LUIS IZQUIEL | EL UNIVERSAL
martes 24 de enero de 2012 12:00 AM
Durante su larga y tediosa "rendición de cuentas" ante la Asamblea Nacional, el jefe de Estado se vio obligado a referirse tangencialmente al tema de la criminalidad desbordada en Venezuela. Lamentablemente, lo hizo para de nuevo presentar una idea improvisada y que augura poco éxito en el combate de la delincuencia: la "Misión Seguridad".
El primer error consiste en tratar de resolver algo tan serio como la inseguridad con la implementación de una "misión", figura que representa un sinónimo de institucionalidad paralela. Por el contrario, para enfrentar la ingente criminalidad que sufrimos los venezolanos se necesita fortalecer y despolitizar organismos como el Ministerio Público, el Poder Judicial y las policías. La debilidad de las instituciones ha sido una de las causas principales del aumento de la delincuencia en nuestro país.
La supuesta "Misión Seguridad", detallada posteriormente por Tarek El Aissami, es simplemente una lista de generalidades y de buenas intenciones. Anuncios vacíos realizados por un régimen que durante 13 años no ha tenido la voluntad política de proteger la vida y los bienes de los venezolanos. Una burla para las miles de víctimas directas e indirectas de la violencia.
El Gobierno insiste en intentar evadir su plena responsabilidad en los altos índices delictivos. Si bien es cierto que la seguridad ciudadana depende de una serie de factores que involucran a diversos entes y a la sociedad entera, no es menos cierto que la principal tarea en esta materia le corresponde a las instituciones del Estado, y específicamente a las dirigidas por el Poder Ejecutivo. No hay dudas que el primer responsable del fracaso de las políticas contra el crimen en los últimos 13 años ha sido el actual Presidente de la República.
De conformidad con el discurso oficial, la "Misión Seguridad" también pretende culpar a los medios de comunicación social del incremento de la "sensación de inseguridad" en los venezolanos. Desde el poder se insiste en crear chivos expiatorios para evadir la responsabilidad en el principal problema ciudadano. Esperemos que estos señalamientos no terminen justificando nuevos atentados en contra de la libertad de expresión.
La tesis oficial que indica que la inseguridad es un factor heredado, se ve desvirtuada cuando se realiza un análisis de la historia contemporánea de las cifras delictivas. En 1998, con una tasa de 19 asesinatos por cada 100.000 habitantes, nuestro país se encontraba dentro de la media del continente. Hoy se ha triplicado este índice y nos hemos convertido en la nación más violenta de Suramérica y la tercera del mundo.
Luce igualmente contradictorio acusar a la desigualdad social creada por la "IV República" de ser un factor clave en el crecimiento de la criminalidad. Principalmente cuando la propaganda oficial indica que en los últimos años supuestamente se ha logrado reducir la pobreza.
El Gobierno inicia el 2012 haciendo esfuerzos retóricos para dar la impresión de que ahora si se preocupa por combatir a la delincuencia. Parece tarde para convencer a una población que durante 13 años solo ha conocido la "Misión Inseguridad".
El primer error consiste en tratar de resolver algo tan serio como la inseguridad con la implementación de una "misión", figura que representa un sinónimo de institucionalidad paralela. Por el contrario, para enfrentar la ingente criminalidad que sufrimos los venezolanos se necesita fortalecer y despolitizar organismos como el Ministerio Público, el Poder Judicial y las policías. La debilidad de las instituciones ha sido una de las causas principales del aumento de la delincuencia en nuestro país.
La supuesta "Misión Seguridad", detallada posteriormente por Tarek El Aissami, es simplemente una lista de generalidades y de buenas intenciones. Anuncios vacíos realizados por un régimen que durante 13 años no ha tenido la voluntad política de proteger la vida y los bienes de los venezolanos. Una burla para las miles de víctimas directas e indirectas de la violencia.
El Gobierno insiste en intentar evadir su plena responsabilidad en los altos índices delictivos. Si bien es cierto que la seguridad ciudadana depende de una serie de factores que involucran a diversos entes y a la sociedad entera, no es menos cierto que la principal tarea en esta materia le corresponde a las instituciones del Estado, y específicamente a las dirigidas por el Poder Ejecutivo. No hay dudas que el primer responsable del fracaso de las políticas contra el crimen en los últimos 13 años ha sido el actual Presidente de la República.
De conformidad con el discurso oficial, la "Misión Seguridad" también pretende culpar a los medios de comunicación social del incremento de la "sensación de inseguridad" en los venezolanos. Desde el poder se insiste en crear chivos expiatorios para evadir la responsabilidad en el principal problema ciudadano. Esperemos que estos señalamientos no terminen justificando nuevos atentados en contra de la libertad de expresión.
La tesis oficial que indica que la inseguridad es un factor heredado, se ve desvirtuada cuando se realiza un análisis de la historia contemporánea de las cifras delictivas. En 1998, con una tasa de 19 asesinatos por cada 100.000 habitantes, nuestro país se encontraba dentro de la media del continente. Hoy se ha triplicado este índice y nos hemos convertido en la nación más violenta de Suramérica y la tercera del mundo.
Luce igualmente contradictorio acusar a la desigualdad social creada por la "IV República" de ser un factor clave en el crecimiento de la criminalidad. Principalmente cuando la propaganda oficial indica que en los últimos años supuestamente se ha logrado reducir la pobreza.
El Gobierno inicia el 2012 haciendo esfuerzos retóricos para dar la impresión de que ahora si se preocupa por combatir a la delincuencia. Parece tarde para convencer a una población que durante 13 años solo ha conocido la "Misión Inseguridad".
No comments:
Post a Comment