La nueva secretaria juvenil de AD es una política de moderno cuño: bailarina de flamenco, deportista (en su infancia fue tenista, hoy sube el Ávila a zancadas), tiene nivel avanzado en inglés y en alemán; básico, en francés y de principiante, en árabe. En poco tiempo recibirá un título de doctorado del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, en Madrid, con una tesis doctoral sobre Integración Latinoamericana.
Por Milagros Socorro.- La muchacha vino a decirles a sus padres
que había decidido militar en un partido. Muy joven, grandes pestañas,
barbilla hendida, delgada hasta lo preocupante.
–En Primero Justicia –creyó la madre que adivinaba.
–¿En Voluntad Popular? –se aventuró el padre sin creérselo del todo.
–No será en Copei… –susurró la madre.
–¿Bandera Roja, Alianza Bravo Pueblo, Causa R?
Tras una pausa en la que todos se sostuvieron las miradas, alguien casi gritó con un dejo de horror: ¡¿En el PSUV?!
–No, mamá -dijo la muchacha con aire entre divertido y orgulloso- te faltó uno.
Era el único en el que no habían pensado: Acción Democrática, organización de la que la muchachita es en la actualidad Secretaria Juvenil Nacional.
Carolina Isabel Abrusci Quijada nació en Caracas el 3 de diciembre de 1986. Es la mayor de dos hermanos. Su padre nació hace 55 años en Acquaviva Delle Fonti, en el sur de Italia (por lo que ella tiene doble pasaporte) y vino de niño a Venezuela.
“Mis nonos”, dice Carolina, “hicieron una vida en este país, que les abrió las puertas como a tanta gente. Llegaron a trabajar en una conserjería, sin hablar español y sin tener un centavo; y este país les permitió salir adelante con dos hijos que trajeron y uno que nació aquí, todos los cuales llegaron a ser profesionales. En algún momento montaron una quincalla en La California, donde se sacaban copias, se forraban botones y vendía escarpines tejidos por mi abuela”.
El padre estudió Odontología en la Universidad Central. Allí conoció a la mamá, una biznieta de Cleto Quijada, fundador de El Tigre, estado Anzoátegui (el trabajador de la industria petrolera que fue modelo para el personaje de Goyito Rivas, en la novelas de Miguel Otero Silva Oficina Nº 1).
La joven Abrusci se inscribió en AD en 2008. Seis años después, el 15 de julio de 2014, pasó de subsecretaria juvenil a secretaria porque el titular, Francisco Vera, quedó electo concejal. Liliana Hernández fue la primera Secretaria Juvenil de AD., Carolina es la segunda.
Un país de punta a punta
Mientras Carolina crecía no había nadie alrededor involucrado en política. Y es posible que más bien por el contrario hubiera cierto rechazo a esa actividad, como se fue extendiendo en Venezuela en las últimas décadas. La política para ella empezó en la UCV, donde en 2009 se licenció Summa Cum Laude, en Ciencias Políticas y Administrativas, mención Relaciones Internacionales.
–Yo participaba en la política estudiantil como consejera de Escuela –dice-. Y de repente, el país nos llamó a la calle en 2006, con el cierre de RCTV. Me di cuenta de que Venezuela necesitaba su juventud abocada a sus prioridades, vi que de nada me serviría tener un título si no tema país. Hasta ese momento no tenía partido. Lo que sí tenía era un proceso personal: el trance de pasar de la representación estudiantil a la política. Salí de la universidad, ya graduada, y me vi sin organización. Era consciente de que tenía un potencial, pero carecía de instrumentos para desarrollarlo. Me senté a evaluar opciones. Amigos de distintos partidos me invitaron a militar, pero ninguno me entusiasmó como lo hizo Acción Democrática. Había sido testigo por AD en todas las elecciones desde que pude votar; y eso me había permitido ver su pericia en el trabajo de base, la importancia que en AD se le da al cuidado del voto y la movilización, eso que llaman maquinaria. En fin, vi que en AD no estaría sola.
Para el momento de su ingreso en las filas de Acción Democrática, Carolina Abrusci había estudiado la trayectoria de ese partido, con especial detenimiento en las personalidades que convocó, sobre todo en sus inicios. Se informó acerca de los logros de los gobiernos adecos en materia de políticas públicas, de infraestructura e institucional. “Y, sencillamente, me enamoré de Acción Democrática. Encontré una épica apasionante, que pocos países de América Latina pueden exhibir”.
