus miembros y asociados en el concierto delincuencial. El premio a Samper, quien además corrompió al Congreso para absolverse, es un mensaje errado del presidente Santos a los colombianos de bien y a la comunidad internacional que ha sido testigo del sacrificio de nuestra gente en esta sangrienta lucha”.
De hecho, el caso Samper regresó a los titulares en 2013, cuando se descubrió una explosiva afirmación de William Rodríguez Abadía, heredero del Cartel de Cali, donde afirmaba que ” no sólo se habría pagado para llevar a Samper a la Casa de Nariño, sino también por su absolución.”
Según publicó ayer la prestigiosa revista colombiana Semana, bajo el título de La Sonora visita de Pastrana, “quizás este episodio lo pueda posicionar para cuestionar las relaciones entre Colombia y Venezuela. Y, probablemente, si en estos días se hiciera una encuesta sobre la presencia de Pastrana en el vecino país, la opinión pública sea más favorable con él. Tal vez como nunca lo ha sido”.
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