En: http://konzapata.com/2014/10/brasil-argentina-bolivia-y-uruguay-cuatro-ejemplos-en-los-que-la-economia-decide-elecciones/
Por Ayrton Salamanca (Río de Janeiro).-
La economía es fundamental y
tiene un peso importante en el proceso electoral, quizás mayor al de
otros factores, en un escenario con condiciones y reglas democráticas
más o menos claras. En ese sentido, los procesos electorales que se
están desarrollando en un contexto adverso de las condiciones
económicas, los candidatos del partido oficial tienen ese factor en
contra. En esa situación se encontraba Dilma Rousseff y ahora Cristina
Fernández de Kirchner, pues Brasil y Argentina están en recesión
económica. No fue el caso de Evo Morales (reelecto) ni tampoco el caso
de Tabaré Vásquez, candidato del partido oficialista Frente Amplio,
Uruguay, ya que ambas economías se encuentran en crecimiento y la
población goza de cierta prosperidad y expectativa de mejora.
En Brasil, los resultados electorales dieron un estrecho margen a
Dilma Russef (51,64%) sobre el opositor Aecio Neves (48,36%). Si las
elecciones se hubiesen realizado en 2012, quizás Dilma hibiera sido
reelecta holgadamente sin pasar por el apuro de este domingo. Muchos
factores adversos convergieron para impactar la economía y los
instrumentos de política anticíclica utilizados no han logrado detener
la caída de la economía. Dilma heredó un país en crecimiento de su
antecesor Lula, que gozó el boom de los commodities y vertió ingentes
recursos a la sociedad a través del Programa de Aceleración del
Crecimiento (PAC I), que permitió sacar de la pobreza a unos 40 millones
de brasileños. Dilma continúo con el plan de gastos (PAC II), pero se
encontró con los coletazos de la crisis financiera internacional (2008),
la etapa de maduración de muchos proyectos que se iniciaron con su
antecesor, cuellos de botella en infraestructura (a pesar del PAC II), y
luego vino la desaceleración del crecimiento en China y la baja de los
precios de las materias primas. Se aplicaron políticas anticíclicas,
como el rol de los bancos públicos para reactivar a través de los
préstamos, y otras, pero ya no pueden más. Además, a la administración
de Dilma la ha golpeado muchos casos importantes de corrupción, como en
Petrobras, las obras del mundial, etc. Tiene muchos factores en su
contra. Una a favor, el alto nivel de reservas internacionales gracias a
un alto componente de inversiones a largo plazo, que si bien se han
detenido, igual es una fortaleza pues no son volátiles y evitan las
salidas de capitales a corto plazo.
En Argentina, la señora Fernández de Kirchner la tiene más difícil.
De hecho, la mayoría de los argentinos dan por descontado que no ganaría
una reelección, y la apuesta es por un gobierno más moderado que
corrija las distorsiones creadas por el modelo económico aplicado por el
Kirchnerismo. En efecto, al igual que Brasil la economía argentina está
en recesión, pero además, asfixiada por controles, fundamentalmente en
el sector externo. Argentina también gozo del boom de los commodities y
la economía estuvo en crecimiento por varios años, luego de salir de
aquella brutal crisis que aún está en la memoria de los argentinos y del
mundo, pues hundió al país a lo más bajo, aplicando el famoso
“corralito” que congeló los depósitos del público, adoptó control de
cambios y no pagó la deuda externa. Con la adopción de un tipo de cambio
libre, algunos arreglos de mercado y el boom de los commodities,
comenzó una fase de crecimiento que duró prácticamente trece años
(2003-2013), pero comenzó a hacer aguas con la caída de los precios. El
modelo basado en el impuesto a la soja, subsidios, controles, empezó a
mostrar señales de debilitamiento. Las fortalezas se convirtieron en
debilidades. El superávit comercial se convirtió en déficit y el
superávit fiscal se achica con perspectivas negativas por los precios de
la soja y la recesión. El déficit comercial se agudizó por las
importaciones de energía y de allí vino la expropiación de Repsol con el
argumento que no hacia las inversiones suficientes para aumentar la
producción de petróleo y derivados. En este contexto, la reacción de los
agentes económicos fue la salida de capitales y perdidas de reservas
internacionales y, la reacción del Gobierno fue el control de cambios,
las limitaciones a las importaciones y más controles, que sin duda
generan más distorsiones y no resuelven el problema de fondo. Y cuando
daban señales positivas, como el arreglo con Repsol, el pago de la deuda
al Club de París y el ajuste cambiario, vino lo del default. Así que no
habrá reelección y urge esperar que el nuevo gobierno resuelva estos
entuertos.
Evo Morales fue reelecto con el 60% de los votos. Tiene la economía a
su favor. En 2013 el PIB tuvo un crecimiento del 6,8% y para este año
se espera un crecimiento del 5,5%. Ha sabido aprovechar dos factores
bastante favorables: 1) la estabilidad macroeconómica heredada y 2) el
boom de los commodities. En la región, Chile y Bolivia son los países
con más larga historia con baja inflación, tipo de cambio relativamente
estable, bajas tasas de interés; factores necesarios para el
crecimiento. Desde 1985, cuando se aplicó un programa de
estabilización[1] para combatir exitosamente la hiperinflación, Bolivia
goza de este contexto favorable que Evo respetó y, sin duda, ha dado sus
frutos. Casualmente, Chile comienza su estabilidad desde esa misma
época, con políticas neoliberales inspiradas en los Chicago Boys durante
el régimen de Pinochet. Bolivia, como todo país exportador de materias
primas, experimentó un shock favorable de precios, acompañado de ajuste a
los precios de exportación del gas a Brasil y Argentina, con la
nacionalización de la petrolera Yacimientos Petroleros Fiscales
Bolivianos (YPFB). Estos precios de exportación posicionan a Bolivia con
un nivel de reservas internacionales sin precedentes con más de US$14
mil millones. Y, si bien, nacionalizaron otras empresas (las que se
habían privatizado), todas están dando resultados favorables.
En Uruguay, Tabaré Vázquez tiene la economía a su favor. Uruguay
viene creciendo por un largo periodo y con estabilidad macroeconómica y
sólida institucionalidad democrática. A diferencia de sus socios y
vecinos del Mercosur (Brasil y Argentina), en 2013 el PIB creció en 4,4%
y se espera 3,4% para 2014. Esto es mucho decir, pues en el pasado
reciente, si sus grandes socios entraban en crisis arrastraban al
pequeño socio; ya no. El país obtuvo su grado de inversión por las
calificadoras de riesgo y, a nivel internacional, está bien ranqueado en
transparencia y otros factores institucionales. De hecho, no se discute
mucho el tema de la economía y da la sensación de que gane quien gane,
seguirá con el “piloto automático” con algún pequeño viraje si es
necesario. Los temas con más discusión están relacionados con el aumento
de la inseguridad, y con la legalización de la marihuana y el
matrimonio gay, como si la sociedad estuviera en otro estadio de
desarrollo.
Y si es por la economía, Maduro no tendría ningún chance para ganar
elección alguna. Con una población empobrecida, con escasez de bienes y
servicios, alta inflación, delincuencia y pare de contar. Y con la baja
del precio del petróleo se agudizaran los problemas. Es una crisis sin
precedentes, en todos los ámbitos, paradójicamente en un país petrolero y
con muchos recursos naturales. No obstante, ni las reglas democráticas
ni la institucionalidad se cumplen, con lo cual los resultados
electorales pudieran estar distorsionados.
En el libro Macroeconomia en la economía global, sus autores, Jeffrey Sachs y Felipe Larr
No comments:
Post a Comment