–Acción Democrática –dice con pasión- construyó este país de punta a punta, pero es recordado por sus lunares. Y eso no es justo. La generación que nos precede no defendió con orgullo los logros de la democracia; y no faltó quien atentara contra ella de manera irresponsable, empezando por Rafael Cadera, porque el primer golpe mortal no se lo dio Chávez sino la llegada al poder de un chiripero.
–No debe usted tampoco idealizar a su partido.
–Se puede estar mal acompañado en cualquier lugar. Pero, en general, estoy enamorada de la base de AD, de cada compañero que hace que después de 73 años, de aciertos y desaciertos, donde aquellos fueron más, por cierto, sigamos existiendo.
“No nos dejemos satanizar”
Carolina Abrusci es una política de moderno cuño: bailarina de flamenco, deportista (en su infancia fue tenista, hoy sube el Ávila a zancadas), tiene nivel avanzado en inglés y en alemán; básico, en francés y de principiante, en árabe. En poco tiempo recibirá un título de doctorado del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, en Madrid, con una tesis doctoral sobre Integración Latinoamericana. Abrusci comenzó este programa con régimen presencial, pero en el camino se pasó a hacerlo a distancia. “Tuve que hacerlo”, explica. “Tenía el cuerpo en un lugar y la mente en otro. Vivía en Madrid, pero mi mente estaba en mi país. Al punto de que en vivía en España con horario venezolano, pendiente de lo que ocurría aquí”.
Es profesora de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos, UCV y con frecuencia ejerce como docente invitada y conferencista en centros de educación superior en distintos países del continente.
–Como Secretaria Juvenil de AD, ¿tiene usted un proyecto?
–Tengo cuatro metas fundamentales: 1) dar cohesión a un movimiento juvenil que, a pesar de las distancias territoriales, comparte una razón de lucha, unos valores, un trabajo político que tiene que hacerse visible (mi gran reto es visibilizar los liderazgos juveniles que hay en AD); 2) construir desde la Secretaría Juvenil el partido del futuro, tratar de incorporar en nuestras estructuras aspectos de la lucha que en el pasado no se planteaban: asuntos de diversidad sexual, derechos e igualdad, contemplando el asunto de género y nuevas áreas como los derechos de las minorías. Otra cosa es ampliar el espacio de acción, si antes hablábamos de profesionales y técnicos, hora nos dirigimos al joven emprendedor; si antes en el ámbito agrario el problema era la tenencia de la tierra, hoy en día nos planteamos las condiciones en las que se vive en esa tierra como un asunto de desarrollo rural y ambiente; 3) hablarle al país, consolidar desde la Juventud de AD la posibilidad de quebrar la polarización que nos divide como sociedad, demostrándole al país que hay una juventud preparada y comprometida en el trabajo de promover un cambio favorable, convencerlo de que sí se puede y de que nadie se merece vivir en las precarias condiciones que veo en el interior del país; y 4) contribuir a la formación del liderazgo, que los jóvenes de Acción Democrático estemos orgullosos de nuestro legado y lo defendamos con orgullo, que no nos dejemos satanizar.
–Qué diría que es AD en el siglo XXI?
–Siendo el promotor y pionero de la democracia en Venezuela, es el partido llamado a recuperarla. Y estamos haciendo esfuerzos serios de modernización. Está activa la comisión de Actualización de Tesis Política, presidida por Isabel Carmona de Serra, donde están, entre otros, Américo Martín, Demetrio Boersner, Eduardo Mayobre, pedro Benítez, Canache Mata y Ángel Lugo.
–¿Hay alguna autocrítica?
–Sí. Sobre la base de que hubo desviaciones, pero no creo que fueran de la organización, sino de individualidades. La AD originaria es la que está en los principios y valores. Ya en el himno del partido, escrito por Andrés Eloy Blanco, están los estatutos: Una forma de hacerlo: trabajo; una forma de darlo. Igualdad.
–¿Y qué les dice a quienes opinan que AD debería dar ejemplo de democracia facilitando la alternancia de sus autoridades?
–La última vez que ratificamos al Secretario General, Henry Ramos Allup, fue en el CDN en 2010. El problema no es el compañero Henry Ramos, sino los que critican y no trabajan. De parte de la Dirección Nacional ha habido un esfuerzo para adaptar el partido a los tiempos que corren. Todos los partidos han atravesado una etapa de persecución y asfixia, sumado a errores que la oposición ha cometido, como el más garrafal, el no ir a unas elecciones legislativas.
–¿Qué les responde a quienes tratan de desacreditar el Pacto de Punto Fijo?
