CARLOS A. ROMERO
| EL UNIVERSAL
domingo 28 de diciembre de 2014 12:00 AM
Toca hacer un balance para
cerrar este año 2014. Lo primero que me viene a la mente es que la
jornada puede ser calificada de "terrible". Lo es así porque estalló una
crisis económica que si bien se había anunciado a cuentagotas desde
finales del año 2012, ahora se desplegó por todo el país como un río que
pierde su cauce.
Lo es también porque se marchitó toda una esperanza sobre un diálogo constructivo entre el gobierno y la oposición que fuera capaz de echar las bases de un consenso nacional a los fines de reorientar el país. En verdad, el radicalismo presente en ambas mitades del laboratorio político reinó a sus anchas. Un sector insiste en que es posible tomar el cielo por asalto. Otro sector se deleita en la idea de una salida sin compromisos.
Y el país de los humildes, el de la clase media empobrecida, el de los obreros, campesinos y excluidos se empieza a dar cuenta que el bolsillo está roto y que la vida depende de la casualidad y del temperamento, mientras los otros, "los que sí saben" se aniquilan con el verbo y con la forma, sin piedad y sin reservas de ningún tipo.
Por si fuera poco, la inmediatez y los rostros perdidos y ocultos del ser humano rompen las cadenas de la racionalidad permitiendo aflorar las pasiones humanas, una de ellas, por cierto bien peligrosa, "la codicia", estructurada con luces poderosas en el comportamiento social dado ante el desabastecimiento y la escasez.
A la vez, se desgarra la familia al concretarse para muchos el tan reservado plan B, con el fin de salir -sin mirar atrás- hacia otras latitudes en busca de la seguridad y de la esperanza perdidas. Pero quedan en el suelo patrio las querencias, la historia, el miedo. Queda la huella de quien lo transitó.
Así está Venezuela y así se prepara para el año 2015. Deseamos para todos los de aquí y para los de allá lo más prometedor. Aspiramos a un año nuevo diferente y mucho mejor que éste de "cuyo nombre no quiero acordarme".
romecan53@hotmail.com
Lo es también porque se marchitó toda una esperanza sobre un diálogo constructivo entre el gobierno y la oposición que fuera capaz de echar las bases de un consenso nacional a los fines de reorientar el país. En verdad, el radicalismo presente en ambas mitades del laboratorio político reinó a sus anchas. Un sector insiste en que es posible tomar el cielo por asalto. Otro sector se deleita en la idea de una salida sin compromisos.
Y el país de los humildes, el de la clase media empobrecida, el de los obreros, campesinos y excluidos se empieza a dar cuenta que el bolsillo está roto y que la vida depende de la casualidad y del temperamento, mientras los otros, "los que sí saben" se aniquilan con el verbo y con la forma, sin piedad y sin reservas de ningún tipo.
Por si fuera poco, la inmediatez y los rostros perdidos y ocultos del ser humano rompen las cadenas de la racionalidad permitiendo aflorar las pasiones humanas, una de ellas, por cierto bien peligrosa, "la codicia", estructurada con luces poderosas en el comportamiento social dado ante el desabastecimiento y la escasez.
A la vez, se desgarra la familia al concretarse para muchos el tan reservado plan B, con el fin de salir -sin mirar atrás- hacia otras latitudes en busca de la seguridad y de la esperanza perdidas. Pero quedan en el suelo patrio las querencias, la historia, el miedo. Queda la huella de quien lo transitó.
Así está Venezuela y así se prepara para el año 2015. Deseamos para todos los de aquí y para los de allá lo más prometedor. Aspiramos a un año nuevo diferente y mucho mejor que éste de "cuyo nombre no quiero acordarme".
romecan53@hotmail.com
No comments:
Post a Comment