Por Medina & Arenas.-
Por
encima de todo, la prioridad es la estabilidad del gobierno. Mantener
una relación de equilibrio en el juego de poder interno, lograr los
apoyos y lealtades necesarias, construir un piso político que le
garantice gobernar con capacidad y mandar de verdad fue lo que Maduro
busco lograr con estos cambios del gabinete y de la estructura del
ejecutivo.
El Plan económico de Rafael Ramírez
perdió fuerza, por ahora. Sacarlo de PDVSA y de la rectoría de las
políticas económica del ejecutivo, indican que se echan por tierra los
planteamientos de unificación cambiaria, ajuste fiscal y ayuda
financiera que se hicieran a comienzos de este año. Otro dato
interesante es que si bien Ramírez mantiene un perfil relevante (sobre
todo el de ser portavoz ante los organismos multilaterales financieros y
políticos) es Vicepresidente de un grupo de ministros que tienen gran
independencia y perfil propio (Rodríguez Torres, Carmen Meléndez,
Delcy Rodríguez y Carlos osorio), donde su poder de influencia se pierde
para entrar en un sistema de acuerdos, negociación y persuasión
política.
Los civiles al poder. Del total de 26
ministerios designados, solo 9 de ellos quedaron en manos de militares;
esto indica el lento pero progresivo auge de los cuadros políticos
provenientes de la lucha de calle y no de los cuarteles en los puestos
de dirección política y de gobierno. Sin embargo, aún se puede apreciar
el control de los verde oliva sobre el sector bancario, fiscal, puertos y
aeropuertos, importaciones públicas de alimentos y todo el sistema de
inteligencia.
Entran nuevas figuras en la escena. El
ascenso de nuevos actores en el tren ministerial propone la idea de
renovación de cuadros, de buscar personas con mayor conocimiento de sus
áreas de responsabilidad. Transporte Acuatico y Aereo, Comercio,
Agricultura, Cultura y Salud, son áreas de gran importancia para el país
y hoy están en situación de crisis profunda
Se colocan las bases para el
corporativismo de la sociedad. Con la creación del Consejo Presidencial
Popular, se instala una estructura institucional que va a permitir al
gobierno y al proyecto, tener sus propios interlocutores sociales, sus
propias facciones y grupos que de forma corporativa serán la
“representación del país, del Pueblo”. Se abren las puertas para que en
el futuro el gobierno tenga sus propios campesinos, maestros,
sindicatos, gremios, empresarios, cultores, etc. Significa la
institucionalidad del paralelo de cada estructura organizada de la
sociedad.
El proyecto de las COMUNAS sigue y se
fortalece. Si bien la designación de Elias Jaua en la VP de Desarrollo
del Socialismo Territorial pudiera entenderse a primera vista como un
retroceso de su figura, también pudiera ser una estrategia para
imprimirle mayor fuerza al proyecto de transformar la división político
territorial del país. Su figura le da mayor visibilidad al tema y le va a
inyectar una nueva dinámica a estos ministerios. Sabemos de sobra el
fanatismo del ex canciller y su solvencia a la hora de defender el
cambio hacia el estado socialista.
La presión para que el gobierno haga los
cambios de fondo debe venir de los ciudadanos y de los partidos
políticos de oposición. El papel de la oposición en sus diferentes
corrientes debe ser unificar fuerzas para propiciar el cambio y que
sus líderes aprovechen este momento, allí está la clave del cambio.
Los verdaderos cambios ocurrirán cuando
el gobierno deje de pensar en sí mismo y comience a constatar los
problemas reales del país, mientras esto no
ocurra, las consecuencias de cada acto serán políticas y no sociales.
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