–Cuando me vienen con consignas vacías y repetitivas sobre el puntofijismo, lo que hago es preguntarles: qué es el Pacto, quiénes lo establecieron, para qué. No saben. Ninguno sabe. Hablan sin saber. Con lo fácil que es enterarse: está en Internet. Y luego les pregunto si saben quién hizo la carretera por dónde están transitando. Tampoco lo saben. Pues les digo que fue la democracia de Venezuela quien lo hizo y, por cierto, el proyecto político que hoy desgobierna el país quien las ha destruido. En esas discusiones se me ha hecho sólida la certeza de que el chavismo no es más que adecos descontentos. Y que el chavismo descontento es adeco. Nuestro trabajo es trazar el camino de regreso para que vuelvan a su casa.
–Chávez prometió en su primera campaña electoral que llegaría al poder para “freír las cabezas de los adecos”. ¿Cosecha usted la hostilidad que sembró el difunto presidente?
–Muy por el contrario. Cuando giro, y siempre estoy en una gira, no me falta nada. Recibo cariño, atenciones y la valoración de que alguien está yendo a llevar un mensaje desde la Dirección Nacional del partido, a apoyar el trabajo de las seccionales. No falta nada, a pesar de la adversidad. No falta equipo, no falta apoyo. Llego al aeropuerto sin reservación, me pongo en lista de espera, y siempre me monto en el vuelo. Llego sin haber tomado previsiones y todo se resuelve. Cuando la gente ve a los jóvenes remangados, se entusiasman y ayudan. Estamos tocando puertas no para pedir votos, sino para mostrar el liderazgo de AD en las comunidades, para ponernos a la orden y para invitar a la gente a construir un mejor país. El resultado es que el partido está creciendo. Me dicen que estoy indigestada de flores. Bueno, puedo estar imbuida de mucho altruismo, pero si las flores son las que me dan energía para seguir adelante… Además, veo la generación del 28, la del 58, ellos lo lograron. Y miro a la región, veo a Colombia, a Medellín, veo a Chile. Invito a los venezolanos es a mirar los logros del pasado y que le apostemos al país.
–¿No ha considerado que podría estar perdiendo su tiempo, que la dictadura va a persistir por décadas?
–No. Yo no estoy perdiendo mi tiempo. Estoy segura de que voy a ver algo mejor en Venezuela. Cuando llegas a un pueblo y ves deambulando un perro esquelético, te das cuenta de que ahí no se bota nada, de que ahí hay hambre. Y he visto mucho perro esquelético. He visto mucha miseria en Venezuela. Mucho niño que no va a la escuela. Quienes han destruido las instituciones y las oportunidades de Venezuela
nos podrán quitar todo el dinero que se han robado, pero no la dignidad.
–En Primero Justicia –creyó la madre que adivinaba.
–¿En Voluntad Popular? –se aventuró el padre sin creérselo del todo.
–No será en Copei… –susurró la madre.
–¿Bandera Roja, Alianza Bravo Pueblo, Causa R?
Tras una pausa en la que todos se sostuvieron las miradas, alguien casi gritó con un dejo de horror: ¡¿En el PSUV?!
–No, mamá -dijo la muchacha con aire entre divertido y orgulloso- te faltó uno.
Era el único en el que no habían pensado: Acción Democrática, organización de la que la muchachita es en la actualidad Secretaria Juvenil Nacional.
Carolina Isabel Abrusci Quijada nació en Caracas el 3 de diciembre de 1986. Es la mayor de dos hermanos. Su padre nació hace 55 años en Acquaviva Delle Fonti, en el sur de Italia (por lo que ella tiene doble pasaporte) y vino de niño a Venezuela.
“Mis nonos”, dice Carolina, “hicieron una vida en este país, que les abrió las puertas como a tanta gente. Llegaron a trabajar en una conserjería, sin hablar español y sin tener un centavo; y este país les permitió salir adelante con dos hijos que trajeron y uno que nació aquí, todos los cuales llegaron a ser profesionales. En algún momento montaron una quincalla en La California, donde se sacaban copias, se forraban botones y vendía escarpines tejidos por mi abuela”.
El padre estudió Odontología en la Universidad Central. Allí conoció a la mamá, una biznieta de Cleto Quijada, fundador de El Tigre, estado Anzoátegui (el trabajador de la industria petrolera que fue modelo para el personaje de Goyito Rivas, en la novelas de Miguel Otero Silva Oficina Nº 1).
La joven Abrusci se inscribió en AD en 2008. Seis años después, el 15 de julio de 2014, pasó de subsecretaria juvenil a secretaria porque el titular, Francisco Vera, quedó electo concejal. Liliana Hernández fue la primera Secretaria Juvenil de AD., Carolina es la segunda.
