ANGEL GARCÍA BANCHS | EL UNIVERSAL
lunes 23 de enero de 2012 12:00 AM
La política de impresión de bolívares, que sin recato alguno y para financiar al Gobierno vía la compra de pagarés (o deuda) de Pdvsa lleva a cabo el Banco Central de Venezuela, implica una pérdida en el poder de compra del ya golpeado salario de los venezolanos. Bajo tales circunstancias, la recomendación es simple: debe protegerse de la devaluación, comprando divisas cuando ocurran las emisiones de bonos en moneda extranjera, y alternativa o complementariamente endeudarse en bolívares, más no para financiar un aumento en su calidad de vida (no para incrementar su ritmo de consumo), sino para invertir en algún activo que rinda más que la inflación y el interés al cual se endeuda (e.g. vehículos, línea blanca, línea marrón o un negocio productivo como tal - sencillamente: con la devaluación del bolívar se devaluará también su deuda en moneda nacional, facilitando su repago, mientras el valor del activo adquirido aumenta; por cierto, al recomendar la compra de bonos en divisas de la República y Pdvsa, lo hago como el medio legal para acceder a los deseados dólares, no como inversión segura a mantener).
Claramente, los más pobres, al no tener acceso al crédito por no contar con suficiente riqueza/colaterales, serán los más perjudicados, puesto que no podrán protegerse del ajuste cambiario, ni de la inflación. A ellos, únicamente, le tocará seguir calándose el cuento chino de que la inflación no es culpa de las fallidas políticas gubernamentales, sino de los empresarios, como si estos no prefiriesen también la estabilidad de precios (recuerde el lector que las empresas también pagan distintos precios y que, por tanto, detestan la inflación tanto como los consumidores: pagan el precio del trabajo, el salario; el de las divisas, la tasa de cambio; el del crédito, la tasa de interés; el de los insumos y servicios; y pare de contar: la culpa de la inflación está en Miraflores y Carmelitas).
El Banco Central de Venezuela, además de tener pérdidas acumuladas por registrar del orden de unos 56 mil millones de bolívares por los traspasos al Fonden sin contrapartida (por las divisas que regala y transfiere al Fonden sin recibir a cambio ni un bolívar), exhibe también su balance destruido por la impresión de bolívares para financiar al Gobierno a través de la compra de pagarés y otras deudas de Pdvsa por el orden de unos 98 mil millones de bolívares adicionales; es decir, más del 80% del equivalente en bolívares de las reservas internacionales. Lógico, por tanto, que, bajo tales condiciones, se genere una competencia entre los bolívares que se imprimen y las escasas reservas, que ya no alcanzan siquiera para cubrir 3 meses y medio de la demanda total de divisas, si consideramos el oro, o menos de 1 mes si sólo tomamos en cuenta la parte operativa (esto último quiere decir que frente a una crisis internacional, la economía nacional quedaría plenamente dependiente del flujo; es decir, del precio del petróleo y de la posibilidad de endeudarnos con los mercados financieros, los rusos y los chinos; en fin, que si el precio del petróleo por algún motivo cayese muchísimo o si se produjese un paro o interrupción de la producción/exportación petrolera, el país sólo contaría con reservas para importar y hacer pagos al exterior por muy pocos meses).
Econométrica, como todos los inicios de año, en lo sucesivo estimará cuánto tendrán las autoridades que devaluar el bolívar (su salario/su ingreso) para poder compensar las pérdidas por los traspasos al Fonden, así como las presiones por la impresión de bolívares (para el financiamiento del déficit fiscal). En todo caso, esto pica y se extiende: a protegerse entonces del BCV.
Claramente, los más pobres, al no tener acceso al crédito por no contar con suficiente riqueza/colaterales, serán los más perjudicados, puesto que no podrán protegerse del ajuste cambiario, ni de la inflación. A ellos, únicamente, le tocará seguir calándose el cuento chino de que la inflación no es culpa de las fallidas políticas gubernamentales, sino de los empresarios, como si estos no prefiriesen también la estabilidad de precios (recuerde el lector que las empresas también pagan distintos precios y que, por tanto, detestan la inflación tanto como los consumidores: pagan el precio del trabajo, el salario; el de las divisas, la tasa de cambio; el del crédito, la tasa de interés; el de los insumos y servicios; y pare de contar: la culpa de la inflación está en Miraflores y Carmelitas).
El Banco Central de Venezuela, además de tener pérdidas acumuladas por registrar del orden de unos 56 mil millones de bolívares por los traspasos al Fonden sin contrapartida (por las divisas que regala y transfiere al Fonden sin recibir a cambio ni un bolívar), exhibe también su balance destruido por la impresión de bolívares para financiar al Gobierno a través de la compra de pagarés y otras deudas de Pdvsa por el orden de unos 98 mil millones de bolívares adicionales; es decir, más del 80% del equivalente en bolívares de las reservas internacionales. Lógico, por tanto, que, bajo tales condiciones, se genere una competencia entre los bolívares que se imprimen y las escasas reservas, que ya no alcanzan siquiera para cubrir 3 meses y medio de la demanda total de divisas, si consideramos el oro, o menos de 1 mes si sólo tomamos en cuenta la parte operativa (esto último quiere decir que frente a una crisis internacional, la economía nacional quedaría plenamente dependiente del flujo; es decir, del precio del petróleo y de la posibilidad de endeudarnos con los mercados financieros, los rusos y los chinos; en fin, que si el precio del petróleo por algún motivo cayese muchísimo o si se produjese un paro o interrupción de la producción/exportación petrolera, el país sólo contaría con reservas para importar y hacer pagos al exterior por muy pocos meses).
Econométrica, como todos los inicios de año, en lo sucesivo estimará cuánto tendrán las autoridades que devaluar el bolívar (su salario/su ingreso) para poder compensar las pérdidas por los traspasos al Fonden, así como las presiones por la impresión de bolívares (para el financiamiento del déficit fiscal). En todo caso, esto pica y se extiende: a protegerse entonces del BCV.
No comments:
Post a Comment