Alfredo Meza, Caracas
El
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha acusado a Washington de
provocar la caída de los precios del petróleo. Es una acusación que trasciende
el rechazo de rigor del chavismo ante la conducta imperial de Estados Unidos para anclarse en argumentos
geopolíticos. Las compañías petroleras estadounidenses, explicó el gobernante,
están utilizando "un método salvaje" para extraer petróleo de
esquistos "con un costo impagable para el planeta por la desesperación de
tener el control energético".
La
sobreoferta de crudo perjudica al Gobierno venezolano porque Maduro, igual que
su antecesor Hugo Chávez, apostó todas sus fichas a la
estrategia de mantener elevado el precio internacional de su principal producto
de exportación para financiar su proyecto político estatalista.
En 15
años poco se ha hecho para incrementar la producción petrolera —que no supera
los tres millones de barriles diarios que ya se producían en 1998, antes de la
"revolución bolivariana"— y asignaron a Petróleos de
Venezuela (PDVSA) responsabilidades distintas a su negocio. La principal
empresa de Venezuela, que aporta el 96% de los ingresos del fisco, es también
la caja chica de la Gran Misión Vivienda Venezuela, el programa masivo de
construcción de viviendas para damnificados de las crueles inundaciones de 2009
y 2010, y de todo el gasto social del Gobierno.
Con el
aparente fin de la época dorada de los precios altos —la cesta venezolana (el
precio medio del barril) cerró la semana pasada en 75,9 dólares (62,3 euros)—
también llegarán cambios en la estrategia geopolítica venezolana. Según los
analistas, en una aparente muestra de raciocinio, Caracas ya ha comenzado a
recortar los envíos a Petrocaribe, la alianza energética fundada por Chávez en
2005 para vender petróleo a plazos y con interés bajo o intercambiarlo por
bienes que no se producen en el país. Los datos más recientes indican que las
exportaciones a países signatarios de ese y otros acuerdos se redujeron en
106.000 barriles durante el segundo trimestre de 2014.
Si este
recorte afecta o no la tutela que Caracas ejerce sobre las islas del Caribe
Oriental y algunos países de Centroamérica en los foros hemisféricos es un
asunto que está por verse. La analista internacional Elsa Cardozo cree que sí:
"Este golpe será mucho mayor que los anteriores porque hoy la diplomacia
depende en mucho mayor medida de la chequera petrolera".
Maduro no se enfrenta a
un escenario tan catastrófico como en el pasado, pero sí preocupante.
Tiene lo
que Cardozo llama la fuerza del acreedor para seguir ejerciendo su influencia.
En un artículo publicado en el El Nacional, el economista Leopoldo Martínez
calculó que en el marco del acuerdo de Petrocaribe entre República Dominicana,
Jamaica y Bahamas adeudan . más de 21.000 millones de dólares. Son los
principales deudores de un área que contrajo compromisos con Venezuela por
otros 25.000.
La firma Barclays calcula que,
por cada dólar que disminuye la cotización del barril, Caracas deja de ingresar
en sus arcas 728 millones de dólares. En un año, según estimaciones de Bank Of
America, podría dejar de contar con unos 10.000. La otra opción para cumplir
con sus compromisos internos sería recurrir a los mercados internacionales,
pero el Gobierno ha descartado esa posibilidad debido a los costes crecientes
del endeudamiento por el deterioro en la percepción del riesgo crediticio.
"No vamos a pedir crédito en esas condiciones que quiere imponer la banca
mundial capitalista", dijo ayer Maduro. "No lo vamos a hacer. Tenemos
otras fuentes, afortunadamente".
Vía El País. España
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