Tuesday, December 30, 2014

El día que Pedro Tinoco y Carmelo Lauría engañaron a David Rockefeller

En: http://konzapata.com/2014/12/el-dia-que-pedro-tinoco-y-carmelo-lauria-enganaron-a-david-rockefeller/

No fue trampa. Ni brujería. Un lector nos avisó que esta nota estaba incompleta. La arreglamos. Gracias por estar atentos. En el pasado, le echábamos la culpa a los duendes del taller. Ahora, a los duendes de la red.


Por Juan Carlos Zapata.-
 
Hay banqueros con más poder que otros. No por el banco. No por la fortuna. Por el prestigio. La credibilidad. Manuel Antonio Matos lo fue en el pasado. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX.  Era garante  del crédito internacional de Venezuela. También, en la década de 1960. Pedro Tinoco exhibía altos niveles de credibilidad en los mercados internacionales. Era un negociador, gestor y en cierto modo aval. Matos ante los bancos franceses. Tinoco ante los Rockefeller y ante los bancos suizos, y ante organismos como el FMI y el Banco Mundial. Matos fue presidente del Banco de Venezuela, el instituto emisor, y ministro de Hacienda. Y también Tinoco había sido presidente del Banco Mercantil, en el que Rockefeller era socio; y ocupará la cartera de Hacienda, y la presidencia del Banco Central, instituto emisor, y a la vez, líder de banco privado, el Latino, caído y sepultado en la crisis bancaria de 1993-1994. Todo esto se cuenta porque una vez, Tinoco llegó a engañar a David Rockefeller. Parece mentira. O parece increíble. Pero son estas historias menudas. Secretas. Inéditas. Poder Kaníbal. Claro, en descargo de Tinoco se puede decir que lo hizo en bien del país, de Venezuela.
    La anécdota fue revelada por Carmelo Lauría un año, un poco más, antes de morir. Sucede a comienzos del primer de gobierno de Caldera. Lauría es vicepresidente del Banco de Venezuela y Tinoco ministro de Hacienda. La República no tiene plata. Y urge de un préstamo. La República está a punto de no pagar ni siquiera los sueldos.
    -Es la primera operación de crédito público importante con un banco americano –señala Lauría que después fue ministro con Carlos Andrés Pérez, diputado de Acción Democrática y uno de los operadores políticos más conspicuos en las dos últimas décadas de siglo XX y la primera del siglo XXI.
    -Se requieren 650 millones de bolívares para completar el presupuesto de 1970. El caso se presentó al Congreso. Se le dio curso a una Ley de Crédito Público por 150 millones de dólares. Las reservas del país sumaban apenas 300 millones. En el Congreso se tomó la decisión de que el interés a pagar por el préstamo no podía ser mayor a una tasa del 10%. El Chase Manhattan Bank conviene aunque como líder del pool de bancos, aclara que nunca el interés será menos al 6%. Piso y techo con interés variable.
    Entonces, recordaba Carmelo Lauría, en 1972 los intereses bajaron al 4%, y la República se vio en la circunstancia de que estaba pagando 6%. Los dos puntos de diferencia se transformaban en un problema político. Hay que negociar. A Lauría lo designan negociador en tanto vicepresidente del primer banco del país y a la vez representante de los banqueros ante el directorio del BCV. Era un hombre de apenas 30 años. El otro negociador era José Gabaldón, consultor Jurídico del BCV.
-Vamos a Nueva York –y aquí viene lo bueno del cuento-. El vice senior, Antonio Luzárraga, nos dice que el pool de bancos no acepta la propuesta. Solicitamos una audiencia con David Rockefeller. Y es a él a quien le decimos que: si no se procede en consecuencia, se va a ver comprometida la posición de Pedro Tinoco, su amigo, su abogado, su socio en el Banco Mercantil, en el Ministerio de Hacienda.
Rockefeller indaga. ¿Qué puede ocurrir?
-Que el Dr.Tinoco ha pensado seriamente en renunciar.
Rockefeller no se lo puede creer. Y Lauría le muestra la carta de renuncia. ¿Carta de renuncia?
-Claro, Tinoco estaba en la jugada. La carta era a propósito. Habíamos sido autorizados por él para hacer uso de ella. Jugada maestra de Tinoco a favor de la República que en nada dañaba a sus amigos los Rockefeller.
De inmediato, Rockefeller se comprometió con la operación. Levantó el teléfono. Llamó a los otros bancos y le ordenó a Luzárraga que  concediera la baja de interés al menos por un año.
-No hay duda que el Dr. Tinoco inspiraba confianza en Rockefeller y los otros banqueros.
(Ponga el lector esta nota en contexto en la Venezuela de hoy, endeudada y sin funcionarios con pericia y prestigio internacional).

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