Anabella Abadí y Bárbara Lira
2014 no fue un año de buenas noticias
para la economía venezolana. El creciente desabastecimiento, la pérdida
del poder adquisitivo, la falta de materias primas para la producción y
las restricciones para acceder a las divisas, son solo algunos de los
problemas que caracterizaron el año desde sus inicios, y a los que,
hacia el cierre del año, se suma la importante merma de los ingresos en
divisas al país por la caída de los precios del petróleo. A días de
iniciarse el año 2015, vale la pena hacer un balance de los principales
resultados económicos del 2014.
1. Más distorsiones. En 2014 la política económica del Ejecutivo Nacional no se enfocó en hacer correcciones (monetarias, cambiarias o fiscales, aunque algunas estuvieron en discusión) ni en generar estabilidad, sino que optó intentar atender los problemas a través de la llamada ofensiva económica. La ofensiva económica,
que contó con una importante y muy discutida herramienta como la Ley
Habilitante, enfatizó el control sobre la economía con, por ejemplo,
mayores regulaciones de precios y acciones contra el contrabando o
contra las compras “excesivas”. Sin embargo, las medidas no dieron los resultados prometidos pues, al igual que las leyes aprobadas a última hora vía Habilitante, no atienden efectivamente los principales problemas económicos reconocidos por los venezolanos. Vale recordar, más de una década de políticas de control e intervención de la economía han generado cada vez mayores distorsiones, limitando la competitividad y desincentivando el emprendimiento y la inversión.
2. Niveles históricos de escasez. Desde agosto de 2013 la escasez ha superado el 20%, cuando lo “normal” es 5%. En enero de 2014, el BCV publicó por última vez de manera oficial la cifra de escasez, que llegó a 28% (el nivel más alto hasta la fecha). Según el Presidente del BCV, Nelson Merentes,
“el índice de escasez lo debe tener el Gobierno, no es un índice
político (…) No queremos que los índices se conviertan en índices
políticos”. A agosto de 2014, se pudo conocer de manera extraoficial que la escasez había llegado a 35%.
3. Niveles históricos de inflación. A agosto de 2014 (último
dato conocido), la inflación general interanual llegó a 63,4% y la de
alimentos a 91%, los niveles más altos desde que se comenzó a medir el
Índice Nacional de Precios del Consumidor (INPC) en enero de 2008.
Venezuela cerró el 2013 con la inflación más alta del mundo,
hazaña que probablemente repetirá en 2014. Vale decir, hasta el 23 de
diciembre de 2014, el BCV no había publicado los niveles de inflación
correspondientes a los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2014.
4. Creciente liquidez monetaria. Aunque
el aumento de la liquidez monetaria (M2) promedió 31,7% en el último
período presidencial de Chávez (2007-2012), llegó a 50,6% en 2011, a
61,0% en 2012 y a 69,7% en 2013. Hasta la semana del 12 de diciembre de
2014, M2 había aumentado 60,8%, en parte importante por el
financiamiento del BCV a entes como Pdvsa.
La creciente liquidez es una de las más claras causas del problema de
inflación que padece el país: es imposible resguardar el valor y la
estabilidad de la moneda, si se aumenta la cantidad de dinero que
circula en la economía sin que se dé un aumento al menos proporcional de
la oferta de bienes y servicios.
5. Tres aumentos insuficientes de salario mínimo. La
creciente inflación se come el sueldo del venezolano cada vez más
rápido y es por eso que en 2014 –al igual que en 2013- el Presidente
Maduro tuvo que aumentar el salario mínimo en 3 ocasiones:
10% en enero, 30% en mayo y 15% en diciembre. Aunque estos ajustes
implicaron un aumento de 64,5% del salario mínimo durante 2014,
recordemos que para agosto de 2014 la inflación interanual llegaba a
63,4%. Aún más, el salario mínimo de BsF 4.889,1 que entró en vigencia
en diciembre de 2014, es inferior a la canasta alimentaria calculada por el INE en BsF 5.741,1 para septiembre –último dato disponible-.
6. Segunda recesión económica en menos de una década. Venezuela
entró en recesión en 2009, cuando tras la crisis financiera
internacional cayeron los precios del petróleo, afectando la
disponibilidad de divisas del país. La economía venezolana se contrajo
3,2% en 2009 y 1,5% en 2010. Aunque la posterior subida de los precios
del crudo permitió que la economía se recuperara, las tasas positivas de
crecimiento sólo lograron mantenerse por 3 años. En 2014 Venezuela
entró por segunda vez en recesión en menos de una década, con una
relevante particularidad: la caída de la producción que empezó en el
primer trimestre del año no fue consecuencia de menores ingresos
petroleros, pues durante todo el primer semestre los precios del crudo
se mantuvieron cerca de US$ 100 por barril. La caída de los ingresos
petroleros del segundo semestre profundiza los problemas que ya
atravesaba la economía. Aunque al 23 de diciembre de 2014, el BCV no ha
publicado las cifras del PIB de los tres primeros trimestres del año,
José Guerra afirmó que la economía venezolana se contrajo 4,2% en los
primeros 9 meses del año, cifra que (entre otras) el Directorio del BCV “prohibió su publicación”.
