GERVER TORRES| EL UNIVERSAL
domingo 22 de diciembre de 2013 12:00 AM
Al momento de escribir este ar- tículo el BCV no había publicado todavía la cifra de inflación correspondiente al mes de noviembre. Es posible que el régimen esté lidiando con las cifras, buscando maneras de maquillarlas. Al resistirse a publicar las cifras sobre la inflación, el régimen revela más sobre su naturaleza política que sobre el fenómeno económico que pretende esconder. Es posible que el régimen quiera hacer con la inflación, lo mismo que ha pretendido hacer con el dólar paralelo. Impedir que se conozca y difunda su verdadero nivel. Es fácil imaginarse la explicación que el régimen se da a sí mismo y le da a los suyos para tratar de impedir que la información se haga pública: que ésta será utilizada por los enemigos de la revolución para destruirla. Bajo esa lógica van suprimiendo o falseando información y al final ni los propios militantes del oficialismo pueden saber con certeza qué es lo que realmente está pasando en el país.
De estas prácticas existen antecedentes, nunca asociadas a buenos gobiernos ni resultados. La más cercana está hoy en Argentina. Allí la sociedad civil ha tenido que crear sus propios mecanismos para estimar la inflación, pues el gobierno simplemente la esconde y manipula burdamente. Han incluso llegado a penalizar la generación y difusión de información sobre esa variable que no sea la oficial. La credibilidad en los datos oficiales es tan precaria que incluso el FMI ha dado un ultimátum al gobierno de ese país para que sincere la información sobre esa y otras variables macroeconómicas.
Es posible que así como existe hoy el dólar paralelo, hayan de surgir próximamente otras variables paralelas: la inflación paralela, el desempleo paralelo, las reservas paralelas, el déficit fiscal paralelo. Será un país paralelo; paralelo al oficial, paralelo al de las mentiras y los engaños; un país y una realidad que por más que quieran ocultar, no pueden hacerlo porque es el que se padece todos los días.
De estas prácticas existen antecedentes, nunca asociadas a buenos gobiernos ni resultados. La más cercana está hoy en Argentina. Allí la sociedad civil ha tenido que crear sus propios mecanismos para estimar la inflación, pues el gobierno simplemente la esconde y manipula burdamente. Han incluso llegado a penalizar la generación y difusión de información sobre esa variable que no sea la oficial. La credibilidad en los datos oficiales es tan precaria que incluso el FMI ha dado un ultimátum al gobierno de ese país para que sincere la información sobre esa y otras variables macroeconómicas.
Es posible que así como existe hoy el dólar paralelo, hayan de surgir próximamente otras variables paralelas: la inflación paralela, el desempleo paralelo, las reservas paralelas, el déficit fiscal paralelo. Será un país paralelo; paralelo al oficial, paralelo al de las mentiras y los engaños; un país y una realidad que por más que quieran ocultar, no pueden hacerlo porque es el que se padece todos los días.
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