LEOPOLDO LÓPEZ| EL UNIVERSAL
martes 31 de diciembre de 2013 12:00 AM
El último artículo del año podríamos dedicarlo a resumir un desastroso 2013. Sin embargo, aunque el primer trimestre del 2014 no es nada prometedor, queremos dar un mensaje de esperanza, de futuro. Queremos decirles a los venezolanos que sí es posible alcanzar una mejor Venezuela.
Llevo años recorriendo nuestro país y pese a todas las dificultades que implica luchar contra un Estado abusador que utiliza todos los recursos y poderes para aniquilar a quienes piensan distinto, vemos cómo la unidad se ha sembrado de manera enérgica en todo el territorio. Unidad que debemos revisar sí, pero mantener y consolidar. Una revisión que profundice la política desde la acción social. No tengo dudas de que siempre, y mucho más hoy que enfrentamos un cerco mediático, el único camino para sembrar una nueva esperanza en Venezuela ha sido salir a las calles al encuentro de los venezolanos de buena voluntad.
Solo de esa forma podemos conocer la lamentable situación de nuestro país: un país inseguro, agitado y donde reina la impunidad, de oportunidades perdidas y fracasado en el intento de sacar a millones de venezolanos de la pobreza. Un país con un modelo económico acabado, que destruye la producción nacional y es incapaz de generar muchos y buenos empleos, por el contrario, genera la inflación más alta del continente y escasez. Una Venezuela estancada, empecinada en destacar las cosas que nos dividen, paralizada en un conflicto estéril que nos impide avanzar como nación.
Pero también ese encuentro nos permite conocer los anhelos, sueños y aspiraciones de los venezolanos. Pese a las distintas visiones y pensamientos, todos tienen en común tres grandes aspiraciones. Los venezolanos desean paz, bienestar y progreso. Aspiraciones que no han podido ser alcanzadas en toda nuestra historia. Ese es el país con el que soñamos todos los venezolanos. Con ese país, la Mejor Venezuela, seguimos comprometidos a dejar la vida si es necesario. Feliz año a todos los venezolanos. Más que nunca les decimos: fuerza y fe.
Llevo años recorriendo nuestro país y pese a todas las dificultades que implica luchar contra un Estado abusador que utiliza todos los recursos y poderes para aniquilar a quienes piensan distinto, vemos cómo la unidad se ha sembrado de manera enérgica en todo el territorio. Unidad que debemos revisar sí, pero mantener y consolidar. Una revisión que profundice la política desde la acción social. No tengo dudas de que siempre, y mucho más hoy que enfrentamos un cerco mediático, el único camino para sembrar una nueva esperanza en Venezuela ha sido salir a las calles al encuentro de los venezolanos de buena voluntad.
Solo de esa forma podemos conocer la lamentable situación de nuestro país: un país inseguro, agitado y donde reina la impunidad, de oportunidades perdidas y fracasado en el intento de sacar a millones de venezolanos de la pobreza. Un país con un modelo económico acabado, que destruye la producción nacional y es incapaz de generar muchos y buenos empleos, por el contrario, genera la inflación más alta del continente y escasez. Una Venezuela estancada, empecinada en destacar las cosas que nos dividen, paralizada en un conflicto estéril que nos impide avanzar como nación.
Pero también ese encuentro nos permite conocer los anhelos, sueños y aspiraciones de los venezolanos. Pese a las distintas visiones y pensamientos, todos tienen en común tres grandes aspiraciones. Los venezolanos desean paz, bienestar y progreso. Aspiraciones que no han podido ser alcanzadas en toda nuestra historia. Ese es el país con el que soñamos todos los venezolanos. Con ese país, la Mejor Venezuela, seguimos comprometidos a dejar la vida si es necesario. Feliz año a todos los venezolanos. Más que nunca les decimos: fuerza y fe.
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