En: http://www.lapatilla.com/site/2014/09/09/jose-guerra-los-efectos-inflacionarios-de-la-ley-leon-cabezas-2/
Corría el año 2004 y la presión del gobierno del entonces presidente
Chávez sobre el BCV era insoportable. El jefe del Estadio había
solicitado al banco la entrega de un millardito de la reservas
internacionales con el objeto de financiar la agricultura, para ese
tiempo sumida en una crisis importante. El presidente del BCV, el doctor
Diego Luis Castellanos resistió hasta donde pudo pero no soportó los
acosos permanentes de Chávez. A Castellano lo sustituyó el doctor Gastón
Parra, quien en el fondo de sí mismo estaba en desacuerdo con el hecho
de que el instituto emisor traspasa sus reservas al gobierno. Esa es la
historia verdadera.
En una operación simultánea se cocinaba desde la Asamblea Nacional,
motorizada esta operación por Rodrigo Cabeza, presidente de la Comisión
de Finanzas de este cuerpo y desde dentro del BCV, por Armando León,
miembro del Directorio, una reforma de grandes proporciones que
implicaría la institucionalización de la destrucción de la estabilidad
monetaria de Venezuela. Así, en julio de 2005, la Asamblea Nacional
aprueba la reforma de la Ley del BCV, conocida como la reforma
León-Cabeza, presentada por estos sujetos como una nueva arquitectura
financiera.
Dicha reforma ha tenido un efecto demoledor sobre del bolívar como
moneda nacional. Efectivamente, la reforma en cuestión permitió crear un
adefesio llamado Fonden, que hizo posible traspasar al gobierno las
reservas internacionales del ente emisor para financiar los déficits
fiscales, sin que el BCV recibiera nada a cambio. Un grupo de
venezolanos entre quienes estuvieron Orlando Ochoa, Oscar García
Mendoza, Jesús Rojas y quien esto escribe, viendo el peligro de la
reforma León-Cabeza, recurrió ante el TSJ con el objeto de demandar la
nulidad de la reforma. Luego de un tiempo desgastante, el TSJ se
pronunció con un dictamen insólito. Dijo el tribunal que no había ningún
indicio para presumir que la inflación podía acelerarse como resultado
de la modificación de la Ley del BCV. Era obvio que si al BCV se le
sustraía sus reservas internacionales y la emisión de dinero se
aumentaba, la devaluación del bolívar sería un hecho y con ella la
inflación.
El veredicto del tiempo que es el que finalmente pone las cosas en su
lugar, acabó dándonos la razón, en la medida en que la tasa de
inflación en Venezuela ha experimentado una clara tendencia al alza tras
la reforma León-Cabezas, como se evidencia en le gráfico adjunto. No se
trata de una valoración de las acciones personales que para liquidar la
estabilidad monetaria de Venezuela adoptaron Armando León y Rodrigo
Cabeza, sino que el recuento de los hechos históricos permite ubicar las
responsabilidades de quienes ocupan posiciones de poder para sean
consecuentes por lo hecho y por lo dejado de hacer.
Pero no se conformaron León y Cabeza con la reforma que se comenta.
En 2007 se lanzaron a la aventura de la reconversión monetaria para,
según ellos, crear una economía fuerte con una moneda fuerte en un país
fuerte. Se convirtieron en propagandistas de una medida que contribuiría
a contener las tensiones inflacionarias como si una política para bajar
la inflación puede basarse en eliminarle tres ceros a una moneda.
Fueron muchas las advertencias formuladas por quienes con preocupación
le advertimos al país que tal reconversión era un salto al vacío con
costos elevados para la economía. Fuimos tildados por la maquinaria
propagandística del gobierno y del BCV puesta al servicio de ese
despropósito de traidores y apátridas. En algunos casos nos mandaron a
censurar en ciertos medios de comunicación con cuantiosa pauta
publicitaria pagada con cargo al presupuesto del BCV para que nuestras
voces no se oyeran.
De nuevo, el calendario de los hechos nos volvió a dar la razón y la
inflación siguió su curso alcista tal como pronosticamos, no por tener
el monopolio de la verdad sino porque la teoría económica es contundente
al respecto: un banco central que financia con impresión de dinero los
déficits fiscales abre la espita de la inflación.
Ahora se encuentra el país sufriendo de una espiral inflacionaria que
no da tregua y que lejos de resolverse se tiende a agravar en medio de
una profunda recesión y una escasez sin precedentes. Y ha planteado el
gobierno que se consoliden las reservas del BCV con las que ahora tiene
Fonden, justamente lo que nosotros en 2005 demandamos ante el TSJ.
Ojalá este relato de los hechos sirva para que el gobierno reflexiones y
con él su brazo financiero, el BCV, para que Venezuela pueda
reencontrar la senda de la estabilidad monetaria.
José Guerra
No comments:
Post a Comment