Un país de punta a punta
Mientras Carolina crecía no había nadie alrededor involucrado en política. Y es posible que más bien por el contrario hubiera cierto rechazo a esa actividad, como se fue extendiendo en Venezuela en las últimas décadas. La política para ella empezó en la UCV, donde en 2009 se licenció Summa Cum Laude, en Ciencias Políticas y Administrativas, mención Relaciones Internacionales.
–Yo participaba en la política estudiantil como consejera de Escuela –dice-. Y de repente, el país nos llamó a la calle en 2006, con el cierre de RCTV. Me di cuenta de que Venezuela necesitaba su juventud abocada a sus prioridades, vi que de nada me serviría tener un título si no tema país. Hasta ese momento no tenía partido. Lo que sí tenía era un proceso personal: el trance de pasar de la representación estudiantil a la política. Salí de la universidad, ya graduada, y me vi sin organización. Era consciente de que tenía un potencial, pero carecía de instrumentos para desarrollarlo. Me senté a evaluar opciones. Amigos de distintos partidos me invitaron a militar, pero ninguno me entusiasmó como lo hizo Acción Democrática. Había sido testigo por AD en todas las elecciones desde que pude votar; y eso me había permitido ver su pericia en el trabajo de base, la importancia que en AD se le da al cuidado del voto y la movilización, eso que llaman maquinaria. En fin, vi que en AD no estaría sola.
Para el momento de su ingreso en las filas de Acción Democrática, Carolina Abrusci había estudiado la trayectoria de ese partido, con especial detenimiento en las personalidades que convocó, sobre todo en sus inicios. Se informó acerca de los logros de los gobiernos adecos en materia de políticas públicas, de infraestructura e institucional. “Y, sencillamente, me enamoré de Acción Democrática. Encontré una épica apasionante, que pocos países de América Latina pueden exhibir”.
–Acción Democrática –dice con pasión- construyó este país de punta a punta, pero es recordado por sus lunares. Y eso no es justo. La generación que nos precede no defendió con orgullo los logros de la democracia; y no faltó quien atentara contra ella de manera irresponsable, empezando por Rafael Cadera, porque el primer golpe mortal no se lo dio Chávez sino la llegada al poder de un chiripero.
–No debe usted tampoco idealizar a su partido.
–Se puede estar mal acompañado en cualquier lugar. Pero, en general, estoy enamorada de la base de AD, de cada compañero que hace que después de 73 años, de aciertos y desaciertos, donde aquellos fueron más, por cierto, sigamos existiendo.
“No nos dejemos satanizar”
Carolina Abrusci es una política de moderno cuño: bailarina de flamenco, deportista (en su infancia fue tenista, hoy sube el Ávila a zancadas), tiene nivel avanzado en inglés y en alemán; básico, en francés y de principiante, en árabe. En poco tiempo recibirá un título de doctorado del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, en Madrid, con una tesis doctoral sobre Integración Latinoamericana. Abrusci comenzó este programa con régimen presencial, pero en el camino se pasó a hacerlo a distancia. “Tuve que hacerlo”, explica. “Tenía el cuerpo en un lugar y la mente en otro. Vivía en Madrid, pero mi mente estaba en mi país. Al punto de que en vivía en España con horario venezolano, pendiente de lo que ocurría aquí”.
Es profesora de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos, UCV y con frecuencia ejerce como docente invitada y conferencista en centros de educación superior en distintos países del continente.
–Como Secretaria Juvenil de AD, ¿tiene usted un proyecto?
–Tengo cuatro metas fundamentales: 1) dar cohesión a un movimiento juvenil que, a pesar de las distancias territoriales, comparte una razón de lucha, unos valores, un trabajo político que tiene que hacerse visible (mi gran reto es visibilizar los liderazgos juveniles que hay en AD); 2) construir desde la Secretaría Juvenil el partido del futuro, tratar de incorporar en nuestras estructuras aspectos de la lucha que en el pasado no se planteaban: asuntos de diversidad sexual, derechos e igualdad, contemplando el asunto de género y nuevas áreas como los derechos de las minorías. Otra cosa es ampliar el espacio de acción, si antes hablábamos de profesionales y técnicos, hora nos dirigimos al joven emprendedor; si antes en el ámbito agrario el problema era la tenencia de la tierra, hoy en día nos planteamos las condiciones en las que se vive en esa tierra como un asunto de desarrollo rural y ambiente; 3) hablarle al país, consolidar desde la Juventud de AD la posibilidad de quebrar la polarización que nos divide como sociedad, demostrándole al país que hay una juventud preparada y comprometida en el trabajo de promover un cambio favorable, convencerlo de que sí se puede y de que nadie se merece vivir en las precarias condiciones que veo en el interior del país; y 4) contribuir a la formación del liderazgo, que los jóvenes de Acción Democrático estemos orgullosos de nuestro legado y lo defendamos con orgullo, que no nos dejemos satanizar.
