Rafael Poleo, A Sangre Fria
El Nuevo País, 19 de enero de 2011
***Como Napoleón y Hitler en la estepa rusa, a Chávez el invierno lo ha pillado a medio camino y sin víveres. Sólo cuenta con la cobardía e indecision de los enemigos patarucos a quienes él entretiene con la comedia parlamentaria.
A Chávez el margen de maniobra se le ha estrechado hasta el punto de que una ofensiva total de la Oposición –y no hablo solamente de los partidos-, realizada justamente ahora con todos los recursos y ninguna consideración, anularía su capacidad para imponer la dictadura unipersonal que se propone. Pero eso es la teoría. En la práctica, remota, veo la posibilidad de que ese esfuerzo Salvador se realica ahora que se dan las condiciones. Lo impiden la cobardía –que tiene mil mascaras- de la cual Chávez se ha venido aprovechando desde que en 1998 puso en desbandada al liderazgo de la Cuarta República - dicho sea con las excepciones que se quieran hacer-, y las ambicioncillas de la miríada de aspirantes, cada uno de los cuales retrasa la caída de Chávez hasta que él sea capaz de sucederlo –de aquí a la eternidad.
Esta apreciación sobre la situación actual de Chávez no será novedad para cualquier observador medianamente experimentado. En cuanto a la evaluación de liderazgos, la fundamento en un conocimiento directo y detallado de la conducta de una colectividad a la cual vi entrar en pánico cuando Chávez irrumpió con sus bárbaros como Boves en 1812, y todavía no se ha recuperado del susto. El mes anterior a las elecciones de aquél ’98 vergonzoso, Miquilena no se alcanzaba para recibir a los adecos de alto nivel que venían a pasarse. Los partes de estas visitas, los conservo en mis archivos del exilio. Con los copeyanos fue más fácil: se pasaron en masa. Excepciones las hubo, preciosas. Dicho sea para ahorrarnos discusiones idiotas y explicar por qué ni creo ni recomiendo se crea en lo que no se puede creer.
Sin desmerecer el análisis del experto de Obama publicado ayer en el Nuevo País, más bien resumiendo ese texto, Chávez ha avanzado en cargas sucesivas, deteniéndose cuando la resistencia es firme, esperando a que baje la guardia un enemigo pacificón al cual le gusta engañarse con la idea de que “el hombre está cambiando”, y volviendo a la carga en cuanto los manganzones de la oposición se quedan dormidos.
Por cierto que en Chávez hay que destacar la claridad de objetivo, la claridad de estrategia, la sensibilidad táctica y la tenacidad sin la cual nada se puede hacer en esta vida. Su objetivo es el poder personal absoluto, su estrategia explota la pobreza moral del venezolano especialmente en las clases adineradas, su capacidad táctica la demuestra en la rapidez para detenerse cuando hay una resistencia organizada y ordenar el “vuelvan caras” apenas el enemigo se distrae, y su tenacidad se aprecia en la persistencia de la conducta así descrita. Gramo por gramo, el primer politico de su generación, salvo que usted, lector, pueda señalar mejores facultades y resultados en algún otro, en cuyo caso me complacería en retirar lo dicho.
Afortunadamente para este pueblo que ha tenido más de lo que merece, esas facultades se autosuicidan en un proyecto inviable, como advirtió Uslar Pietri a la edad en que a los hombres ya nos fastidia mentir. Chávez es capaz, pero no de coronar un proyecto a contrapelo de la realidad. Tiene todo lo que objetivamente describí, pero le falta cultura política e histórica, y sobre todo sanidad espiritual, para encuadrar sus aspiraciones dentro de la realidad. Cómo un hombre tan inteligente no es capaz de ver lo que está a la vista?. Porque le engañan sus demonios interiores, sus problemas no resueltos. Lo que en situaciones críticas le hace llorar. Lo que Chirinos sabe, materia de otra crónica.
Su prisa de los últimos meses tiene dos causas. La objetiva es que mientras más tarde lo haga más difícil le será hacerlo, porque a la sociedad le crecen anti-cuerpos y el concierto internacional se vuelve más y más adverso. (En realidad ya es tarde, porque estas cosas hay que hacerlas al llegar, cuando se está en la cumbre y al atacante lo favorece la sorpresa). La subjetiva se la transfiere el padre psíquico, Fidel Castro, que antes de morirse quiere ver su imagen repetida en el hijo, a quien empuja a acciones temerarias.
Bajo estas presiones, Chávez se excedió en la última ofensiva. Como Napoleón y Hitler, penetró en territorio enemigo más de lo que aguantaban sus lineas de abastecimiento. Ahora está expuesto en medio de la estepa rusa cuando el invierno apenas comienza y los víveres se han agotado. Para sobrevivir cuenta con los generales enemigos refugiados en confortables coartadas democráticas, o temerosos de que los enjuicien por rapiñas pasadas, o comprados por sus agentes, o atentos a su propio futuro más que al de la patria, o simplemente incapaces para dirigir a la Oposición en una coyuntura crítica. Chávez espera que a estos generales patarucos su vanidad les aconseje entretenerse en peleas de exhibición como son los debates parlamentarios, en vez de acosarle hasta agotarlo para ir a la yugular.
Este es a grandes rasgos, el cuadro de hoy aquí. Lo demás lo pone el destino.
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