José Machillanda
La incapacidad de Maduro como gobernante le hace creer que el anuncio del aumento en un 45% del sueldo al elemento militar, es suficiente para comprar a esa organización y, en especial, aquellos hombres de uniforme que permanecen en filas aún en contra de sus principios. Una organización donde se aprecia una exponencial corrupción de una Cúpula Militar Claudicante cercana al dolo, co-hecho y despotismo establecida por Chávez y en franco crecimiento después de su desaparición física. El 45% que Maduro ofrece al elemento militar es muestra además del pánico que siente la cúpula militar por una Manifestación Militar de parte del componente frente al absurdo y grotesco compromiso de logias de Oficiales activos y retirados, que entienden al gobierno como una fuente para su personal enriquecimiento inmoral e inexplicable ante cualquier análisis.
Maduro como gobierno cercado por una economía que muestra a un país petrolero quebrado. Ese mismo gobierno que lo salpica el crimen en sus entrañas por parte de los colectivos, grupos reclaman cuotas de poder, con lo cual termina por hacérsele el país ingobernable, inestable, casi un pandemónium, que ahoga a un gobernante que no sabe de liderazgo, con modestos conocimientos, aterrado por el fracaso que ya se percibe en todas las esferas del país, la región y del mundo.
Maduro es el fracaso del Chavismo y del Post-Chavismo. Reúne para sí y su inmenso gabinete la máxima expresión del fracaso de hombres que confundieron la política con la ideología y más grave aún, con la propaganda maléfica aprendida de los octogenarios formados por la URSS que hoy sirven de asesores y guías a un grupo de radicales y “tira piedras” que confundieron la política con el mal vivir. Su incapacidad es total y casi dibujan a un manicomio, en el cual el miedo los aterra, las equivocaciones son permanentes y la incapacidad es plena y total en todo cuanto se hace.
Maduro llama a los militares, pero ¿A cuáles militares?. Algunos militares que ha intentado acercar a su gestión y a su grupo familiar para que le ayuden a comprender a la logia de golpistas del 4 de febrero de 1992, hoy casi todos funcionario del más alto rango en el gobierno madurista, y a la masa de Oficiales que todavía se encuentran en filas, conscientes de que no deben y no pueden ser políticos activos aunque el 5 de julio en la Asamblea Nacional, el régimen utilizó por primera vez al G/J Vladimir Padrino López para que, empleando galimatías, paráfrasis y absurdos, recordara en el aniversario de la Independencia que aparcería una nueva categoría de ciudadano en Venezuela: la unión cívico-militar. Esa unión cívico militar según este General en Jefe es la nueva patente de corso para que los hombres de uniforme participen bajo las órdenes un régimen ilegítimo, incapaz de generar la legitimidad de gestión y que cuenta con el rechazo de la mayoría de los venezolanos.
Maduro y la Cúpula Militar Claudicante que le acompaña y que hoy preside el General discursante se atrevió, otra vez, a mencionar la unión cívico-militar como parte de una nueva arquitectura política el pasado 8 de octubre en la celebración de los nueves años del CEO. Es decir, fue tan corajudo este discursante que noventa días después sirvió otra vez de punta de lanza para que el gobierno ante la opinión pública y a lo interno de la institución para un acto público militar, volver a repetir el inconsistente argumento de la unión cívico-militar como el gran puntal de este régimen que boqueando, atropellado por el tutelaje militar, lo ha premiado convirtiéndolo violando la Ley, una vez más, al ser al mismo tiempo Ministro y Comandante del CEO.
Este personaje, ya leyenda, parte del madurismo seguramente fue quien recomendó a Maduro -un ignaro en materia político-militar- que anunciara de forma pública, notoria y comunicacional que un aumento del 45% del salario del personal militar, operaría como una medida laudatoria sobre el ánimo, la voluntad y la ética del personal de Oficiales, Generales y Almirantes para que tonificaran y/o se abstuvieran de críticas a un gobierno. Gobierno que no ha podido resolver una sola de las demandas de los venezolanos, pero sí ha permitido el dolo, la corrupción y el co-hecho en muchos hombres de uniforme, que hoy no pueden explicar el origen de su riqueza.
45% del aumento de salario no cambiará el entorno interno militar. Y no lo cambiará, Ministro, y no lo cambiará Presidente, porque la institución militar aún con la acción brutal, primitiva y anti-histórica del momento político-militar revolucionario aplicado por el chavismo desde abril de 1999 hasta agosto de 2009, no destruyó totalmente el cuerpo ético, el sentido de profesionalismo y la responsabilidad profesional de esos hombres de uniforme frente al gobierno y, más importante aún, ante la sociedad y la historia. El 45% no será capaz de ser más que un ensayo grotesco de propaganda del Presidente Maduro, que hoy está cercado además del tutelaje militar por una Cúpula Militar Claudicante que sí sabe que muchos hombres de uniforme sienten vergüenza por aquellos militares que se han olvidado de la formación profesional y de la recta conducta de quienes juran hacer la defensa del Estado, cumplir la Constitución y las leyes y ser instrumento de la violencia legal del Estado.
El 45% no podrá, Maduro no podrá y el Ministro de la Defensa tampoco podrá hacerle creer a los venezolanos, América Latina y al mundo que hombres decentes y dignos, por dinero dejarán de ser críticos de un gobierno que está boqueando como consecuencia de su ineptitud e incapacidad política, tutelado por militares ambiciosos que constituyen logias armadas, listos a violar la Constitución, y mucho menos por la de una Cúpula Militar Claudicante que se ha puesto al servicio de un modelo ideológico –no sociológico- que como modelo político es primitivo, atrasado y anacrónico.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
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