7. Reservas Internacionales rompieron el piso de los US$ 20.000 millones. Por primera vez en casi 11 años,
las Reservas Internacionales (RRII) se ubicaron por debajo de US$
20.000 millones, al cerrar el 6 de octubre de 2014 en US$ 19.999
millones. No fue sino a partir del 17 de noviembre que las RRII lograron
mantenerse por encima de los US$ 20.000 millones. Para el lunes 22 de
diciembre de 2014, las RRII se ubicaba en US$ 21.025 millones (cifra
provisional del BCV), por lo que –al igual que 2013- las RRII tampoco
cerrarán el 2014 en el nivel óptimo estimado de US$ 29.000 millones. Recordemos que en el marco de la Ley Habilitante, se reformó la Ley del BCV
(G.O. Nº 6.155, 19 de noviembre de 2014), con lo que –entre otras
cosas- se recompusieron las RRII para incluir monedas extranjeras de
fácil conversión en divisas, y diamantes y demás piedras o metales
preciosos que hubieran sido definidos como activos de reserva por el
Directorio. Aunque el BCV considera que esta reforma “consolida las reservas internacionales”,
parece ser un mecanismo para inflar las RRII, aún y cuando las nuevas
incorporaciones no cuentan con la liquidez que la economía requiere para
atender la creciente escasez de divisas.
8. Un indetenible dólar paralelo. El
7 de noviembre de 2013, fecha en que el dólar paralelo cotizaba en
59,52 BsF/US$, el actual canciller Rafael Ramírez prometió que el
Gobierno Central iba a “pulverizar el dólar paralelo”. Pero las distorsiones cambiarias y la asignación ineficiente de divisas se tradujo en el fracaso de la lucha contra el dólar paralelo.
El 26 de septiembre de 2014, el dólar paralelo rompió la barrera de los
100 BsF/US$ y para el 23 de diciembre de 2014 superaba los 170 BsF/US$.
9. La posibilidad real de un default. En diciembre de 2013, la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) rebajó
la calificación de Venezuela de “B” a “B-”, por la “radicalización” de
las políticas económicas del Gobierno Central en los dos meses
anteriores, coincidiendo con el inicio de la llamada ofensiva económica.
Menos de un año después, en septiembre de 2014 S&P volvió a rebajar
la calificación de “B-” a “CCC+”, por las profundas distorsiones de la
economía, la caída de los activos en dólares y la polarización política.
A su vez, en diciembre de 2014 la agencia Fitch rebajó la calificación
de deuda venezolana de “B” a “CCC”, con lo que se reconoce que el
“default es una posibilidad real”. Estas caídas en las calificaciones de
riesgo hace que al país le sea cada vez más difícil y costoso
endeudarse. Pero, más importante aún, la firma Barclays
aseguró que el Gobierno Central venezolano está consciente de que un
incumplimiento en el pago de su deuda soberana se podría traducir en “un
embargo de las exportaciones de petróleo que podrían cortar
prácticamente la única fuente de divisas en un país que es altamente
dependiente de las importaciones de bienes de primera necesidad”.
10. Caída del precio petrolero.
Para principios de 2014 los precios del crudo llevaban 3 años de
estabilidad alrededor de US$ 100 por barril y se estimaba que ese
comportamiento se mantendría durante el año. Sin embargo, entre junio y
diciembre el precio del crudo perdió 40% de su valor, empujado a la baja
por una crecida oferta petrolera internacional y una menor demanda. En
las primeras semanas de diciembre la cesta venezolana promedia US$ 59,73
por barril, cifra inferior a los US$ 60 por barril con los que se
elaboró el Presupuesto de la Nación para 2015 bajo la premisa de “prudencia”.
Venezuela se enfrenta a los menores ingresos en divisas mientras
depende altamente de las importaciones, no cuenta con fuentes
alternativas de ingreso (pues 96% de las exportaciones son petroleras),
tiene dificultades para acceder al financiamiento internacional y no
parece contar con fondos ahorrados de los años de bonanza –tomando como
señal la persistente caída de las RRII-. En este contexto se promovieron recortes de producción en la OPEP sin éxito y se hizo necesario empezar a buscar otras fuentes de ingreso. Entre las opciones posibles se pueden mencionar la venta de Citgo, la titularización de la deuda de Petrocaribe o el ajuste del precio de la gasolina, todas aún sin concretar y que quedan entre las medidas posibles a tomar en 2015.
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