Pablo Aure
23 Diciembre, 2013
Mañana es 24 de diciembre. Con nostalgia recuerdo esta fecha. Venezuela ya no es ni la sombra de lo que era antes. Y no mucho tiempo atrás -quizá catorce o quince años- en que había un ambiente de confraternidad. Si retrocedemos un poco más, la nostalgia se hace mucho mayor. Era impresionante cómo estas fechas marcaban nuestras vidas. Recuerdo que se solían componer las tradicionales gaitas alusivas a acontecimientos del momento y a los personajes políticos que eran su principal fuente de inspiración. No había quejas, todo era alegría.
Amigos, repito, mañana es 24 de diciembre, fecha de la llegada de nuestro Niño Dios. Tiempo del perdón y esperanza, de reconciliación. Días para el reencuentro. Desgraciadamente quienes gobiernan no buscan la paz ni la inclusión sino, por el contrario, la separación.
Dos polos opuestos
Maduro no quiere la unidad. Tan es así que no reúne a todos los alcaldes legítimamente electos en un mismo acto, sino a los que él considera de él, por un lado, y luego a los extraños, como que si ambos grupos no fueran representantes del pueblo que los eligió.
A los del PSUV los trata con mano de seda, mientras que a los de la MUD no. Por el contrario, los recibe arrebatándole competencias. Los deja sin recursos para que no hagan una buena gestión. Les importa poco el beneficio del pueblo. En Valencia lo estamos padeciendo. Bajo el impulso del gobernador Francisco Ameliach se elaboraron unos decretos provocadores que no solamente despojan a Valencia de algunos de sus monumentos, sino que traslada su competencia a personeros de la Gobernación del estado, ya conocidos por sospechosas gestiones anteriores, precisamente durante el inefable gobierno de Acosta Carles. Intentan engañar al pueblo con el nombramiento de una “autoridad única” para la -dizque- construcción de 40 mil casas en tres parroquias populosas valencianas. Como para decir Miguel Cocchiola, elegido por abrumadora mayoría, no resolverá nada; sino que el hombre fuerte será el producto de un dedazo: Saúl Ameliach. Nepotismo en su máxima expresión.
Muestra de reconciliación
Pienso que una verdadera muestra de reconciliación, por ejemplo sería decretar la excarcelación de Iván Simonovis que muere preso y víctima de este régimen inhumano. No hablemos de formalismos, ni de estrategias jurídicas, que al régimen poco le importa cuando caprichosamente se proponen hacer algo. Todos sabemos que quien decide la libertad o la prisión de los ciudadanos en este país como en todas las dictaduras, es quien dirige el Gobierno, o sea, Nicolás Maduro, en este caso, bajo las órdenes directas del Gobierno cubano.
Otro gesto de reconciliación, lo pudiéramos observar con la revocatoria de los decretos que despojan de bienes a las alcaldías donde los rojos no obtuvieron la mayoría de votos o también revocando el decreto de creación de autoridad única para sabotear la gestión de los alcaldes legítimamente electos.
Demostración de patriotismo
Viendo que se ha interesado por las autoridades únicas para ciertos sectores, sería una estupenda idea que Nicolás Maduro diera demostraciones de nacionalismo o patriotismo, nombrando una autoridad única en la “Zona en Reclamación de la Guayana Esequiba” ¡allí sí hace falta una autoridad única! No en Valencia donde están perfectamente concebidas en la Constitución de la República y en las Leyes las competencias del alcalde y del gobernador.
Los veo mal. Nos vemos mal
Seguiremos escribiendo para alertar a la comunidad. Quienes tenemos esta trinchera de lucha gracias a “El Carabobeño” tenemos que decirles que el 2014 será quizá el año más difícil de estos últimos 15 años. Nicolás Maduro, con ese mamotreto del “Plan de la Patria” no convencerá a nadie, porque la gente ni lo conoce ni mucho menos cree en ningún plan socialista. Todos sabemos que la patria no se construye con discursos disfrazados o importados de Cuba. La patria se construye día a día, con diálogo verdadero y sincero. Con este modelo deplorable de gobierno estamos asistiendo a la destrucción de lo que un día fue una gran patria en la que adecos, copeyanos, comunistas e independientes eran solidarios y se preocupaban por el dolor ajeno. Cosa que hoy está muy lejos de la realidad.
¿Pedirá clemencia?
Le recomiendo a Maduro, y a todos quienes lo adversan como yo, que debemos apartar algunas diferencias chocantes y ponernos al servicio de nuestra sufrida patria. Confieso que Maduro necesitará más apoyo de la oposición que de sus propios camaradas. El 2014 será el año de las megaprotestas, eso pueden escribirlo. Maduro tambaleará y no sé si se mantenga aislado o con sus radicales que cada vez son menos, y muchos juegan a salvarse. No digo que vendrán hacia la oposición, pero no arriesgarán su pellejo por salvar una pantomima de revolución, que como todos saben ha dejado al país en ruinas y desolación. Quizá como todos los acorralados pedirá clemencia o sufrirá el desplome provocado por quienes él piensa ser sus aliados.
¿Qué estás dispuesto a hacer?
Siempre me dicen que no basta con denunciar lo malo, sino que también hay que proponer soluciones, digo: cierto. La primera solución es apartar los intereses personales para construir o rescatar al país ¿Cómo lo hacemos? Desde nuestras urbanizaciones, calles o vecindades. Por ejemplo, el tema de la seguridad tenemos que abordarlo, y aunque parezca duro decirlo, ante la ineficacia de los servicios policiales, debemos los vecinos contribuir creando mecanismos de apoyo. Establecer mecanismo de comunicación y contrataque a los malhechores, que de acuerdo a algunas investigaciones, muchos pertenecen o pertenecieron a cuerpos policiales.
Eso en cuanto al tema de la seguridad. Sobre otros temas, como la basura en Valencia, y sabiendo que el gran saboteador es el gobernador Francisco Ameliach, que cual David Copperfield desapareció los camiones recolectores pertenecientes a la alcaldía de Valencia un día antes de la toma de posesión de Miguel Cocchiola, luego aparecieron algunos rotulados con el emblema de la gobernación. Pienso que los vecinos debemos hacer un esfuerzo y, si persiste la desidia, y la burla de Ameliach tenemos que a lo Gandhi desafiar al régimen gubernamental y utilizar como depósito de basura los espacios que están frente al palacio de gobierno en el centro de Valencia o frente a la Quinta Carabobo residencia oficial del gobernador en El Trigal, para que ustedes vean cómo aparecen los camiones rápidamente y se soluciona el problema de la basura.
Con acciones sencillas pero de resistencia los valencianos nos podemos hacer sentir. Eso es válido para todos los venezolanos. Que probablemente tomen algunas represalias, nadie lo duda pero salir de estos comunistas sin esperar represalias no solo es infantil, sino que es sumamente ingenuo. De esto saldremos cuando de verdad nos decidamos a salir cuéstenos lo que nos cueste, y amigos míos lo que sí les aseguro es que comiendo flores no saldremos.
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