Gustavo Coronel
23 Diciembre, 2013
El año 2013 termina tragicamente para la nación. El régimen que ha destruído una buena parte del país ha logrado una victoria electoral. Y la oposición organizada ha ido a “dialogar” con una pandilla de criminales. Esta ha sido una decisión que confunde la táctica con la triquiñuela, la estrategia con la estratagema y la ética con la matica de café. Pretende justificarse por las precarias condiciones en la cuales los gobernadores y alcaldes de la oposición tienen que trabajar. El abuso del régimen los ha llevado a la mesa en lugar de conducirlos a la rebelión.Al sentarse en una mesa con Nicolás Maduro y su pandilla la oposición los están legitimando. Están validando los desafueros de muchos años cometidos por esta gente, desafueros que desafían toda imaginación. No importa cuantas ventajas tácticas pudieran derivarse de este diálogo, y dudo que alguna se derive, la gente digna y honesta no debe sentarse en una mesa con criminales. Este régimen no es simplemente un mál gobierno con el cual se “puede hablar”. Este es un régimen forajido y corrupto con el cual no debería aceptarse la co-existencia pacífica, so pena de entregar valors y principios que deben ser sagrados. Este acto entreguista de la oposición no es explicable en términos éticos sino en términos de un mediocre pragmatismo político. Puede llevar a ganar pequeñas batallas mientras perdemos la guerra.
Paradojicamente, lo que percibo como una bajada de pantalones de la oposición se efectúa cuando el régimen parce estar en inminente riego de colapso definitivo. Por algun tiempo he pensado que la caída de esta pandilla será el producto de una implosión, ya que el país opositor no ha sido capaz de hacer el trabajo.
Para quienes hemos soñado con un país moderno y progresista es decepcionante ver como millones de votantes fueron a depositar su voto por un régimen ladrón, inepto y traidor. Las generaciones futuras se preguntarán, perplejos, por qué ha sucedido esto. Las razones son múltiples pero la fundamental, pienso yo, es la existencia de un gran sector de la población integrada por gente pobre, sub-empleada, muy desinformada, tratando de vivir el hoy sin pensar en el mañana. Yo no los culpo a ellos por no poder ver al país como ciudadanos sino como sobrevivientes. La culpa es de nuestro mediocre liderazgo politico, carente de una vision de largo plazo.
Un gran porcentaje de los votantes en las recientes elecciones votaron con el estómago, sin comprender la situación caótica de PDVSA, sin importarle el grado de prostitución existente en las fuerzas armadas, sin darse cuenta que las instituciones nacionales: A.N, TSJ, Poder Moral y CNE, estén en manos de jineteros y jineteras morales. No han sido capaces de comprender que existe una grosera entrega del país a Cuba y a China. No se dan cuenta de que votan por un régimen que vendió el alma al castrismo e hipotecó el país a China.
Son millones los venezolanos que viven hoy esperando las dádivas, los alimentos subsidiados y las neveras y los televisores que puedan comprar a precios de gallina flaca gracias a los saqueos controlados que lleva a cabo el régimen. Más de 2,3 millones de empleados públicos y sus núcleos familiares que suman unos ocho millones de venezolanos portan el bozal de reps impuesto por el régimen, lo cual garantiza la sobrevivencia del lumpen que maneja el poder, tutelado por Cuba.
Por 15 años el régimen ha ido llevando a Venezuela a la ruina, con una oposición que ha mostrado destellos de rebeldía pero ha sido generalmente mansa. Sin embargo, en paralelo con esta mansedumbre y casi a pesar de ella, el régimen se derrumba debido a su ineptitud. La moneda está en el umbral de una nueva y severa devaluación. PDVSA está desesperada por obtener ingresos adicionales y piensa en aumentar el precio de la gasolina, la cual ha regalado por años como una de sus favoritas herramientas demagógicas. Una reciente muestra de la descomposición existente en el país es el posible retiro de las líneas aéreas internacionales, evento que nos enviaría de un envión al siglo XIX.
Por ello el Maduro que la oposición ha legitimado con su entrega es, al mismo tiempo, un Maduro maula, insolvente, a punto de derrumbarse por el estruendoso fracaso de la absurda economía creada por el régimen.
La decomposición nacional es horrorosa. Lo que veo a mi alrededor es totalmente contrario a los principios y valores que he mantenido toda mi vida. Esto me lleva a rechazar este acercamiento de la oposición al régimen. La postura ética es también la mejor postura estratégica.
Los venezolanos del futuro verán con desdén a los numerosos invertebrados – funcionarios públicos, embajadores, “empresarios” que se han vendido al régimen y verán con compasión a los ignorantes que apuntalaron al régimen porque no pudieron ver más allá de la dádiva, la casita o el camburcito, viviendo en un presente eterno. Los venezolanos del futuro leerán como, en la segunda década del siglo XXI, la suma de los ignorantes más los invertebrados venezolanos mantuvieron a un régimen inepto y corrupto en el poder de manera injustificada. No tuvo el país suficientes ciudadanos.
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Venezuela no tiene una solución mágica. Si no logramos transformar al gentío venezolano en ciudadanos el país seguirá chapoteando en la mediocridad.
Nadie puede sentirse orgulloso de gobernar o de habitar en un país como la Venezuela actual.
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