LUIS JOSÉ SEMPRUM| EL UNIVERSAL
miércoles 25 de diciembre de 2013 12:00 AM
Durante el año 2013 se produjeron al menos cuatro oportunidades para lograr un cambio de gobierno en Venezuela. La primera fue cuando el oficialismo mintió descaradamente sobre las circunstancias de la muerte de Hugo Chávez. La segunda, cuando el TSJ dio un golpe de Estado, aprobando la tesis de la "continuidad administrativa", que le permitió a Maduro lanzar ilegalmente su candidatura a la Presidencia de la República. La tercera fue el 14 de abril, cuando se perpetró un masivo fraude electoral. Y finalmente, cuando Raymond Orta, Walter Márquez, Abelardo Díaz y Nelson Ramírez Torres, entre otros, descubrieron la nacionalidad colombiana de Maduro.
Capriles y la MUD desaprovecharon miserablemente cada una de estas oportunidades, argumentando que no querían confrontación, que nadie los iba a sacar de la "ruta democrática", y que los atajos eran perjudiciales.
En resumen, no quisieron defender ni la Constitución ni los derechos de los venezolanos, para no provocar una crisis. Para ellos era preferible mantener a Maduro en el poder –y junto con él la dominación cubana– antes que provocar una acción militar que reponga el orden constitucional, que según Capriles "es lo peor que pudiera pasar en Venezuela".
El pueblo opositor perdonó a la MUD sus errores y su blandenguería, considerando que era indispensable mantener la unidad, aunque fuese una coalición de eternos derrotados.
Sin embargo, la indulgencia se terminó cuando se produjo la capitulación del 8 de diciembre; porque, luego de afirmar que el CNE hacía trampa y que Maduro era ilegítimo, los dirigentes de la MUD no solo mandaron a votar en las municipales, sino que aceptaron los resultados y, para colmo, fueron hasta Miraflores a reconocer a Maduro como Presidente de la República.
Por muy duro que sea este divorcio entre el pueblo opositor y sus dirigentes, era un trámite necesario, porque bajo el liderazgo de la MUD los venezolanos jamás íbamos a lograr un cambio de gobierno. Ahora hace falta crear otra instancia opositora, compuesta por individuos cuyo objetivo no sea ocupar espacios minoritarios dentro de la dictadura, sino liberar a nuestro país del dominio cubano.
Pese a todas las decepciones y fracasos, el 2013 nos trae un balance positivo. A veces se requiere de un diagnóstico crudo, para poder curar realmente al enfermo. Los venezolanos hemos concluido que Capriles y la MUD pueden servir para llevar a cabo campañas electorales, pero no para enfrentar a una dictadura castro-comunista.
Capriles y la MUD desaprovecharon miserablemente cada una de estas oportunidades, argumentando que no querían confrontación, que nadie los iba a sacar de la "ruta democrática", y que los atajos eran perjudiciales.
En resumen, no quisieron defender ni la Constitución ni los derechos de los venezolanos, para no provocar una crisis. Para ellos era preferible mantener a Maduro en el poder –y junto con él la dominación cubana– antes que provocar una acción militar que reponga el orden constitucional, que según Capriles "es lo peor que pudiera pasar en Venezuela".
El pueblo opositor perdonó a la MUD sus errores y su blandenguería, considerando que era indispensable mantener la unidad, aunque fuese una coalición de eternos derrotados.
Sin embargo, la indulgencia se terminó cuando se produjo la capitulación del 8 de diciembre; porque, luego de afirmar que el CNE hacía trampa y que Maduro era ilegítimo, los dirigentes de la MUD no solo mandaron a votar en las municipales, sino que aceptaron los resultados y, para colmo, fueron hasta Miraflores a reconocer a Maduro como Presidente de la República.
Por muy duro que sea este divorcio entre el pueblo opositor y sus dirigentes, era un trámite necesario, porque bajo el liderazgo de la MUD los venezolanos jamás íbamos a lograr un cambio de gobierno. Ahora hace falta crear otra instancia opositora, compuesta por individuos cuyo objetivo no sea ocupar espacios minoritarios dentro de la dictadura, sino liberar a nuestro país del dominio cubano.
Pese a todas las decepciones y fracasos, el 2013 nos trae un balance positivo. A veces se requiere de un diagnóstico crudo, para poder curar realmente al enfermo. Los venezolanos hemos concluido que Capriles y la MUD pueden servir para llevar a cabo campañas electorales, pero no para enfrentar a una dictadura castro-comunista.
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