EDDY REYES TORRES 20 DE SEPTIEMBRE 2014 - 12:01 AM
Múltiples son las causas de la inflación.
Para los gobiernos de Chávez y Maduro ha sido un pesado fardo que han
arrastrado desde el comienzo de sus respectivos mandatos, por las implicaciones
negativas que tiene para la población y la economía en general. Venezuela
ostenta la triste condición de ser uno de los países que tiene la más alta
inflación en el mundo. Entrar a hacer un análisis completo de las causas que
impiden su abatimiento y llevarla a dígitos aceptables sería materia de un
largo ensayo. No por eso, sin embargo, podemos dejar de hacer mención de tan
sensible tema, resaltando sus características generales y señalando quiénes son
los responsables de su aparición.
En uno de sus tantos asertos, John Maynard
Keynes (1883-1946) dijo: “No hay ningún medio tan sutil y tan seguro para
subvertir la sociedad por su base, como la adulteración de la moneda”. Hacia
allí precisamente apunta la inflación, cuyos efectos perniciosos han sido
puestos en evidencia por Milton Friedman en estos términos: “Cualquiera que sea
su fuente inmediata, la inflación es una enfermedad, una dolencia peligrosa y
muchas veces fatal, que, si no se ataca a tiempo, puede arruinar una sociedad”
(Paradojas del dinero). Con más precisión, la ex presidente del Banco
Central de Venezuela, Ruth de Krivoy, ha señalado: “Pero hay un efecto
especialmente nocivo, a saber, la redistribución o transferencia indeseada de
ingresos. Perjudica a los preceptores de ingresos fijos, usualmente los
asalariados y pensionados, y beneficia a quienes tienen la posibilidad de
ajustar sus ingresos a la inflación, que son normalmente los que se encuentran
en los estratos superiores de ingresos. También perjudica a los que tienen
activos monetarios, bien sea dinero en efectivo o en acreencias por cobrar, y
beneficia a los deudores cuyo pasivo está determinado en unidades monetarias,
ya que estas valdrán cada vez menos a medida que cae el valor del dinero. Los
activos monetarios se vuelven sal y agua, en tanto que los deudores se
benefician al poder, como se dice en la jerga, licuar sus deudas. Otro efecto
indeseado de la inflación se expresa en que termina por ser una suerte de impuesto,
de impuesto inflacionario, que es inconsulto, confiscatorio, y por todo ello al
margen de los mecanismos legales” (“No nos importa aunque puede acabarnos”,
ensayo incluido en Varios Autores, Venezuela siglo XX).
La inflación se define como el aumento continuo
y persistente del nivel general de precios, que en Venezuela está representado
por índice de precios al consumidor (IPC). Dicho índice se basa en el costo de
una cesta de mercado de bienes y servicios que expresa las compras de una
economía doméstica urbana representativa. La proporción y peso que cada bien o
servicio tiene se fundamenta en encuestas sobre los hábitos de consumo que se
realizan para un período determinado. Cuando la cantidad de bienes y servicios
que están presentes en una economía aumentan en igual proporción y rapidez que
la cantidad de dinero, los precios se mantienen estables. Pero cuando ocurre lo
contrario –o sea, cuando el volumen de dinero en circulación aumenta en mayor
proporción y rapidez que los bienes y servicios que se producen, derivándose de
esa situación un incremento de los precios–, se produce la inflación.
Es al Estado al que corresponde la
obligación de velar por un desenvolvimiento sano de la economía y sus distintas
variables, razón por la cual uno de sus órganos, esto es, el Banco Central de
Venezuela tiene asignado por la Constitución Nacional el objetivo de lograr la
estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad
monetaria (artículo 318). De manera que los únicos responsables de ello son el
Banco Central y el gobierno, como representación del Estado.
Cuando la inflación aparece y se hace
persistente, los gobernantes eluden su responsabilidad. En tales casos es común
oír a los personeros oficiales asignar las culpas a otros: el sistema
capitalista, el “imperio”, los empresarios codiciosos, los sindicatos
irresponsables o algún hecho económico significativo de carácter puntual. Nunca
reconocen las políticas económicas y monetarias erróneas que han adoptado: la
sustracción de las reservas internacionales del BCV para transferirlas al
Fonden y los préstamos concedidos por el Banco Central a Pdvsa que ascienden a
más de 80.000 millones de dólares, entre otras, los cuales han aumentado la
masa monetaria de manera exponencial.
La verdad verdadera es que la inflación no
es un fenómeno exclusivo del capitalismo y que, además, el único que tiene el
control de la política monetaria (la capacidad de aumentar discrecionalmente la
circulación del dinero) es el Estado, que modernamente ejecuta esa función a
través de la banca central, como ya indicamos. Así, pues, hay que admitirlo de
una vez: toda inflación sustancial es siempre y en todo lugar un fenómeno
monetario cuya responsabilidad descansa en el Estado (el gobierno y el Banco
Central).
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