ELIDES J. ROJAS L.
| EL UNIVERSAL
miércoles 10 de septiembre de 2014 12:00 AM
A una semana de los anuncios
de Maduro en cadena nacional en los que se crearon cinco ministerios, se
fusionaron varios despachos, separaron a los titulares de Pdvsa y el
Ministerio de Minas, le devolvieron el control de las divisas al BCV, y
se habló por casi tres horas del comandante, del imperio, de la
oposición y del contrabando; se puede decir sin temor a equivocaciones
que ya el país entero siente los efectos de las medidas. Todo está
mejor. Basta echar una miradita alrededor y verificar cómo el llamado
sacudón impactó directamente en la calidad de vida de los venezolanos.
Reportan desde Barquisimeto, por ejemplo, que no hay colas de ningún tipo, que se puede comprar lo que sea y cuando se quiera sin ningún inconveniente. De hecho afirman que se acabaron las largas filas que comienzan la noche anterior al frente de las grandes cadenas expendedoras de medicamentos. Ni siquiera en las tardes, al final del día, hay gente aglomerada en las paradas de autobuses o busetas esperando que algún vehículo pueda darle fin a la larga jornada del día. Ya no hay colas en la mañana para ir a trabajar, tampoco para comprar comida o medicamentos y tampoco para tomar el bus. Vida nueva. Todo por una cadena. Eso es eficiencia televisiva.
Lo mismo reportan desde Maracaibo. Los llamados bachaqueros desaparecieron. Ya no es negocio comprar productos regulados para venderlos de contrabando o a los buhoneros, ahí mismo al frente de las autoridades. Dicen los informantes que no solo hay un cambio radical en la forma de comercializar los productos que hasta hace poco no estaban ni en los anaqueles ni en los estómagos de la gente, también hay un cambio violento en los rostros. Lo que se ve es pueblo privado de la risa, feliz.
Desde Valencia se reactivó como un resorte toda la hilera de ensambladoras de vehículos que se mantenían entre polvo y telarañas. Carros y más carros. Miles de compradores. Aseguradoras como locas firmando pólizas, repleto el mercado de repuestos. Se acabará, con toda seguridad, en pocos días esa manía de andar buscando repuestos y autopartes en otros países. Es más, nunca hizo falta. Ganas de echársela. "Traje el repuesto de Miami, el filibre que me faltaba. Me lo trajo un primo. Y sabes, me costó 120 dólares y aquí en Venezuela me querían cobrar 17 mil bolívares si acaso lo encontraban en el mercado negro. Porque esa es otra. Toda Venezuela se ha convertido en un mercado negro, pero en realidad hay de todo". Y ahora más. Después del sacudón en cadena toda esa tragedia quedó para la historia.
Igual pasa con el sistema eléctrico. Una sola quejadera. Twitter explotando a toda hora. Que se fue la luz en Cantaura, que hay un apagón desde hace tres días en Cabudare. Que la oscurana reina en Trujillo. Nada más falso. Ese cuento de las fallas en la energía eléctrica es parte de la leyenda de los primeros 15 años de gobierno. Y justamente ahora, después de las tres horas de gloria de la semana pasada, las fábricas de velas están quebrando en serie. Luz y más luz.
Claro que a estas alturas se puede hablar de dos Venezuela. Antes y después del sacudón en cadena. La Venezuela paupérrima y tomada por la ruina quedó atrás.
Reportan desde Barquisimeto, por ejemplo, que no hay colas de ningún tipo, que se puede comprar lo que sea y cuando se quiera sin ningún inconveniente. De hecho afirman que se acabaron las largas filas que comienzan la noche anterior al frente de las grandes cadenas expendedoras de medicamentos. Ni siquiera en las tardes, al final del día, hay gente aglomerada en las paradas de autobuses o busetas esperando que algún vehículo pueda darle fin a la larga jornada del día. Ya no hay colas en la mañana para ir a trabajar, tampoco para comprar comida o medicamentos y tampoco para tomar el bus. Vida nueva. Todo por una cadena. Eso es eficiencia televisiva.
Lo mismo reportan desde Maracaibo. Los llamados bachaqueros desaparecieron. Ya no es negocio comprar productos regulados para venderlos de contrabando o a los buhoneros, ahí mismo al frente de las autoridades. Dicen los informantes que no solo hay un cambio radical en la forma de comercializar los productos que hasta hace poco no estaban ni en los anaqueles ni en los estómagos de la gente, también hay un cambio violento en los rostros. Lo que se ve es pueblo privado de la risa, feliz.
Desde Valencia se reactivó como un resorte toda la hilera de ensambladoras de vehículos que se mantenían entre polvo y telarañas. Carros y más carros. Miles de compradores. Aseguradoras como locas firmando pólizas, repleto el mercado de repuestos. Se acabará, con toda seguridad, en pocos días esa manía de andar buscando repuestos y autopartes en otros países. Es más, nunca hizo falta. Ganas de echársela. "Traje el repuesto de Miami, el filibre que me faltaba. Me lo trajo un primo. Y sabes, me costó 120 dólares y aquí en Venezuela me querían cobrar 17 mil bolívares si acaso lo encontraban en el mercado negro. Porque esa es otra. Toda Venezuela se ha convertido en un mercado negro, pero en realidad hay de todo". Y ahora más. Después del sacudón en cadena toda esa tragedia quedó para la historia.
Igual pasa con el sistema eléctrico. Una sola quejadera. Twitter explotando a toda hora. Que se fue la luz en Cantaura, que hay un apagón desde hace tres días en Cabudare. Que la oscurana reina en Trujillo. Nada más falso. Ese cuento de las fallas en la energía eléctrica es parte de la leyenda de los primeros 15 años de gobierno. Y justamente ahora, después de las tres horas de gloria de la semana pasada, las fábricas de velas están quebrando en serie. Luz y más luz.
Claro que a estas alturas se puede hablar de dos Venezuela. Antes y después del sacudón en cadena. La Venezuela paupérrima y tomada por la ruina quedó atrás.
No comments:
Post a Comment