–Qué diría que es AD en el siglo XXI?
–Siendo el promotor y pionero de la democracia en Venezuela, es el partido llamado a recuperarla. Y estamos haciendo esfuerzos serios de modernización. Está activa la comisión de Actualización de Tesis Política, presidida por Isabel Carmona de Serra, donde están, entre otros, Américo Martín, Demetrio Boersner, Eduardo Mayobre, pedro Benítez, Canache Mata y Ángel Lugo.
–¿Hay alguna autocrítica?
–Sí. Sobre la base de que hubo desviaciones, pero no creo que fueran de la organización, sino de individualidades. La AD originaria es la que está en los principios y valores. Ya en el himno del partido, escrito por Andrés Eloy Blanco, están los estatutos: Una forma de hacerlo: trabajo; una forma de darlo. Igualdad.
–¿Y qué les dice a quienes opinan que AD debería dar ejemplo de democracia facilitando la alternancia de sus autoridades?
–La última vez que ratificamos al Secretario General, Henry Ramos Allup, fue en el CDN en 2010. El problema no es el compañero Henry Ramos, sino los que critican y no trabajan. De parte de la Dirección Nacional ha habido un esfuerzo para adaptar el partido a los tiempos que corren. Todos los partidos han atravesado una etapa de persecución y asfixia, sumado a errores que la oposición ha cometido, como el más garrafal, el no ir a unas elecciones legislativas.
–¿Qué les responde a quienes tratan de desacreditar el Pacto de Punto Fijo?
–Cuando me vienen con consignas vacías y repetitivas sobre el puntofijismo, lo que hago es preguntarles: qué es el Pacto, quiénes lo establecieron, para qué. No saben. Ninguno sabe. Hablan sin saber. Con lo fácil que es enterarse: está en Internet. Y luego les pregunto si saben quién hizo la carretera por dónde están transitando. Tampoco lo saben. Pues les digo que fue la democracia de Venezuela quien lo hizo y, por cierto, el proyecto político que hoy desgobierna el país quien las ha destruido. En esas discusiones se me ha hecho sólida la certeza de que el chavismo no es más que adecos descontentos. Y que el chavismo descontento es adeco. Nuestro trabajo es trazar el camino de regreso para que vuelvan a su casa.
–Chávez prometió en su primera campaña electoral que llegaría al poder para “freír las cabezas de los adecos”. ¿Cosecha usted la hostilidad que sembró el difunto presidente?
–Muy por el contrario. Cuando giro, y siempre estoy en una gira, no me falta nada. Recibo cariño, atenciones y la valoración de que alguien está yendo a llevar un mensaje desde la Dirección Nacional del partido, a apoyar el trabajo de las seccionales. No falta nada, a pesar de la adversidad. No falta equipo, no falta apoyo. Llego al aeropuerto sin reservación, me pongo en lista de espera, y siempre me monto en el vuelo. Llego sin haber tomado previsiones y todo se resuelve. Cuando la gente ve a los jóvenes remangados, se entusiasman y ayudan. Estamos tocando puertas no para pedir votos, sino para mostrar el liderazgo de AD en las comunidades, para ponernos a la orden y para invitar a la gente a construir un mejor país. El resultado es que el partido está creciendo. Me dicen que estoy indigestada de flores. Bueno, puedo estar imbuida de mucho altruismo, pero si las flores son las que me dan energía para seguir adelante… Además, veo la generación del 28, la del 58, ellos lo lograron. Y miro a la región, veo a Colombia, a Medellín, veo a Chile. Invito a los venezolanos es a mirar los logros del pasado y que le apostemos al país.
–¿No ha considerado que podría estar perdiendo su tiempo, que la dictadura va a persistir por décadas?
–No. Yo no estoy perdiendo mi tiempo. Estoy segura de que voy a ver algo mejor en Venezuela. Cuando llegas a un pueblo y ves deambulando un perro esquelético, te das cuenta de que ahí no se bota nada, de que ahí hay hambre. Y he visto mucho perro esquelético. He visto mucha miseria en Venezuela. Mucho niño que no va a la escuela. Quienes han destruido las instituciones y las oportunidades de Venezuela
nos podrán quitar todo el dinero que se han robado, pero no la dignidad.
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